Giorgio Gomelsky, fallecido el 13 de enero a los 82 años tras una batalla contra el cáncer, será siempre conocido como el primer hombre en representar a The Rolling Stones. Pero cuando Andrew Loog Oldham apareció, Gomelsky debió dar un paso al costado.
Nacido en Georgia, en la antigua Unión Soviética, el 28 de febrero de 1937, Gomelsky creció en Suiza antes de trasladarse a Inglaterra para ser director de cine. Rápidamente se sumergió en la floreciente escena del blues de Londres liderada por Alexis Korner y los aún poco conocidos Rolling Stones. Abrió el Crawdaddy Club, donde los Stones eran esencialmente la banda de la casa.
Pero en mayo de 1963, Oldham había desplazado a Gomelsky como su mánager. «Estaban impacientes y encontraron limitada su visión», escribe Victor Bockris en el libro «Keith Richards: The Biography». «Gomelsky se puso extremadamente molesto cuando se enteró de que lo habían corrido».
En la biografía oficial de la banda, «According to the Rolling Stones», Keith Richards describe a Gomelsky como «uno de esos grandes rusos que odiaban el capitalismo. Tuvo que crecer en él y no pudo hacerlo. En realidad no era su escena. Todo estaba sobre una base muy floja; nadie sabía lo grande que esto se iba a volver». Y agrega que «Giorgio podía manejar un par de clubes de Londres», pero que era un «amateur dedicado… a nivel semi-profesional».
Gomelsky cambió rápidamente de marcha y comenzó a contratar a The Yardbirds para el Crawdaddy. Sería el mánager de la banda y de otros artistas británicos como Brian Auger, Julie Driscoll y Gong.
En una entrevista de 2013 del New York Times, declaró que profesaba su disgusto por el «dinero, dinero, dinero» que se había apoderado de la escena del Reino Unido en los años 60. «Para ese entonces, los británicos la habían echado a perder. Habían sido seducidos por el sueño americano de hacer un montón de dinero tocando música en muy malas condiciones, como los estadios».
Gomelsky se mudó a Nueva York en 1978 y se instaló en un edificio en la 21 St. en Chelsea, que más tarde se convirtió en un club subterráneo conocido como The Green Door. En los años 90, The Green Door tenía una escena caliente: un espacio para shows en el primer piso y el loft de Gomelsky un piso arriba.
Siempre fue un cazatalentos. Descubrió a D-Generation, un grupo post-punk con Jessie Malin, quien se convirtió en su última banda de la casa. La escena de los años 90 del rock debe haberle recordado a Londres hace 30 años, pero D-Generation terminó siendo un favorito local. Los mejores días de Gomelsky ya habían pasado.
El local pasó a llamarse The Red Door, pero lentamente se fue deteriorando. La mala salud de Gomelsky hizo más difícil centrarse en las reparaciones. Lamentablemente, según los informes, nunca terminó su autobiografía.