Menú

A 40 años de Queen en la Argentina: la inesperada visita que nos abrió una ventana al mundo

27/02/2021 - Retro
A 40 años de Queen en la Argentina: la inesperada visita que nos abrió una ventana al mundo

Cinco shows en estadios de fútbol colmados, una imponente puesta en escena, un set demoledor, una inusual cobertura mediática y un interés que trascendió al público eminentemente rockero, fueron algunos de los condimentos que convirtieron la visita de Queen a la Argentina, hace 40 años, en un acontecimiento que marcó un antes y un después en lo referente a shows internacionales en el país.

La combinación de toda una serie de elementos experimentados por primera vez por estas tierras, en un contexto marcado por la censura que ejercía la dictadura genocida que gobernaba al país y el escaso lugar que la cultura oficial reservaba para el rock hasta entonces, hicieron que el paso del combo conformado por Freddie Mercury, Brian May, Roger Taylor y John Deacon quedara grabado en la memoria popular colectiva.

Precisamente, cuestiones a las que años más tarde se acostumbraría el público local, como las visitas de figuras internacionales, los conciertos masivos con puestas de luces y sonidos estridentes y la presencia de música rock en los medios tuvieron un primer atisbo en aquellas excitantes jornadas comprendidas entre el 28 de febrero y el 8 de marzo de 1981.

«Fue el primer concierto espectacular que tuvo lugar en la Argentina porque hasta entonces, grupos en su apogeo o gozando de buena fama, solo había venido Santana en el 73, Joe Cocker en el 77 y The Police, aunque todavía no era el grupo que arrasaría poco tiempo después. Queen estaba en el pináculo de su gloria», contextualizó ante la agencia Télam el periodista especializado Alfredo Rosso.

Y acotó: «Otra cosa que no era común era que un grupo hiciera cinco conciertos en Argentina y en canchas de futbol, en un estadio colmado. Yo estaba en una tribuna lateral, miraba a mi alrededor y me sorprendía. Sabía que Queen era popular en la Argentina pero me sorprendió que lo fuera a ese nivel».

La transmisión de los conciertos por Radio Rivadavia y Canal 9; el seguimiento de la prensa de las andanzas del grupo por nuestro país -con visitas al Italpark y cenas en Los Años Locos, entre otras actividades-, una bizarra charla telefónica de Mercury con China Zorrilla o la famosa foto con un joven Diego Maradona -quien además subió al escenario para presentar una canción- son pruebas de un fenómeno que trascendía al público estrictamente rockero.

Acaso las crónicas que también daban cuenta de grupos de fans siguiendo a los integrantes de la banda para obtener una foto, un autógrafo, un saludo, o al menos verlos de cerca advirtieron a los neófitos en estas cuestiones que se estaba en presencia de un hecho histórico.

Nora Rosano era una de las tantas jóvenes que cada noche realizaba un ritual común: al término de los shows en Vélez, junto a un grupo de amigas se dirigía al restaurant Los Años Locos en la Costanera para luego instalarse en las puertas del Hotel Sheraton con la esperanza de toparse con alguno de los miembros de Queen.

La constancia tuvo sus frutos y, al día de hoy, la admiradora puede exhibir con orgullo autógrafo de los cuatro integrantes y fotos de ellos en la puerta del hotel, además del recuerdo de haber presenciado shows impactantes para la época.

«Brian May era el más amable. Siempre se paraba a saludar, firmar autógrafos y hablar un poco en español con la gente. Roger Taylor solía llegar siempre bastante borracho y a Freddie se lo veía bastante tímido y rodeado de guardaespaldas, pero cuando se lo pedimos, hizo una seña como para que nos acercáramos», evocó a pedido de Télam.

Del mismo modo los definió el legendario Billy Bond, responsable de la llegada de Queen a Sudamérica a partir de su gestión para llevar al grupo a Brasil, quien detalló que «Brian y Roger eran los capos del grupo que estaban en todo y John era el administrador».

Pero más allá de los aspectos personales, «El Bondo» remarcó el grado de profesionalismo del grupo y el monumental despliegue de equipos.

«Vinieron 50 camiones con equipos que en Sudamérica no habíamos visto nunca ni de cerca. El escenario tenía 70 metros, había 400 cajas de sonido de una tonelada cada una, luces, dos grabadores de 15 pulgadas en donde estaba la parte de ópera de ‘Rapsodia Bohemia’ y 50 técnicos muy capos que armaron todo en pocas horas», graficó.

Y acotó: «Nosotros llamamos ‘La Biblia’ al libro en donde cada grupo pone las exigencias al ser contratados. ‘La Biblia’ de Queen tenía 400 páginas pero eran súper profesionales. No pedían boludeces. ¿Viste que a veces se dice que las estrellas piden drogas o cosas excéntricas? Acá nada que ver. Todo tenía que ver con los litros de agua y la comida que tenía que haber para todos los técnicos y cosas así. Había mucho cuidado para la gente que trabajaba en su equipo».

La parafernalia de los shows a partir del gran equipamiento de la banda causó una conmoción tanto en los fans como en el periodismo especializado, que supuestamente estaba más familiarizado con estas puestas en escena.

«Yo no era un fan de Queen. Me gustaba pero no era mi grupo favorito. Sin embargo, me aplastaron musicalmente», puntualizó Rosso, quien advirtió que la banda también se vio sorprendida por la actitud del público, especialmente cuando todo el estadio coreó al unísono la canción «Love Of My Life».

«Nunca se había visto aquí tanto fervor para cantar, incluso una canción como esa que no había sido un hit en Gran Bretaña. Cuando la gente la coreó, Freddie se quedó callado para que la gente siguiera cantando. Se notó que estaba sorprendido. Al terminar el tema, él que no regalaba nota, como decían los viejos profesores, dijo ‘Beautiful’ (Hermoso). Estaba conmocionado», puntualizó.

Lo cierto es que esas jornadas quedaron en un principio como un hecho único e inédito, aunque aislado, debido a que pasaron varios años más hasta que el público local se acostumbró a visitas de ese tipo.

Las increíbles puestas en escena y los shows internacionales se volvieron habituales en los 90 en el ámbito local, pero ese sabor especial de «la primera vez» y el furor por una banda de rock que trascienda los límites generacionales solo volvería a repetirse con The Rolling Stones.

Diez días, cinco conciertos, tres ciudades y un set plagado de hits que quedaron en la historia

Desde que Queen puso sus pies en nuestro país hasta que siguió viaje rumbo a Brasil, pasaron poco más de diez días, en los que ofrecieron tres conciertos en el porteño estadio de Vélez Sarsfield, un show en el «Gigante de Arroyito» de Rosario y otro en el «José María Minella» de Mar del Plata.

La visita, que se enmarcó dentro del «The Game Tour», se inició el 27 de febrero de 1981, con una conferencia de prensa en la misma sede velezana un día antes del debut en el reducto ubicado en Liniers.

El primer concierto fue transmitido por Radio Rivadavia, en una emisión en la que estuvo al frente al recordado Juan Alberto Badía, quien también tuvo a su cargo la presentación de la banda en el estadio.

El 1 de marzo fue la segunda función; el periplo siguió el 4 de marzo por Mar del Plata, el 6 fue el turno de Rosario y el 8 se produjo la despedida en Vélez, en una función agregada ante el enorme suceso de público.

A esa altura, el impacto de esta visita provocó que el show fuera transmitido por Canal 9, también con Badía como presentador, en una función que tuvo como condimento extra al joven astro futbolístico Diego Armando Maradona como anfitrión en el tema «Another One Bites The Dust».

El encuentro entre bambalinas de la banda con el futbolista que cinco años más tarde amargaría a los hinchas ingleses en el Mundial de México 86 fue testimoniado en una famosa foto grupal en la que Maradona posó con una campera de la Union Jack y Mercury, con una camiseta argentina.

La duración de los shows fue de un promedio de dos horas y el set osciló entre las 26 y 28 canciones, en donde se repasó gran parte del material que formaba parte del disco «The Game», se mostró el reciente aporte a la banda de sonido del filme «Flash Gordon» y se abordaron clásicos como «Bohemian Rhapsody», «We Will Rock You», «We Are The Champions», «Love of My Life», «Now I’m Here» y «Fat Bottoned Girls», entre otros.

En el medio hubo imágenes de visitas de algunos miembros con sus familias al Italpark, de las pruebas de sonido, de sus experiencias con el asado argentino y algunas entrevistas televisivas, una de ellas recordada por la bizarra intervención telefónica de la actriz China Zorrilla.

Entre la censura militar y el desprecio de los críticos musicales

Además de haber sumado público que habitualmente no consumía rock y de haber abierto las puertas para que en el futuro se realizaran shows internacionales en nuestro país, la visita de Queen a la Argentina también cautivó a la dictadura militar, que antes había censurado algunas de sus canciones y logró eclipsar a la crítica especializada mundial que solía defenestrar sus producciones.

«Queen había sufrido la censura militar. En el disco ‘News of The World’ había una canción que se llamaba ‘Get Down, Make Love’. Era la época en que se traducían los títulos al castellano. Como la traducción de ese tema era ‘Acuéstate, haz el amor’, fue eliminada de la edición argentina, que al tener un tema menos se convirtió en una pieza muy buscada por coleccionistas», contó Rosso.

La canción no sólo fue incluida en los sets en nuestro país, sino que además el mismísimo Roberto Viola, quien pocos días después asumiría como Presidente de la Nación, se reunió con la banda, en un intento de congraciar al régimen con el público joven.

Cabe recordar que, aunque ya había cesado la acción represiva más intensa, todavía existían restricciones muy fuertes a las libertades individuales, la censura estaba a la orden del día y la posibilidad de una salida democrática se veía muy lejana.

«Queen era una banda que no era crítica, no se metía en cuestiones políticas o sociales, no emitía opiniones sobre la situación mundial. Al Proceso le venía bien porque era una banda inofensiva. Era inocua en ese sentido porque era un grupo que iba por otro andarivel. Se me ocurre que el gobierno militar pensaba en una opción política para el futuro y le servía ese lavado de cara», opinó Rosso.

«Incluso recuerdo que en los recitales de Vélez no hubo ningún tipo de hostilidad policial. A la entrada y a la salida parecía que vivíamos en un país idealizado. Obviamente, luego ibas a los barrios y la realidad era otra muy distinta», añadió.

En cuanto al contexto musical, los discos del grupo se venían editando con éxito en nuestro país, a pesar del atraso con el que en aquellos años llegaban las novedades culturales del mundo. Así y todo, «The Game» salió de manera simultánea.

«La grabadora tuvo reflejos rápidos porque se dieron cuenta del potencial de la banda. Se producía un fenómeno que solo había ocurrido con Los Beatles y con Creedence, que es que tenía un atractivo que trascendía al público de rock», explicó el periodista.

Por tal motivo, hubo una gran campaña que incluyó posters, propagandas en revistas y afiches, algo reservado para muy pocas bandas debido a su alto costo.

Pero la devoción del público argentino sorprendió y fue materia de subestimación de un periodista de la revista Rolling Stone, que envió un corresponsal desde Estados Unidos para cubrir los shows.

En ese momento, la crítica especializada de ese país y del Reino Unido no era muy benévola con Queen, a la que definía como «una banda artificiosa» que contaba con «un estilo prosaico», y el artículo escrito sobre los shows en Vélez dan cuenta de ello, sobre todo en un párrafo en donde el cronista cuestiona el «truco escénico» de Freddie Mercury de hacer cantar a la gente y advierte que aquí «pareciera tener resultado».

«Todos le daban con un palo a Queen porque decían que eran artificiosos y petulantes pero con el paso del tiempo la banda arrasó con todas esas críticas y, para mediados de los 80, ya había apabullado hasta a sus críticos. Tenía un show tan contundente que era absurdo negarlo», sentenció Rosso.

Una visita que se gestó por sugerencia de Charly García en medio de una cena en Los Ángeles

Una cena informal en la residencia del empresario discográfico José «Beco» Rota en Los Ángeles, junto a Billy Bond y Charly García, fue el germen de la llegada a Sudamérica del «The Game Tour», que posibilitó la visita de Queen a la Argentina.

Todo comenzó cuando el hombre que había sido director de EMI Odeón en nuestro país y que en ese momento trabajaba para Fonovisa, un sello perteneciente a la cadena mexicana Televisa, invitó a comer a su casa a Billy y a Charly, quienes se encontraban en esa ciudad grabando la orquesta de cuerdas para lo que sería el álbum debut de Serú Girán.

«Podría ser Queen», sugirió el máximo astro del rock argentino cuando «Beco» Rota le propuso al otrora líder de La Pesada del Rock and Roll que se animara a llevar algún «número fuerte» a Brasil.

«Yo lo consigo», replicó de inmediato Rota, según el relato de Billy Bond, quien puntualizó que, tras ese encuentro, ya casi se había olvidado del tema cuando el directivo lo contactó para avisarle que había programado una reunión con Jim Beach, el mánager del cuarteto británico.

El resto de la negociación fluyó de manera casi inesperada a partir de «la gran labia del ‘Beco'» y de las buenas migas que hicieron «El Bondo» y la esposa de Jim Beach al compartir sus orígenes italianos.

«Fuimos a la casa de Jim Beach y el ‘Beco’ lo convenció de que Queen tenía que ir a Sudamérica porque era un mercado impresionante. Yo después terminé muy amigo de la mujer porque hablábamos en italiano. El tema es que firmamos un contrato de un millón de dólares para que vayan a Brasil», recordó el exlíder de La Pesada.

Para la firma del contrato hacía falta un anticipo de 100 mil dólares que se consiguieron a partir del interés de un grupo de jóvenes que organizaban bailes los fines de semana, con los que Billy Bond solía trabajar en algunas ocasiones.

Luego de eso entró en juego el fallecido empresario Alfredo Capalbo, conocido por haber traído a la Argentina a figuras como Joan Manuel Serrat y Julio Iglesias, quien se encargó de que la gira de Queen incluyera Argentina.

El paso por Brasil contemplaba un show en el Morumbí y otro en el Maracaná, pero la negativa de las autoridades cariocas a otorgar los permisos correspondientes derivó en dos fechas en el estadio paulista.

«Para ese segundo show, previsto para un sábado, pusimos las entradas un jueves y al día siguiente ya estaba todo vendido», contó Bond.

Y concluyó: «Cuando Queen vino a Sudamérica le abrió la puerta a todo el mundo porque al volver a Inglaterra contaron lo bien que había salido todo acá, que había gente competente y que había un gran público. Eso nos dio crédito para luego poder organizar otros shows importantes».

Zas: el desconocido grupo telonero que inició esa noche un ascendente camino a la popularidad

Los shows de Queen en el porteño estadio de Vélez tuvieron como número de apertura a Zas, el grupo liderado por Miguel Mateos que era absolutamente desconocido hasta ese momento, pero que a partir de esa noche iniciaría un camino ascendente que lo llevaría a ubicarse entre los números más populares del rock argentino y latinoamericano.

Aunque no más de tres años después canciones como «Tirá para arriba», «Un poco de satisfacción» o «Huevos», por nombrar apenas algunas, eran coreadas por el gran público, un halo de indiferencia y, quizás hasta alguna acción reprobatoria aislada, marcaron las presentaciones de Zas como telonero de Queen.

«Era como estar en la gloria pero nadie te daba bola. Con nosotros no hablaban ni los productores, ni los asistentes. El público fue bastante indiferente y algún que otro monedazo habrá caído al escenario», rememoró el bajista Fernando Lupano, integrante de Zas por entonces y luego reconocido por su labor en La Torre y en la banda de Charly García, entre otras cosas.

Desde España, en donde reside desde hace varios años, Lupano reconoció que tiene «recuerdos vagos» de aquellas noches, pero aceptó que «con el paso del tiempo se valoró más todo eso».

«No es algo que tengo muy presente porque luego toqué otra música, hice muchas cosas. Fue importante en su momento pero luego, con todo lo demás, fue entrando en el olvido. Pero ahora que veo notas, está la película sobre la vida de Freddie Mercury y esas cosas, lo valoro más», explicó el músico.

En tal sentido, el bajista recordó que cuando «llegó la noticia que Zas iba a abrir los shows de Queen era como un golazo porque era un grupo que estaba en la cresta de la ola», pero al momento de los conciertos sufrieron una indiferencia generalizada.

«Con ellos no estuvimos nunca, no nos dieron ni bola. El único que pasó y nos saludó de lejos fue Brian May. Actuamos con la mitad del sonido y de las luces. Incluso, yo llevé un amplificador que tenía con rueditas y mientras lo subía por una rampa al escenario, los asistentes de Queen no solo no me ayudaron, sino que me miraban y se reían», detalló.

Sin embargo, Lupano aceptó que el acontecimiento hizo que el nombre del grupo comenzara a sonar en la prensa y el público en general.

«Que en la prensa estés, para bien o para mal, era importante en esa época. Podría decir que fue el puntapié de mi carrera profesional. En algún sentido, fue el comienzo de mi carrera y de ahí en adelante se convirtió en una referencia, así que también lo tengo como algo muy impactante», concluyó.


Fuente: Télam / Foto: Néstor Nebón/Archivo Télam