Las revoluciones llegan por sorpresa. Y el 24 de septiembre de 1991, tuvo lugar una revolución en la industria de la música. Ese día salió a la venta “Nevermind”, el segundo álbum de Nirvana.
Kurt Cobain, Krist Novoselic y Dave Grohl, acompañados por el productor Butch Vig, habían concebido una docena de canciones destinadas a cambiar el rumbo de la música popular de nuestro tiempo.
Fue gracias al empuje del single “Smells Like Teen Spirit”, con un videoclip repetido hasta el cansancio en los canales de TV de de todo el mundo -en particular MTV-, Nirvana se convirtió en una brisa de aire fresco y desenfado contra el pop prefabricado y las bandas de rock que se mostraban más preocupadas por sus cabellos que por su música.
“Nevermind”, el disco de ese desconocido trío de músicos de Seattle, desbancó del número uno del Billboard 200 a “Dangerous” de Michael Jackson, nada menos que el autoproclamado “Rey del Pop”. Y nada seria igual.
A partir de ese momento, el grunge comenzaría a sonar en todas partes, era tendencia musical y estética, y ponía banda sonora a toda una generación de jóvenes desencantados que hicieron de las camisas leñadores y el aspecto descuidado su seña distintiva.
El rock alternativo se convirtió en el único rock posible, jubilando prematuramente a muchas bandas que en los 80 llenaban estadios, mientras Nirvana copaba las portadas de todos los medios. Fue, tal vez, la última gran revolución musical.
La discográfica Geffen Records había contratado a Nirvana después de las buenas críticas cosechadas por “Bleach”, y se conformaba con vender 250.000 copias de “Nevermind”. A la fecha, el álbum ha vendido más de 30 millones de unidades en todo el planeta, y está siempre presente en las listas de los mejores discos de la historia (suele reinar en aquellas que se limitan a la década del 90).
Desde la portada, “Nevermind” llamaba la atención. Incluso llegó a ser parodiada infinidad de veces, hasta por Los Simpsons, otro hito popular de los años 90 (que perdura hasta nuestros días).
“Nevermind” marcó la formación estable de Nirvana: Kurt Cobain, líder, dueño de huraños modales y encargado de componer, cantar e imprimir algún salvajismo a su guitarra; Krist Novoselic, socio fundador junto a Cobain y eficaz bajista y Dave Grohl, baterista, sumado desde el 90 para el gran salto. El resto se divide entre las durezas debidamente limadas y -consola mediante- mayor énfasis en la rítmica, para alcanzar melodías pop standard.
El álbum dejó clásicos como “Smells Like Teen Spirit”, “Lithium”, “Come As You Are”, “In Bloom”, “Drain You”, “Polly” y “Something In The Way”.