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Cumple 30 años el quinto disco de Fito Páez, «Ey!»

01/07/2018 - Retro
Cumple 30 años el quinto disco de Fito Páez, «Ey!»

Tras la catarsis ejercida en «Ciudad de pobres corazones» (1987), Fito Páez comenzó a reconstruirse en su disco «Ey!» (1988), en el que conjuga el rock duro y el dolor de su predecesor con algunas canciones más románticas y melódicas. Algo de luz después de tanta oscuridad.

Al parecer el título original del material era «Napoleón y su tremendamente emperatriz», un fragmento de la letra de «Tatuaje falso», también parte del disco. Pero la discográfica EMI consideró que el nombre era muy largo para promocionarlo. Demasiado largo y con poco gancho. Fito, desafiando a la compañía, buscó el nombre más corto y directo que pudo: «Ey!».

«- Está desafinado. – Seguí, seguí igual», puede escucharse mientras suenan los primeros acordes -desafinados- de «Lejos en Berlín», el tema que abre la placa. Esa naturalidad y desprejuicio puede sentirse a lo largo de todo el disco.

Una de las canciones que más difusión radial obtuvo fue «Todos los chicos». Además, contó con un videoclip dirigido por Fernando Spiner en el que aparecen unos niños Dante Spinetta y Emmanuel Horvilleur (en un futuro no muy lejano hacedores de Illya Kuryaki & The Valderramas). «El estribillo de este tema es tan hinchapelotas porque los chicos son hinchapelotas, y esa es la idea pero nadie se da cuenta», había explicado Páez sobre la temática de canción.

El tema estelar de «Ey!» es «Polaroid de locura ordinaria», basado en el cuento de Charles Bukowski «La chica más guapa de la ciudad». Por aquellos años, Fito estaba fascinado con la obra literaria del escritor alemán. Con el correr de los años, «Polaroid…» alcanzaría el estatus de clásico del rock argentino.

«Ey!» fue grabado entre mayo y junio de 1988 en los Estudios Panda (Buenos Aires), Electric Lady (Nueva York) y Estudios EGREM (La Habana). En el disco, producido por el propio Páez, participaron los músicos Fabián Gallardo (guitarra eléctrica y acústica), Ulises Butrón (guitarra eléctrica), Guillermo Vadalá (bajo), Daniel Colombres (batería) y Tweety Gonzalez (teclados).

Un dato no muy conocido es la presencia de los por entonces ex Sumo -y futuros DividivosDiego Arnedo tocando el bajo en “Alacrán” y Ricardo Mollo aportando guitarras en “Lejos en Berlín”, ”Tatuaje Falso” y también en “Alacrán”. «Y Luca se dio por muerto / por asco o por aburrimiento», cantaba Fito en «Canción de amor mientras tanto». Luca Prodan había muerto en diciembre de 1987.

Además de Prodan, también pasan por «Canción de amor mientras tanto» Mary, una presa política a la que la democracia no liberó, el enigmático Santiago Cruz el Adivino o Dani, el fanático religioso cuya fe lo llevó a matar a sus cuatro hijos. «En Baires, en Londres o en Rusia / todo es una pelea sucia», esgrime el cantautor en una línea que podría haber aparecido en «Ciudad de pobres corazones».

En «Dame un talismán», el rosarino reflexiona sobre el estado del rock argentino en aquel momento: «Luis (Spinetta) le está yendo bien / a Carlitos (Charly García) se lo ve mejor / los chicos cantan en inglés / y esta lluvia es como un gran dolor». Los chicos cantaban en inglés: Los Pericos y La Zimbabwe seguían el camino que Sumo había retomado por necesidad, regresando a la prehistoria angloparlante del rock argentino (Todavía Charly García no había grabado «Shisyastuwaman» ni Spinetta compuesto «Nasty people»).

Entre los invitados sobresalen Fabiana Cantilo (pareja de Fito por aquellos años, aportando su voz en «Lejos en Berlín» y «Tatuaje falso»), Osvaldo Fattoruso (percusión), Carlos «El Negro» García López (guitarra eléctrica en «Alacrán»), Fabián Llonch (bajo en «Lejos en Berlín» y «Canción de amor mientras tanto») y Lapo Gessaghi (guitarra eléctrica en «Dame un talismán»).

Con «Ey!», Paez concluyó su contrato con la compañía EMI con un muy buen trabajo pero sin demasiados resultados comerciales. Sin sello discográfico y sin dinero para pagar las deudas que lo aquejaban, sumada a la hiperinflación y la crisis que afrontaba la Argentina por aquellos años, el rosarino pensó en instalarse en España.

En medio de toda esta incertidumbre se encontró con que su amigo de la infancia, Fabián Gallardo, había sido nombrado director artístico de Warner Music Group y bajo esta compañía publicó en 1990 «Tercer Mundo», que significó todo un éxito y un renacer en su carrera. Aunque esa es otra historia.