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Los Abuelos de la Nada y una nueva formación con nombres que conectan con su historia grande

21/03/2021 - Noticias
Los Abuelos de la Nada y una nueva formación con nombres que conectan con su historia grande

Tras un año de postergaciones debido a las restricciones sanitarias por la pandemia de coronavirus en el que aprovechó para realizar diversos lanzamientos, la nueva encarnación de Los Abuelos de la Nada -encabezada por el tecladista Juan del Barrio y el cantante Gato Azul Peralta, hijo del recordado Miguel Abuelo-, finalmente tendrá su debut porteño el próximo sábado 27 de marzo a las 20.30 en el Teatro Ópera.

«Estamos muy ansiosos. Trabajamos mucho para dar un producto de alta calidad, así que estamos esperando. Solo falta la emoción con la gente, porque sin público no hay emoción», manifestó a la agencia Télam el tecladista Del Barrio, líder musical en esta cuarta etapa en la vida de la banda, que busca continuar el proyecto que quedó trunco en marzo de 1988 con el fallecimiento de su célebre mentor.

Anunciado en 2019, este regreso preveía una larga gira por el país y algunas presentaciones en Latinoamérica en la primera mitad de 2020, que concluiría con el esperado show en el Teatro Ópera, un reducto emblemático en la trayectoria del grupo. Sin embargo, las diversas cancelaciones por la pandemia apenas permitieron realizar en marzo pasado un concierto en Lima, Perú.

No obstante, Los Abuelos de la Nada aprovechó el año de confinamiento para ir lanzando nuevas versiones de viejos clásicos, acompañados por diversas figuras. Así se sucedieron «Lunes por la madrugada» con Ricardo Mollo y Manuel Moretti, «Tristeza de la ciudad» con Los Tipitos, «Chalamán» con Connie Isla y Miguel Zavaleta, «Costumbres argentinas» con Benjamín Amadeo, «Himno de mi corazón» con Natalie Pérez e Hilda Lizarazu, los inéditos «Mi estrella y yo» y «Un río crucé», «Cosas mías» con Javier Malosetti y próximamente llegarán «No se desesperen» con El Kuelgue y «Guindilla ardiente» con Bándalos Chinos.

Aunque una primera mirada superficial no permita encontrar a ninguno de los nombres relacionados con la etapa más exitosa de la banda, esta nueva formación de Los Abuelos de la Nada está plagada de integrantes que están ligados directa o indirectamente con la historia grande del popular grupo liderado por el recordado Miguel Abuelo.

Allí aparecen piezas claves como su director musical, el tecladista Juan del Barrio, el legendario guitarrista Kubero Díaz, el saxofonista Jorge Polanuer y el vocalista Gato Azul Peralta, único hijo del fundador de la banda fallecido en 1988.

Además, entre los invitados al concierto del próximo 27 de marzo en el porteño Teatro Ópera estarán los guitarristas Gustavo Bazterrica, figura central en la época más exitosa del grupo; y Gringui Herrera, autor de clásicos como «Tristeza de la ciudad» y coautor junto con Andrés Calamaro de «Así es el calor».

Pero para marcar la importancia de los actuales miembros en la historia de Los Abuelos de la Nada es preciso repasar el devenir del grupo y el rol de cada uno de ellos.

El grupo tuvo una breve pero determinante aparición en escena en los inicios del rock argentino, a finales de los 60, con una formación que incluyó figuras que iban a hacer historia en el movimiento, como el guitarrista Pappo y el baterista Pomo.

Tras una década de exilio en Europa de Miguel Abuelo, con un notable disco editado en Francia, el grupo regresó en 1981 en su etapa más exitosa, con Andrés Calamaro en teclados, Gustavo Bazterrica en guitarra, Cachorro López en bajo, Daniel Melingo en saxo –luego reemplazado por Alfredo Desiata– y Polo Corbella –fallecido en 2001– en batería.

Tras la edición de los taquilleros discos «Los Abuelos de la Nada» (1982), «Vasos y besos» (1983), «Himno de mi corazón» (1984) y el vivo «Los Abuelos en el Ópera» (1985) y clásicos como «Mil horas», «Sin gamulán», «No se desesperen», «No te enamores nunca de aquel marinero bengalí» o «Himno de mi corazón», entre otros, la formación se desintegró.

Inmediatamente, Miguel Abuelo armó una nueva base con Juan del Barrio, Kubero Díaz, el bajista Chocolate Fogo, Polo Corbella y Willy Crook –luego reemplazado por Polanuer– en saxo.

La sorpresiva muerte de su líder puso un freno al proyecto que, tras la edición de «Cosas mías» preveía una conquista del mercado latinoamericano.

Tal como se señaló antes, la nueva versión del grupo presenta como líder a Del Barrio, quien no solo fue parte de la última etapa con Miguel Abuelo, sino que fue uno de los nombres, junto con el de Calamaro y Alejandro Lerner, que sonó en 1981 como posible miembro; además de colaborar en vivo en distintos shows de aquella exitosa etapa.

También aparecen Kubero Díaz, mítico guitarrista que integró La Pesada del Rock and Roll y que colaboró con Miguel Abuelo en su disco solista «Buen día, día», además de ser parte del grupo en la última etapa.

Polanuer también proviene de esos años en que el proyecto quedó trunco, al igual que el bajista Chocolate Fogo, sobrino de Miguel Abuelo, quien iba a participar de esta etapa pero falleció en junio pasado, luego de una larga lucha contra un cáncer.

Completan el nuevo combo Sebastián Peyceré, destacado baterista que integró Dulces 16 y la banda de Edelmiro Molinari, entre otras agrupaciones, y que participó de una breve reunión de Los Abuelos en los 90; el bajista Alberto Perrone y Frankie Langdon, de Los Heladeros del Tiempo, quien comparte las partes vocales con Gato Azul Peralta.

«Trabajamos mucho para dar un producto de alta calidad»

En diálogo con Télam, Juan del Barrio se refirió a esta postergada presentación formal de Los Abuelos de la Nada y explicó los objetivos que persigue el grupo en esta remozada versión.

P: ¿Cómo resultó para Los Abuelos de la Nada esta postergación de un año de su debut en vivo en el país? ¿Los descolocó o sirvieron para afianzar al grupo y familiarizar a los fans con su nuevo sonido?

Juan del Barrio: Por un lado, sí, habíamos tenido una primera presentación el 7 de marzo del año pasado en Lima, que fue un momento muy emotivo, muy emocionante, y de repente hubo que postergar todo. Pero, por otro lado, fue un año de maduración en otros aspectos. Pudimos darle un tratamiento especial a cada tema que lanzamos y gracias a eso pudimos estar presentes igual. Optamos por eso porque nunca nos cerró mucho la posibilidad de un streaming. Preferimos concentrarnos en grabar temas en vez de hacer un show de ese tipo.

P: ¿Sintieron que un streaming iba en contra del espíritu de este regreso?

JDB: Por ahí, en otras circunstancias, hubiera sido válido, pero nosotros necesitábamos estar en contacto con el público, como todos los artistas, pero además por esta situación de la vuelta queríamos hacerlo mano a mano. El compositor trabaja solo en su obra pero si eso después no tiene contacto con el público no sirve más que como manifestación estética. El ritual de tocar con la gente es irremplazable. Parece una descripción demagógica, pero al fenómeno musical si le falta esa parte, realmente no funciona.

P: ¿Percibieron a partir de estos lanzamientos una necesidad especial de la gente en el regreso de Los Abuelos de la Nada?

JDB: Yo no sé si es así pero para nosotros sí es así, por las muestras de la gente que se comunica con nosotros. La respuesta es como que necesitan la vuelta porque Los Abuelos de la Nada es un emblema del rock argentino.

P: ¿Cuál fue el objetivo al invitar a tantas figuras tan disímiles a participar en las distintas nuevas versiones que fueron presentando?

JDB: Pretendemos que Los Abuelos de la Nada sea una plataforma artística, con una formación estable, pero que además abra el juego para que participen otras artistas, incluso de otro palo, como el caso de Benjamín Amadeo y Natalie Pérez, que respetan y quieren mucho a Los Abuelos pero que además lo hicieron muy bien. Es un momento de unión, no de cerrar las puertas, al menos para nosotros. Además, es otro momento del rock, no como en los 70 en donde se dividía entre rock y música bailable, sino que es un momento de fronteras más permeables.

P: Que en la formación haya integrantes que fueron parte de Los Abuelos en otras épocas, así como la presencia de Gato Azul, ¿les da una base como para que puedan hacer estos cruces?

JDB: No sé si es así. En su momento, Los Abuelos tenía su público rockero que respondía a Miguel, sabía de sus andanzas con la primera formación y en Europa. Pero apareció un joven llamado Andrés Calamaro que despertaba otras inquietudes y traía más pop que rock. Eso dio lugar a un público más heterogéneo que por ahí no se hubiera acercado al rock si no hubiera sido por eso. Cuando salió «Mil horas», lo mataron porque decían que no era rock y sin embargo Los Abuelos fueron conocidos en toda Latinoamérica por ese tema. No se trata de invitarlos porque más gente va a pagar la entrada. La gente que va a venir porque están Natalie Pérez o Benjamín Amadeo, va a conocer una banda de rock muy grosa. Como siempre, el intercambio es beneficioso para las dos partes.


Fuente: Télam