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Gustavo Cordera: «Morí socialmente y tenía que ser así»

05/03/2022 - Especiales
Gustavo Cordera: «Morí socialmente y tenía que ser así»

Gustavo Cordera, quien en septiembre pasado publicó el EP «Cuerpos (Libres Parte 1)», reconoce que la denuncia tras su polémica frase sobre la violación implicó un cambio interior muy profundo. «Tuve la oportunidad de encontrar el amor adentro mío, de empezar a quererme, de empezar a respetarme».

«Morí socialmente, y tenía que ser así», confiesa contundente. «Fue perfecto. Y no encontraba afuera una mirada que me repare, encontrada condena. Entonces, cuando el afuera es tan aterrador, el único lugar que te queda para refugiarte es adentro, mirarte hacia adentro».

«Siempre estuve buscando el amor afuera, se lo reclamé a mi compañera, se lo reclamé a la gente, se lo reclamé a mis colegas músicos y nunca lo encontré… no lo encontré ni siquiera llenando dos canchas de River», en alusión a los conciertos de Bersuit Vergarabat en esa estadio en 2007 y 2008..

«Y tuve una gran oportunidad de encontrarlo adentro mío, de empezar a quererme, de empezar a respetarme, de empezar a ver mi vida y a decir ‘guau, cuánto hice, cuántas cosas regalé, cuántos conciertos, cuántos viajes, cuántas canciones, cuánto amor dí’… y eso no me lo puede valorar nadie que no sea yo mismo. Me di cuenta que el afuera es una excusa, el afuera es una ilusión, que el afuera no te puede dar nada que vos no te des».

«Y en esa soledad de La Paloma (Uruguay), en mi casa, no me soportaba ni siquiera mi familia porque se hablaba todo el día de mí, se hablaba todo el día de lo mismo… ¿no? Decidí quedarme solo y ahí me refundé. Esa muerte social hizo que reencarne a esta edad, y en ese momento pude habitar este cuerpo desde otro lugar», se sincera.

«Sin juzgar, por ejemplo, porque también comprendí que si una persona es juzgada, yo, por algo fui juzgado. Revisándome me di cuenta que yo también había juzgado el error ajeno. Es peligroso juzgar, chicos, es peligrosísimo. Se los digo porque inevitablemente van a pasar por las calderas del karma. Es suficiente con darnos cuenta, es suficiente con mostrar, es suficiente con expresarse libremente».

«Pero no merece juicio nadie, ni siquiera los presidentes que tuvimos en este país», reclama. «¿Por qué digo esto? ¿qué responsabilidad tenemos nosotros de que las cosas sucedan? El otro día me puse a pensar y me daba cuenta, por ejemplo, hablando de política: en la metrópolis griegas se hacían asambleas populares y se elegía a una persona para que tenga un cargo, o sea que ‘cargue’ por un año con la voluntad popular… solamente por un año. Porque ese era el período que podía soportar la voluntad popular, el peso de la gente, un ser humano. Vos fijate cómo quedan los presidentes después de cuatro años».

«Entonces, yo creo que hay mucha responsabilidad de nosotros de delegar la responsabilidad de nuestras vidas a un mandatario. En un momento de la historia la humanidad las cosas se empezaron a dar vuelta, y quienes cargamos con la voluntad de los presidentes somos nosotros… antes ellos cargaban con nuestra voluntad y la democracia se pervirtió de manera tal que nosotros empezamos a cargar con la voluntad de los presidentes. Ellos deciden por nosotros», reflexiona.

«Entonces nosotros nos ponemos en estado de indefensión e infantil, como niños, reclamándole al presidente que nos dé dinero, que nos dé comida, que nos dé trabajo, que nos dé salud. Con esa forma dependiente de pensar y esa forma de establecer vínculos con otras personas, que a mí criterio son tóxicas, podemos llegar a la instalación de esto que se instaló que se llama pandemia, porque nos encontró como humanidad, como seres humanos, profundamente debilitados».

«Ya casi sin libertad. Ya casi sin saber cómo sanar, con miedo, porque el miedo es la droga más importante que consume la gente por parte de los que hacen la ingeniería social y el relato, que se baja hacia todos los presidentes de todos los partidos políticos… por eso, para mí, gastar tu tiempo en si es (Mauricio) Macri o es Cristina (Fernández de Kirchner)… no son ellos… ellos son nuestros representantes».

«Nosotros tenemos que ayudar a esa gente a que comprenda que es nuestra voluntad lo más importante, no la voluntad de ellos. Que comprendan que nos tienen que defender de quienes en este momento nos están asesinando todos los días en todo el mundo. Tenemos que cambiar la configuración mental, desde mi punto de vista, y cuento esto porque con esta mirada es justamente con la que hago también las canciones, haciéndome responsable, totalmente responsable de lo que digo porque soy una persona que utiliza el libre albedrío».

«En un momento yo pensé que desde lo colectivo podría haber una transformación, realmente lo pensé. Y creí en eso y aposté gran parte de mi vida. Pero me di cuenta que, como todos los colectivos, hay alguien que lo maneja… y cuando me di cuenta de quién manejaba los colectivos me tuve que bajar», sentencia.