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Hace 25 años, los Ramones cerraban su brillante discografía con «¡Adios Amigos!»

17/07/2020 - Retro
Hace 25 años, los Ramones cerraban su brillante discografía con «¡Adios Amigos!»

Los Ramones de los años 70 fueron emblemáticos. Estaban a la vanguardia del punk, y posiblemente del pop punk, y crearon canciones que hoy se consideran clásicas. «Blitzkrieg Bop», por ejemplo, es tan fácilmente reconocible como influyente. En 1973 aparecieron en la película «Rock Roll N ’Roll High School» y al año siguiente llegaría «End of the Century» que, a su manera, cerraría el final de una era para la banda. Para 1995, cuando lanzaron su último álbum de estudio, «¡Adios Amigos!», ya no formaban parte del espíritu de una época que había abrazado el grunge y el brit-pop. Y ni siquiera eran la misma banda.

El baterista fundador Tommy Ramone había sido reemplazado por Marky Ramone, luego por Richie, por Elvis y nuevamente por Marky. Si bien el cambio de baterista no debería ser un problema para la mayoría de las bandas, en el caso de Ramones se sumó el alejamiento del bajista y principal compositor, Dee Dee, quien había cedido su puesto a C.J. Ramone para embarcarse en una desafortunada carrera en el mundo del rap. Así y todo, continuó componiendo canciones para futuros discos de Ramones, que generalmente fueron cantadas por C.J.

Sus compañeros le dieron mucho crédito a C.J. por aportar algo de energía joven. Sin embargo, esta era una banda que había estado lanzando música durante 20 años, y nadie podría culparlos por repetirse. Los Ramones seguían haciendo la música que habían hecho durante años. Guitarras cargadas, baterías simples pero poderosas. Pero a menudo lo hacían un poco más lento que en el pasado, en parte para aliviar la tensión en la voz de Joey Ramone.

La canción que abre «¡Adios Amigos!» es un cover de «I Don’t Want to Grow Up» de Tom Waits, en el tempo típicamente rápido de los Ramones. Es un inicio desafiante y una negación franca de los hechos: en el mundo real, los Ramones ya habían crecido (envejecido, en realidad) hace bastante tiempo. También es un excelente cover, que tranquilamente podría haber integrado el álbum anterior, el disco de versiones «Acid Eaters» (1993).

«La canción, ‘I Don’t Want to Grow Up’, es una variación aislacionista del sueño de Peter Pan de la eterna juventud», escribió el periodista de Rolling Stone David Fricke en el libro interno del compilado «Anthology». «Una oración para liberarse de los matrimonios devastados por las peleas, de la televisión más aburrida que nunca y de un mundo en un flujo loco de melancolía. Los Ramones se reflejaron en la letra de esta canción y también en sus momentos finales, en una carrera que desafió las expectativas, los conceptos erróneos y las trampas, con una música tan simple y pura que cualquiera podría componerla (y rápidamente miles de bandas lo hicieron), los Ramones demostraron que la eterna juventud no existe… es decir, es la vida eterna, si no te preocupa pelear por eso».

La razón por la cual el álbum «¡Adios Amigos!» es mejor de lo esperado se debe a la producción. Los Ramones finalmente habían conseguido el productor que merecían: Daniel Rey. Un guitarrista de estudio que se convirtió en otro «hermano», un viejo amigo que había producido el décimo álbum de la banda, Hizo un excelente trabajo en los estudios Baby Monster de Nueva York (donde ya habían grabado los álbumes «Acid Eaters» y una parte de «Mondo Bizarro», de 1992), recuperando parte del espíritu de los primeros álbumes de la banda.

Para empezar, y tal vez esto se deba más a la enfermedad de Joey que a cualquier otra cosa, el bajista C.J. Ramone se hace cargo de la voz principal en cuatro canciones, incluyendo la composición de Dee Dee Ramone «The Crusher». El propio Dee Dee canta otro tema propio, «Born to Die in Berlin», con sus voz grabada desde Alemania vía telefónica logrando un efecto de radio (un toque característico de The Stooges, por razones que no necesitan ser explicadas a ningún fan de Ramones).

Sin embargo, el bajo de la canción «I Love You» (un cover de The Heartbrakers, la banda del vocalista y guitarrista Johnny Thunders) suena más «anti-ramones» que nunca.

Dee Dee y Daniel Rey tuvieron una participación importante en «¡Adios Amigos!» componiendo cinco canciones. Dee Dee, más tarde, compuso una sexta, la ya mencionada «Born to Die in Berlin». En cada una de ellas, casi lograron resucitar a los viejos Ramones; si no pudieron, no fue porque no lo intentaran.

En la letra de «Cretin Family», Dee Dee escribió: «Familia cretina / Familia cretina / Todos están en mi contra», una idea opuesta a una de sus canciones clásicas, «Pinhead» (lanzada en su segundo álbum): «Nosotros te aceptamos / Nosotros te aceptamos / Como uno de nosotros». Ahora, Dee Dee estaba diciendo que, más que ser un lugar para todos los freaks, inadaptados y tipos ratos, los Ramones se habían convertido en un club exclusivo y parte del mainstream. La canción tiene una buena voz de C.J. Ramone, aunque todavía no llega a ser Joey.

«Take The Pain Away» es probablemente la mejor indicación del estado mental de Dee Dee, con las frases: «Me estoy escapando de mí mismo / Hay muchos demonios por aquí». Lo más destacado del álbum es «Life’s a Gas», que además fue el single promocional.

Otro punto alto es la bellísima «She Talks to Rainbows». Es casi perfecta, una encantadora canción colectiva descartada del álbum «Pleasant Dreams» (1981). «Fue mi primera composición metafísica», dijo Joey en 1995 a la revista Making Music. «Estaba en la casa de Daniel y se acercaba una gran tormenta eléctrica y… ¡recordé esa canción! Cuando la escribí en 1981, no estaba seguro de que fuera significativa para mí, pero luego lo vi… ¡fue muy significativa! Estaba muy agradecido de que apareciera en el álbum».

Junto con estas grandes canciones, el álbum presenta un tema bastante común del baterista Marky Ramone, «Have a Nice Day» (con la batería mezclada muy fuerte) y dos buenas canciones de C.J. Ramone, «Scattergun» y «Got a Lot to Say» (esta última, con Joey en la voz). Y realmente, con las voces en estas últimas dos, los «hermanos» sonaban casi como una banda de grunge de Seattle (aunque los Ramones no necesitaban hacer eso).

Tal vez la portada de «¡Adios Amigos!» sea la peor de toda la discografía de la banda. Esa banda con la imagen más perfecta en toda la historia del rock, una imagen que no se desvió en 22 años de carrera y por la que solían mandar de vuelta a casa a cualquier integrante que osara vestirse en desacuerdo, finalizó su carrera con una portada que muestra a dos dinosaurios con sombreros mexicanos. Johnny Ramone explicó que los dinosaurios eran «por como nos sentimos», en una posible referencia a la prolongada carrera del grupo. Los sombreros mexicanos tal vez aludan al título en español.

Cuando salió a la venta, el 18 de julio de 1995, la reacción de la prensa fue casi unánime. «El renacimiento comercial del punk rock parece haber revitalizado a la banda», escribió la revista Stereo Review. «Los Ramones vuelven a sonar como los Ramones. Fans, no se equivoquen, pero el álbum ‘Adios Amigos!’ suena exactamente como los Ramones».

«Si ‘Adios Amigos!’ es el último álbum de estudio de Ramones», escribió Matt Diehl, crítico de la revista Rolling Stone, «al menos terminan con estilo. El álbum contiene su más furioso y potente material en años, reflejando la alienación de unos forasteros forzados en lugar de la rebeldía adolescente que se ha convertido en un cliché de Ramones».

Johnny dijo que el álbum era el mejor desde «Too Tough to Die» (1984), pero también estaban decididos a que sea el último. En declaraciones a la revista Making Music expresó: «Ves bandas famosas como The Who y The Rolling Stones, que siguen y están tan lejos de su esencia. Esa gente no sabe cómo lidiar con la vida sin llamar la atención… Si hubiera un retiro obligatorio para rockeros mayores de 40 años, habría mucha gente suicidándose».

«No queremos ir demasiado lejos», comentó Joey, el hombre que vivía para el rock and roll. «En realidad, la música es mi salvación y me emociona como ninguna otra cosa en esta vida», dijo. Pero como una triste ironía, el Ramone que más encarnaba el espíritu de la eterna adolescencia, se oponía ahora a la dura realidad de su propia finitud y, por supuesto, mantuvo su enfermedad en secreto.

«No necesito vender tantos discos como Madonna para ser feliz», explicó Joey en otra entrevista. «Hacemos giras todo el año, ¿sabés? Las giras son nuestra forma de vida. Nos gusta, pero es agotador… 21 años así causa estragos en una persona ¿sabés? Estoy cansado de viajar todo el tiempo… Alguien debería invitarnos al Festival Lollapalooza, para que tengamos una gira de alto nivel».

Ese mismo año, Ramones comenzó su gira de despedida, que se cerró oficialmente en la Argentina. Habían construido en nuestro país una legión de fans tan grande para ser considerada “la banda punk argentina”, como mencionó sarcásticamente -o erróneamente- un matutino porteño. Luego, la banda volvería a los Estados Unidos para ser parte, justamente, del Lollapalooza, ofreciendo su último show el 6 de agosto de 1996, en Los Ángeles.

«Son la banda estadounidense más grande de todos los tiempos. Es su amor por la cultura popular, su comprensión de la cultura estadounidense y su intelecto orgánico por excelencia», dijo Donna Gaines, socióloga, escritora y trabajadora social.

«Oh, sí, lo somos. Al igual que Los Beatles, Rolling Stones y Cream, que son todas bandas inglesas… nosotros somos una banda estadounidense», contó Marky Ramone. «Amamos a nuestro país. Los Ramones no pueden venir de otro lugar que no sea de Nueva York -el ajetreo, las actitudes, el sonido de las calles, los bares, las drogas-. Si vivís en Nueva York, te volverás loco por el ritmo rápido… Eso es todo».

Después de que Ramones pusiera punto final a sus actividades en 1996, su música se hizo cada vez más reconocida: fueron incluidos en el Salón de la Fama del Rock and Roll en 2002 (un año después de la muerte de Joey) y tal vez, fue más fácil celebrar a una banda cuya discografía ya no puede empañar la imagen, o tal vez fue el típico caso de «no sabés lo que tenés hasta que lo perdés».

Todos asumieron que los Ramones siempre estarían cerca, como una de las constantes de la vida, pero, de repente, se habían ido. Para muchos fue como perder a alguien de la familia.


Texto: Rodolfo Poli