El cantante soul Wee Willie Walker, que había experimentado un resurgimiento de su carrera en los últimos años, falleció en la mañana del martes (19 de noviembre) en su departamento de St. Paul. Tenía 77 años. Se desconoce aún la causa de su muerte.
«Para mí, él era el cantante soul más grande desde Sam Cooke, quien fue su mayor héroe», dijo el músico de Minneapolis Paul Metsa, quien actuó como dúo con Walker durante los últimos nueve años. “Iba a ir a Chile el jueves para encabezar un festival. En los últimos tres o cuatro años, el mundo finalmente se dio cuenta de lo bueno que era».
El resurgimiento de Walker comenzó hace unos cinco años, cuando la estrella de la armónica de blues Rick Estrin estaba actuando en Minneapolis y un amigo lo invitó a ir a ver a Walker, en su concierto semanal con Metsa.
«No podía creer que pudiera estar en lo que él llamó un pequeño basurero como este», dijo Walker al Star Tribune el año pasado. «Unos meses después de eso, fui pasajero en el Blues Cruise e hice un show completo con Rick y los Nightcats y desde ese día en adelante, obtuve algo de reconocimiento».
Esa conexión llevó em 2015 a un álbum de Walker producido por Estrin, «If Nothing Ever Changing», y en 2017 a «After a while», con la Anthony Paule Soul Orchestra.
El año pasado, Walker fue nombrado el cantante de blues masculino más destacado en la 25º entrega anual de los Premios Living Blues. En los últimos años, ha actuado en Italia, Francia, Argentina y Brasil, entre otros lugares.
La carrera de Walker, nacido en Mississippi y criado en Memphis, ha sido una serie de encuentros fructíferos y fatídicos. Habiéndose mudado a Minneapolis en 1959 tras graduarse de la escuela secundaria donde cantaba en grupos de gospel, un día estaba en una lavandería automática cuando un chico le dijo: «Pareces un cantante». Se cayeron bien y formaron un grupo de R&B llamado Valdons, la primera de muchas bandas de soul de Walker.
Mientras tocaba en Upper Midwest, Walker tuvo la oportunidad de volver a Memphis para grabar varias canciones, tres de las cuales fueron publicadas como singles en 1968.
«Lo más grande y lo peor que sucedió en mi vida en la música es cuando grabé ‘Lucky Loser’ y recibí una llamada desde Shreveport y era John R«, dijo Walker sobre el influyente DJ de radio de los años 50 y 60. «Me dijo: ‘Quiero que presentes tu nueva canción’. No le creí. Entonces, cuando volvió a llamar, le dije: ‘Esto es una maldita broma'».
Al instante de colgar el teléfono, Walker se dio cuenta de su error. “Ese podría haber sido mi lanzamiento al estrellato. John R era un creador de estrellas».
En cambio, Walker se vio obligado a trabajar como maquinista para cuidar a su esposa y sus cuatro hijos, mientras los fines de semana actuaba para la comunidad negra en lugares como Nacirema en Minneapolis y Road Buddies BBQ en St. Paul.
«El estrellato podría haber sucedido hace años si lo hubiera buscado», reflexionó Walker el año pasado. “En ese momento tenía miedo de perseguir la música. Yo era un joven con una familia. Tenía muchas preguntas sobre lo que podría suceder que nadie podría responder».
Hace unos 13 años, Walker abandonó su lugar como trabajador de la salud y se unió a los Butanes, una banda de blues de Minneapolis. Tocaron juntos durante varios años y lanzaron tres álbumes. En los últimos años, Walker ha tocado semanalmente con Metsa y más esporádicamente con su propio grupo, We «R» Band.
Además de la presentación de esta semana en Chile, Walker tenía actuaciones programadas para enero en California con la Anthony Paule Soul Orchestra, con la que había terminado de grabar otro álbum el domingo.