La cantautora Rosario Bléfari, quien en los años 90 se hizo conocida como líder de la banda de indie rock Suárez, murió esta mañana en la ciudad pampeana de Santa Rosa como consecuencia de un infarto. Tenía 54 años.
En su cuenta de Twitter, el periodista Eduardo Fabregat expresó: «Confirmado por una amiga cercana. Rosario Bléfari, actriz, música, artista de alto vuelo, falleció esta mañana a los 54 años, víctima de un cáncer. Qué tristeza».
Confirmado por una amiga cercana. Rosario Bléfari, actriz, música, artista de alto vuelo, falleció esta mañana a los 54 años, víctima de un cáncer. Qué tristeza.
— Eduardo Fabregat (@EFabregat) 6 de julio de 2020
La cantante, actriz y poeta, reconocida por ser parte de la banda de rock alternativo Suárez y trabajar en films como «Silvia Prieto» (1999), de Martín Rejtman, se había trasladado a La Pampa a cuidar de su padre y se encontraba haciendo cuarentena allí porque ella era inmunodeprimida, ya que había enfrentado un tratamiento contra el cáncer, pero su salud se deterioró y falleció anoche. en La Pampa junto a su padre.
Uno de sus últimos trabajos fue el de jurado en el concurso de cuentos de San Isidro Cultura. Además tenía un blog y escribía en la Agenda de Buenos Aires.
Bléfari había nacido en Mar del Plata el 24 de diciembre de 1965. La trayectoria de la cantante, actriz y escritora, comenzó a principios de la década del 90 al frente de su banda Suárez.
En la escena local, Suárez dio un paso fundacional con una trilogía, «Hora de no ver» (1994), «Horrible» (1995) y «Galope» (1996). De ahí en más, luego de «Excursiones» (1999), la forma de Suárez se diluyó (casi en consonancia con su propuesta artística) y dio paso a una nueva etapa que empezó con Bléfari solista en 2002 con «Cara».
Desde entonces, Bléfari siguió construyendo su hogar musical al amparo de canciones que mantienen esa voz propia, aunque con una evolución un poco más consistente en proyectos intermitentes como Sué Mon Mont y Los Mundos Posibles, que, en 2018, editaron uno de los discos del año.
En una serie de tuits publicados hace un par de meses, Bléfari repasaba algunas anécdotas de su carrera: «Mi relación con otres rockeres (sic) nunca fue del todo buena o fluida. Eso pienso hoy. ¿Confusión, timidez, de ambas partes? ¿Soberbia de más de cuatro?, no sé, hombres y mujeres digo, eh. Por suerte hubo y hay hermosas excepciones, con las que puedo tocar, reír y hasta pelear».
También recordó su encuentro con Charly García: «Del rock nacional histórico, le mostré algunas canciones a Charly García, eran las primeras, me hizo cantar mil setecientas veces una de ellas mientras él tocaba su teclado todo graffiteado y grababa en un doble casettera. Por acá anda una copia. Nunca más lo vi ni hablamos, cuando me fui me dijo: yo me quedo con el original y me dio una copia. Se lo escucha gritar cosas como indicaciones que me daba. Lo bueno de aquél encuentro fue ver la capacidad de trabajo de alguien y me señaló que no usara el tú. Nunca lo usé».
También contó que «con Daniel Melero íbamos a grabar unos temas de mi primera agrupación con Wolly Von Forester que se llamaba ‘Temas lentos’, la última época de (el sello discográfico) Catálogo Incierto. Grabamos las bases y algo más pero por una discusión sobre poesía y una obra de teatro confiscó el material. Para él habrá sido ‘muy Melero’ pero para nosotros que teníamos veinte años fue llorar en una esquina de Flores, y después de eso no tocamos más. Tiempo después hice Suárez. Prehistorias, caminos que se truncan para abrirse otros. Cosas que pasan que si en ese momento un hada del tiempo pudiera decirte al oído: mejor…, ahora no lo ves, pero es para mejor, ¡le ahorraría a una tanto…!».
Como actriz trabajó junto a varios directores, como el mencionado Martín Rejtman, Raúl de la Torre, María Luisa Bemberg, Gustavo Mosquera, Mariano Galperin y Albertina Carri, entre otros.
También escribió libros de poesía y de cuentos, como «La música equivocada» (2009) y «Las reuniones» (2018). Justamente, cuando publicó este último libro, Bléfari comentó. “Los personajes o situaciones de mis canciones son más celebrados, hay cierta exaltación, aún cuando haya zonas sombrías. En cambio, en los cuentos hay más distancia, los personajes van por su cuenta de alguna forma, es como si al tener más tiempo que en una canción pudiera dejarlos vivir un poco, y no solamente tomar lo instantáneo”.
También, sobre su lugar en el rock, señaló: “Mi vida del rock no se parece para nada a la de las películas de rock, tal vez porque yo estoy ahí, y soy una mujer y soy la líder de mis bandas. En todo caso soy la prueba de que hay otro mundo del rock que existe hace rato y tiene menos prensa porque no pertenece al imaginario conservador del rock”.