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Con «Lámina once», El Cuarteto de Nos sigue alejándose del «monotematismo del ‘mainstream'»

24/07/2022 - Noticias
Con «Lámina once», El Cuarteto de Nos sigue alejándose del «monotematismo del ‘mainstream'»

Mientras atraviesa su momento de mayor popularidad en casi cuatro décadas de historia, el grupo uruguayo de rock El Cuarteto de Nos vuelve a tomar posición política y sonora con su flamante disco «Lámina once», en una determinación que el autor y cantante Roberto Musso atribuye a «la decisión nuestra de cantar sobre situaciones y personajes alejados del mono-tematismo que hay en el ‘mainstream’«.

«Es como que El Cuarteto de Nos va por el camino de atrás, da la vuelta por el otro lado digamos, y la gente joven lo agradece mucho y se identifica con eso que no encuentran en otros lados», reflexionó Musso durante una entrevista con la agencia Télam donde ligó el presente de la banda con la reciente publicación de «Lámina once».

El álbum con sus ocho canciones («Flan», «Chivo expiatorio», «Cinturón gris», «Fiesta en lo del Dr. Hermes», «Frankenstein Posmo», «La ciudad sin alma», «Maldito show» y «Rorschach») es crítico del presente de las sociedades y tiene en el conocido test de Rorschach -con el que la psicología estudia el carácter de las personas en base a diez láminas con figuras- como referencia y como imagen de su portada.

Pese a estar atravesado por ese vector, el letrista, cantante y guitarrista del grupo nacido en Montevideo en 1980 adviertió que el 17º álbum de la agrupación «sí salió conceptual. Fue medio sin buscarlo».

«Lo que claramente tienen como unión es que son las primeras canciones que hice a partir de la pandemia», señaló el artista que comparte banda con Álvaro Pintos en batería, Santiago Tavella en bajo, Santiago Marrero en teclados y programaciones y Gustavo Antuña en guitarra.

Pese a ese dato de contexto, El Cuarteto de Nos continúa en esta placa con la potente y descarnada crítica a la realidad social que tuvo notables expresiones en piezas de «Jueves» (2019), su anterior álbum, como «Mario Neta», «Llegó papá» y «Contrapunto para humano y computadora».

Y por si fuera poco, además explora nuevamente el trabajo con más de un productor, en este caso repitiendo a Eduardo Cabra (Visitante) y Héctor Castillo, dos de los cuatro colaboradores que ya tomaron ese rol en «Jueves».

Con «Lámina once» bajo el brazo, la agrupación sigue girando por escenarios latinoamericanos y volverá a la Argentina desde fines de octubre para presentarse el viernes 28 en Club Floresta de Tucumán, a la noche siguiente llegará al Quality Espacio de Córdoba, el 30 al Anfiteatro Municipal de Rosario y el jueves 3 de noviembre tocará en el Movistar Arena de Buenos Aires.

P: Parece paradojal que El Cuarteto de Nos esté gozando de este crecimiento y de tanto público joven a la vez que endurece y oscurece su discurso ¿a qué lo atribuís?

Roberto Musso: La propuesta nuestra es estar cantando sobre situaciones, personajes y cuestiones alejadas del monotematismo que hay en el «mainstream» y me da la impresión que un determinado tipo de gente joven lo agradece mucho y se identifica con eso, aunque yo no pienso en eso cuando hago una canción. Pero sí, quizás, sean temas más universales pero a su vez mucho más tabú de cantar de tocar en canciones en formato pop rock y lo hacemos, además, desde el lugar del perdedor, del que está contando algún problema. Hay algo que nunca hicimos ni haremos que es decir «tengo esta posta acá y lo que estoy diciendo yo es la superioridad moral y ustedes que están ahí abajo escuchándome me tienen que aplaudir porque están de acuerdo», sino que hemos sentido la necesidad de plantear esos temas, esos problemas.

P: ¿De dónde surge esa decisión y esa necesidad de componer de ese modo?

RM: Yo siempre escribí desde mis años y desde un determinado lugar. La canción «No llora» no la habría podido escribir antes de ser padre, o «21 de septiembre» no hubiera existido de no haber tenido a mi mamá con Alzheimer. Entonces me ha gustado siempre eso y creo que puede ser como un secreto de por qué voy encontrando temas nuevos de los que hablar porque con más años tengo otra perspectiva. Sería igual si fuera como un cuento de Cortázar y si la vida fuera al revés, empezaría a escribir a los 80 años y cuando llegara a los 20 diría «qué suerte que estoy descubriendo cosas nuevas».

P: ¿En ese proceso el consumo irónico pasó de ser más humorístico a ser más crudo?

RM: Ha evolucionado con el correr de los tiempos y por mi edad como ser humano. Yo creo que tampoco podés descontextualizar aunque los tiempos de ahora son a favor de abolir el contexto y este mundo tampoco es el mismo. Ese humor tan directo, tan bizarro y tan negro estaba compitiendo conmigo mismo y ya me había agotado y llegué a una pared donde ya no podía más. Y así fue que salieron otro tipo de canciones desde «Raro» (disco de 2006) para adelante.

P: ¿Cómo van descubriendo el carácter del repertorio que se va creando?

RM: Mostrándoselo a varios amigos que tenemos. Unos pensadores, gente cercana a filosofía, que por ejemplo en el caso de «Lámina once» y después de escuchar las canciones nos marcaron que para ellos todas las canciones hablaban de un mismo tema desde distintas ópticas. Siempre está bueno tener esa visión externa porque a veces te metés tanto en vos en ese proceso que puede durar un año o un año y medio y al momento de mostrarlas y a pesar de que tengo experiencia y años, todavía me sigue pegando un poco en la adrenalina ahí.

P: ¿Qué cosas te ratificaron sobre este nuevo repertorio?

RM: A partir del test de Rorschach, que sigue estando vigente y tiene la necesidad de querer clasificarnos o autoclasificarnos, se reafirma un tiempo donde existe una presión muy alta por tomar partido por algo pero a partir de elegir entre solamente dos opciones: o sos «team invierno» o sos «team verano» y si no, estás afuera de todo.


Por Sergio Arboleya (Télam)