El músico Pato Larralde, líder de las bandas Los Antiguos y Sauron y sobrino del folclorista José Larralde, falleció ayer a los 55 años, luego de sufrir hace dos días un accidente cerebrovascular que se sumó al cuadro de COVID que había motivado su internación, informaron allegados al músico.
Larralde era una figura muy querida y respetada en la escena del heavy metal argentino, que había ganado masividad a partir de que las repercusiones positivas que tuvo su proyecto Los Antiguos, que cultivaban un stoner rock con mezcla de sludge.
Pato Larralde comenzó a transitar la escena under rockera junto a su hermano JB, junto a quien conformaron el grupo Sauron con el que editaron los discos «El color que cayó del cielo», «Sobrenatural», «La guerra del fuego», «El último árbol sobre la tierra» y “Los ojos del cuadro (nuestra particular forma de ver las cosas)».
Larralde se hizo un nombre por su humildad, su militancia en favor de la autogestión y la independencia artística y por ser un fanático de escritores como Edgar Allan Poe, J.R.R. Tolkien, HP Lovecraft y de J.H. Rosny -seudónimo de los hermanos belgas Joseph-Henry-Honoré Boex y Sheraphin-Justine-François Boex-.
En 2012 se reunió con integrantes de otras bandas metaleras locales como Avernal y Anomalía, David Iapalucci y Sergio Conforti en guitarras, Mow en bajo y Pablo «Huija» Andrés en batería, para darle forma a otro proyecto.
Así nacieron los Antiguos, que editaron su primer EP «Simple» en el 2012 y que le permitió ganar notoriedad por su sonido stoner y valvular y porque en las letras, Larralde hacía propia la cosmogonía de los pueblos originarios argentinos para contar su visión del mundo.
En las letras, Larralde describía su visión de la inmensidad geográfica de la Argentina, la aridez del NOA, el frío inmenso de la Patagonia, con las influencias de Atahualpa Yupanqui y su tío, y le sumaba le suma un estudio preciso y detallado de los parámetros con los que los pueblos originarios consideraban que estaba regido el mundo.
La tapa del primer disco de la banda transmitía esa aridez tan típica del género stoner, pero con imágenes bien argentinas como el Tótem de la Huerta, ubicado en el Cerro Kaleuche, cerca del Lago Escondido en Cholila, en plena Patagonia.
Con la Pachamama como entidad regente del primer trabajo, los Antiguos subían al público a Kaleuche, la nave de los locos, para llevarlo a un viaje crudísimo, enloquecido, reivindicando la idea de los mapuches de que el mundo estaba regido por el aire, el fuego, el agua.
Larralde relataba que se crió en Huanguelén, un pueblo bonaerense y que sus padres a los 5 o 6 años se fueron a vivir al barrio de Once, frente a los míticos estudios ION, donde se grabaron los discos fundacionales del rock argentino.
Con Los Antiguos, editó los discos «Madera Prohibida” y “Oro para las naves». Los Antiguos tocaron como invitados de las bandas extranjeras más importantes del género stoner y sludge rock que llegaron a la Argentina y se convirtieron en toda una referencia dentro del rock duro, al punto de participar en el Cosquín Rock, Baradero Rock y otros encuentros rockeros de primera línea.
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Por Adrián Mouján