El 30 de mayo de 2009, Los Piojos se presentaron en el Estadio de River Plate ante unas 65.000 personas, en lo que más tarde se conocería como «el último ritual». Aunque en ese momento nadie lo sabía con certeza -pero muchos lo imaginaban-, este sería el último show de Los Piojos.
Parecía que el recital nunca terminaría, hasta que Andrés Ciro, el cantante de la banda, dijo: «Tenemos que terminar por quejas de la municipalidad», y el recital finalizó con el tema «Muévelo».
Unos días antes, Los Piojos habían anunciado un «parate por tiempo indefinido», aunque desmentían una separación. Sin embargo, crecían los rumores que iban en esta dirección.
El show estaba previsto en principio para el 14 de mayo en el Club Ciudad de Buenos Aires. Sin embargo, por la velocidad con que se agotaron las entradas se mudó de fecha y lugar: sería el 30 de mayo en el Estadio de River Plate.
Este el es texto completo de la carta publicada en su sitio web oficial a fines de abril, titulada “De Los Piojos a los piojosos”:
«Queridos Piojosos, fans, seguidores:
Queremos informarles que a partir del próximo show del 14 de mayo de 2009 en el Club Ciudad de Buenos Aires, la banda entrará en un parate.
Después de veinte años de carrera y constante crecimiento, algunos pesares y muchas grandes alegrías, giras mágicas y esforzados discos, un intenso desgaste nos obliga a parar nuevamente (como en 2005).
Este impasse no tiene plazos ni condiciones. Los Piojos no se separan. Tampoco sabemos cuando volverán a reunirse.
Se puede suponer, sin temor a equivocarse, que la banda se encuentra en el punto más alto a nivel artístico y de popularidad de toda su historia. Cualquiera puede decir que es una locura tomar distancia ahora. Frenar. Es un razonamiento lógico. Pero nosotros tenemos otro, quizá no tan ‘lógico’, pero muy real. Hoy vivimos de lo que somos. Hoy somos lo que hacemos. No queremos empezar a hacer ‘como qué’. No queremos ‘vivir a Los Piojos’. Sería triste fingir espontaneidad donde no la hubiera. No nos gustaría llegar a una saturación definitiva.
Como hablamos en reuniones internas, quizá volvamos a tocar en seis meses, dos años, ocho. No lo sabemos. Por favor, que no se malentienda: no es en los shows, o en la relación hirviente con el público, o en el afecto en la calle con los fans en donde reside o nace el cansancio. No es en los miles de correos y cartas. Es el trajín de veinte años de convivencia lo que pide un descanso…
Queremos decirles a todos que el espíritu piojoso seguirá vivo. Eso ustedes quizá lo sepan mejor que nosotros. Cada tatuaje seguirá llevándonos adonde vaya.
Lo que no queremos es especular. Queremos hacer música y arte.
Y como alguna vez dijo una canción, ‘si vos querés estar libre, si querés alto volar, que haya un hachazo en tu ojo, pero una flor en tu ojal’.
Un abrazo de veinte años, enorme, con todo el corazón.
Gracias y hasta la próxima. Los Piojos».