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Cimafunk: la estrella cubana de impacto mundial que nos sirve «El Alimento»

08/10/2021 - Noticias, Lanzamientos
Cimafunk: la estrella cubana de impacto mundial que nos sirve «El Alimento»

Cimafunk, el cubano estudiante de medicina convertido en estrella del funk latino, compartió con la agencia Télam sus sensaciones ante el estreno de su nuevo disco «El alimento», que marca el «atrevimiento de hacer algo diferente» con un «sonido más experimental para poner con mucho más tacto a la música afrocubana en otro nivel», con invitados estelares como George Clinton y el renombrado Jack Splash en la producción.

Sobre el final de su primera gira por los Estados Unidos y antes de partir hacia Europa, Erik Iglesias Rodríguez habló del lanzamiento de «El alimento», álbum que cuenta con el aporte de otros músicos como Lupe Fiasco, CeeLo Green, ChocQuibTown, Chucho Valdés, El Micha, Los Papines y Stylo G.

«Esta es la primera vez que hago algo producido por otra persona, porque siempre soy yo el que normalmente se ocupa de eso. Al principio se me parecía un poco raro y me sentía un poco extraño, pero al final terminó siendo como normal. Y este disco refleja ese cambio y ese atrevimiento», señaló sobre el trabajo con Jack Splash, ganador de múltiples premios Grammy por sus labores con Kendrick Lamar, Alicia Keys y John Legend, entre otros.

Pero fue la participación de la leyenda del funk George Clinton la «experiencia más brutal» que ha tenido «hasta ahora» en su carrera: «Lo vengo escuchando desde hace mucho tiempo, incluso desde antes de saber que se trataba de Funkadelic. Simplemente sabía que era una banda súper loca pero no sabía quiénes eran. Hasta que finalmente di pie con bola, supe que se trataba de él y me hice fanático».

«Antes de mi tiempo estaba prohibido escuchar algo así en Cuba, pero cuando yo era chama simplemente lo escuchaba y nadie venía a tocarme la puerta», añadió sobre aquellos discos que animaron a impulsarse hacia el funk y cruzarlo con los ritmos de su tierra, una fórmula que acabó por consagrarlo como uno de los artistas más populares en Cuba luego de la salida en 2017 de «Terapia», disco debut, compuesto, grabado y producido en su departamento de La Habana.

Amante de los ritmos cubanos, el «Dr. Funkenstein» conectó de inmediato con Cimafunk y le ofreció a la estrella latina grabar la canción y el video «Funk Aspirin» en su estudio en Tallahassee, donde ambos terminaron compartiendo además horas de charla sobre el movimiento del funk, la influencia de la música cubana en Nueva York en las décadas del 50 y 60 y el futuro de un género que siempre se mantiene fresco y en constante reinvención con la llegada de nuevas generaciones.

P: ¿Es para vos una misión fomentar la música cubana en el mundo?

Cimafunk: Es una felicidad, no lo veo como una responsabilidad. Es más bien un disfrute y una bendición poder hacer la música que hago y con la música poder darle más visibilidad a mí país y al concepto musical que ha influenciado tanto a la música de todas partes. Porque la música cubana ha influenciado géneros en todos lados, en Estados Unidos y en cualquier otra parte. Es una cultura que entró para quedarse. Entonces, ser parte de ese movimiento y de la generación que está llevando esa música a otros lugares es un tremendo orgullo.

P: En algunas crónicas de tu país te destacan por haberle devuelto lo «popular» a la música cubana ¿Te parece una valoración correcta?

C: Sí, porque al final yo hago música popular también, aunque una diferente a la mayoría de la música actual. Es música popular a mi manera, pero sigue siendo popular porque la gente la siente como tal y la baila en los barrios y en las discotecas, la escucha en casa para fregar y limpiar, para comer y hacer el amor. Que sea parte de la vida cotidiana de la gente es lo que la hace popular.

P: ¿Cómo fue llegar con tu propuesta a Estados Unidos donde surgió el funk?

C: Al principio eran un poquito de nervios y pensar cómo esta gente va a aceptar mi música que es de ellos. De pronto ir a Estados Unidos con mi funk… pero al final fue de aceptación. Todo el proceso de venir a tocar acá fue más que un reto: fue la reafirmación de que la música cubana está en todos lados y que la gente la tiene intrínseca, porque la tiene muy escuchada. Cuando tú le das un poco de eso mezclado con funk, conectan con toda esa película y lo sienten como algo familiar.

P: ¿Cuánto han influido las aperturas del gobierno cubano de los últimos años para que pudieras establecerte como artista y apostar por tu carrera?

C: Todo lo que cree movimiento en el ámbito social, cultural y económico y está bien no solo para mí sino para todos. Yo tuve la suerte de poder mover mi música por internet y que mi música llegue a muchos lugares, algo que no pudieron hacer bandas que estuvieron antes que yo como Los Van Van. Todo lo que es desarrollo, cambios y aperturas positivas son buenas para mí y para todos.

P: Alguna vez dijiste que en Cuba la música se lleva en la sangre pero que hay mucho que se aprende en la calle, ¿cómo funcionó para vos ese aprendizaje a la hora de encarar tu música de manera profesional?

C: Cuando estás en la calle no estás consciente de que estás aprendiendo. Simplemente estás observando, siendo parte y fluyendo. Pero no te das cuenta y aprendes. De pronto todas las experiencias que uno va teniendo y pasando todos los días: conocer gente, colarme en el concierto de fulanito, irme para un after party con gente que no conocía, pero estaba metido ahí. Cuando empecé a hacer coros con otras bandas y a grabar discos con otra gente me funcionaron muchas cosas que fui aprendiendo en la calle. Y es lo que digo a muchos músicos: la escuela y la academia te dan la facultad del control de la concentración, poder habituar tu cuerpo y tu mente a concentrarse por períodos muy largos de tiempo. Pero hay una cosa en la calle que no te da la escuela: el contacto con la gente, el calor, ese fuego. Esa retroalimentación, lo que le llega y lo que no al público, eso es la calle.

El vínculo de admiración mutua con Fito Páez

«El otro día llegué y me encontré con este Dios negro americano. Puede que sea una de las luces en el futuro del continente. Me impactó mucho su arte y quería invitar a Cimafunk a cantar una canción que posiblemente conozcas», así lo presentaba Fito Páez en el cierre del Festival Internacional de Cine de Gibara de 2018 en Cuba antes de interpretar juntos «Yo vengo a ofrecer mi corazón».

Por entonces una de las revelaciones de la isla, Cimafunk impresionaba con su talento al rosarino que tanto había escuchado de «chamaco», cuando este ya se había metido bien adentro en el corazón del pueblo cubano desde aquella participación histórica y bisagra en su carrera en el Festival de Varadero de 1986 al que llegó por invitación de Pablo Milanés.

«Ese día fue súper especial. Nosotros somos fanáticos de Fito desde siempre, desde muy chamacos. Acá en mi barrio todos lo escuchan. Fito en Cuba es una locura y estuvo siempre presente con todas sus canciones. Incluso en mi zona que es de campo y donde la música que se hacía es de trova. Para nosotros, eran Pablo (Milanés), Silvio (Rodríguez), Santiago Feliú, Frank Delgado, Carlos Varela, Fito Páez y Charly García«, sostuvo Cimafunk.

Para la estrella del funk cubano, el recuerdo de aquella alianza con Páez sobre el escenario sigue siendo muy especial: «Conectar con Fito, que al tipo le cuadrara mi show y que al otro día me dijera ‘vamos a cantar esta canción mañana’ fue una experiencia brutal. Incluso ahí todo empezó como súper rico porque todo el mundo estaba súper contento de que pasara eso».

«Y fue como que le metimos más fuerza todavía a lo que estábamos haciendo. Vamos a hacerlo funcionar incluso a otro nivel. Fue súper rico, ‘brother'», recordó «el Dios de ébano» como lo bautizó el propio cantante argentino quien quedó flechado enseguida con el talento de Eric Iglesias Rodríguez, discípulo del cantautor David Torrens que lo reclutó para el grupo Interactivo, «la escuela más concreta» de su formación musical.


Por Sergio Arboleya (Télam)

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