Cuando Steve Hackett causó el último gran cisma en el seno de Genesis, pocos dudaron en quién recaería la voz de mando dentro de un grupo que había nacido bajo la monolítica conducción de un personaje como Peter Gabriel. Parecía evidente que Mike Rutherford y Tony Banks, y sobre todo este último, se repartirían el liderazgo del trío, mientras que Phil Collins se mantendría en su papel de baterista. Pero Collins también era el cantante, era la imagen del nuevo Genesis sobre un escenario.
«Wind and Wuthering» fue un álbum de transición, la búsqueda de un grupo que estaba tratando de reacomodarse a una situación que se estaba tornando demasiado recurrente. «And Then There Were Three» mostraba una situación similar. Banks, Rutherford y Collins intentaban seguir adelante con un grupo que parecía estar demasiado mutilado. Sin embargo, el álbum tenía algunas cosas brillantes.Lo principal es que de alguna manera el trío había conseguido conservar la esencia de Genesis, ahora sí menos compleja, pero también menos talentosa que con sus dos exintegrantes.
La búsqueda solista
En vivo las cosas estaban bastante solucionadas. Primero Bill Bruford y luego Chester Thompson se encargaron de la batería mientras Phil cantaba, y más tarde incluyeron un guitarrista, Daryl Stuermer. En escena todo funcionaba a la perfección, pero estos dos músicos -provenientes del jazz y la fusión- no estaban en condiciones de compartir los estudios con el trío. El siguiente álbum, «Duke», tuvo una buena respuesta de venta, pero era evidente la falta de dirección musical del trío, encerrado en una fórmula que ya no tenía más variantes para desarrollar. Entonces aparecieron los proyectos solistas, una necesidad imperiosa de oxigenarse para buscar nuevas vetas de inspiración.
El primer paso lo dio Tony Banks, a quien la mayoría sindicaba como el líder musical del grupo en su nueva condición de trío. El tecladista grabó «A Curious Feeling», un álbum que no hacía más que confirmar la crisis creativa por la que estaba atravesando la banda. El álbum era un pálido remedo de cosas ya escuchadas en Genesis; ni siquiera sobresalía su propia labor como tecladista. Esa misma esterilidad, pero aún más acentuada, caracterizó «Smallcreeps Day», el disco solista de Mike Rutherford. Impecablemente grabado y arreglado, el álbum era una lustrosa y acabada demostración de hasta dónde se puede ser aburrido, viejo y falto de ideas.
Luz desde la sombra
A esta altura, ya nadie tenía dudas de que Genesis había comenzado a derrumbarse lentamente. Este monstruo producto de los 70 y su complejidad musical parecía no tener elementos para cambiar, para desarraigarse definitivamente de un pasado que los constreñía creativamente. La pregunta era ¿podrían cambiar? Ese es el interrogante más duro para un grupo con tantos años como tenía Genesis.
Otros dos monstruos de los 70, Pink Floyd y Queen, habían dado ya sus contundentes respuestas. Mientras todo esto ocurría, silenciosamente, Phil Collins grababa su disco debut como solista. El público y la crítica esperaban con escepticismo otra copia menor de Genesis. Pero Phil Collins, el baterista, el nombre que siempre estuvo en la sombra, grabó «Face Value», un álbum que sobrepasaba holgadamente lo hecho por sus compañeros, y que sorprendió por su indiscutible calidad. Rodeado de algunos de los mejores músicos del mundo (Eric Clapton, Alphonso Johnson, Stephen Bishop, la sección de vientos de Earth, Wind & Fire), Collins hizo un álbum fresco, moderno y lleno de una música vital, renovadora. Rock and roll, funk, jazz-rock y baladas conformaron un espectro de amplitud pocas veces oída. Los resultados fueron contundentes. El álbum ocupó varias semanas el primer puesto en el Reino Unido y el Top 10 en los Estados Unidos.
El medio y los mensajes
Ante semejante evidencia, parecía lógico que Collins pasara a liderar el grupo y que el siguiente trabajo de la banda se basara en la gran habilidad de composición y arreglo mostrada por él en su trabajo solista. Pero Collins, además de talentoso, es una persona inteligente. Hacer del nuevo disco de Genesis una copia de su propia experiencia individual, solo hubiera conducido a la repetición de una situación de la cual el grupo quería escapar. «Abacab», publicado el 14 de septiembre de 1981, tiene las marcas familiares de Collins en varios temas y, particularmente, en la producción, rubro asumido en su totalidad por el trío. Pero también tiene la presencia de Banks y Rutherford con nuevas y frescas composiciones. El tema que da nombre al álbum es un rock con toques funk que tiene la fuerza y la frescura que Genesis no tenía desde «Trick Of The Tail».
Grabado en The Farm en Surrey, Inglaterra, el álbum que conocemos como «Abacab» no fue, de hecho, el álbum que Genesis había compuesto originalmente para suceder a «Duke». En realidad, las canciones que finalmente aparecieron en «Abacab» no estaban entre las favoritas de la banda para ese disco. Pero el material inicial se desechó al sentirse preocupados por sonar demasiado repetitivos o, peor aún, por convertirse en una caricatura de sí mismos. Comenzando de nuevo, prometieron descartar cualquier cosa que sonara como algo que habían hecho antes.
En su libro «The Songs of Genesis: A Complete Guide to the Studio Recordings», el periodista Steve Aldous explicó: «Lo que en ese momento parecía un movimiento notablemente audaz, ahora se puede ver como una prueba para ver cuánto podrían alejarse de los preconceptos que la gente tenía sobre la banda». Al respecto, Tony Banks señaló: «Creo que ‘Abacab’ fue un experimento en muchos sentidos y fue bastante exitoso desde ese punto de vista… mucho más simplificado, casi logró algo de calidad abstracta, lo que intentamos demostrar con la portada también, yendo lejos del tipo de portadas bonitas, a algo que era muy descarado y directo. Ese era el objetivo, de verdad, y creo que tal vez los álbumes que vinieron después de ‘Abacab’ incluyeron a veces algo de las cosas viejas. Pero fue un cambio necesario para nosotros, de lo contrario no creo que hubiésemos sobrevivido».
Collins estuvo de acuerdo: «En retrospectiva, ‘Abacab’ fue un período de transición. En ese momento era lo mejor que estábamos haciendo, como pasa con cualquier nuevo álbum, claro. En cada nuevo álbum siempre intentamos hacer cosas diferentes».
Camino a la fama mainstream
El resultado final de este renovado estallido de creatividad fueron tres singles exitosos en los Estados Unidos: «No Reply at All», «Man on the Corner» y la canción que da título al álbum (Dos de esos singles también fueron éxitos en el Reino Unido, pero prefirieron «Keep It Dark» en lugar de «No Reply at All»). Puede sorprendernos saber que, en el momento de su lanzamiento, la revista Rolling Stone habló de la nueva dirección de Genesis comparándola con XTC y The Police, sugiriendo que la banda se había inspirado en estos nuevos grupos. Sea cierto o no, «Abacab» sirvió claramente para revitalizar a Genesis, y cuando dos años después regresaron con su álbum homónimo, eran más populares que nunca.
Una nota publicada por la revista Pelo en noviembre de 1981, decía: «Ya no quedan dudas. Los años 70 pasaron con su carga de gloria y cinismo. Este es otro tiempo, otra sociedad en la que se encuentra enclavado el público de rock. Ellos conforman audiencias ávidas de nuevas respuestas, de un lenguaje cargado de energía. Los mensajes son otros, el medio también es otro. El rock, como una íntegra manifestación de la cultura del mundo contemporáneo no puede anquilosarse, de otra forma solo sera la manifestación de algún tiempo pasado».
Jim Allen, del portal Ultimate Classic Rock, escribió en 2017: «Muchas bandas progresivas de los 70 intentaron reiniciarse para los 80, pero nadie lo hizo mejor que Genesis… al menos por un álbum. Aunque los lanzamientos posteriores mostrarían un rendimiento decrecientes, ‘Abacab’ fue un triunfo. Contra todo pronóstico, el trío se reinventó por completo, asumiendo la influencia de la era New Wave y desconectándose de todo el exceso de rock progresivo de los 70. El lugar donde terminaron fue un nuevo paradigma inexplorado que funcionó sorprendentemente bien y les permitió ganar muchos nuevos fans».
Genesis salió de gira para presentar «Abacab» en 1981 y eso quedó plasmado en un álbum en vivo, «Three Sides Live», un año después. Con la banda habiendo grabado otros tres álbumes de estudio desde su anterior disco en vivo, «Seconds Out», está claro que querían documentar el período 1978-80, que había visto una gran transición en el sonido de Genesis al reducirse a un trío. En 1982, Genesis se embarcó en una pequeña gira «Encore» por los Estados Unidos, Europa y el Reino Unido para presentar «Three Sides Live», que también incluyó el concierto benéfico «Six of the Best» de WOMAD. Este show reunió a Genesis (incluidos Stuermer y Thompson) con Peter Gabriel en un intento por sacarlo de sus problemas financieros. Ese único concierto tuvo lugar en Milton Keynes, Reino Unido, el 2 de octubre de 1982. Steve Hackett voló desde Sudamérica para unirse a la banda en los bises.