La leyenda de Pink Floyd, David Gilmour, está muy interesado en vender el catálogo de la banda, pero no por el beneficio económico que seguramente le reportaría, sino por un dolor de cabeza menos con el que tendría que lidiar para seguir adelante.
«Deshacerme de la toma de decisiones y las discusiones que conlleva mantenerlo en marcha es mi sueño», explicó en una reciente entrevista con la revista Rolling Stone. «No me interesa eso desde un punto de vista financiero. Solo me interesa salir de la lucha en el barro en la que ha estado durante bastante tiempo».
La «lucha en el barro» de la que habla Gilmour probablemente se refiere a su polémica relación con su ex compañero Roger Waters, a quien Gilmour describió en 2023 como un «misógino, antisemita y apologista de Putin». Ese fue solo un incidente relativamente reciente de décadas de tensión y conflicto entre los dos.
En 2022, Pink Floyd exploró por primera vez la posibilidad de la venta de su catálogo, pero estas discusiones fracasaron debido a las luchas internas entre los miembros de la banda y una ronda de comentarios incendiarios de Waters, lo que hizo que los posibles compradores se mostraran cautelosos a la hora de seguir adelante. Según el Financial Times, la venta del catálogo rondaría los 500 millones de dólares si se llevara a cabo.
Mientras estas conversaciones siguen en un segundo plano, Gilmour se ha centrado en su último trabajo en solitario, «Luck and Strange», que promocionará en una próxima gira. Describió el LP como «el mejor álbum que he hecho en todos esos años desde 1973, cuando salió ‘The Dark Side of the Moon'».
En los últimos años, varios artistas legendarios han vendido sus catálogos por enormes cantidades de dinero. Algunos ejemplos recientes incluyen a Bruce Springsteen, que vendió sus grabaciones másters y los derechos de publicación a Sony por 500 millones de dólares, mientras que los Red Hot Chili Peppers llegaron a un acuerdo con Hipgnosis Songs por 140 millones de dólares.