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Hace 40 años, Spinetta rescataba viejas composiciones para crear el sublime «Kamikaze»

09/04/2022 - Retro
Hace 40 años, Spinetta rescataba viejas composiciones para crear el sublime «Kamikaze»

Abril de 1982. La Guerra de Malvinas había estallado en el Atlántico Sur. El país se debatía entre el patriotismo fomentado por las autoridades militares de facto y el temor a un ataque británico al continente. En ese contexto salió «Kamikaze», el quinto disco solista y el 15º en la carrera global de Luis Alberto Spinetta.

Aunque el título hace referencia a los pilotos japoneses que se inmolaban en la Segunda Guerra Mundial, el disco está muy lejos de cualquier tinte bélico. Muy lejos de aquella idea de «dar la vida» por alguna causa.

El propio Luis contó, en el libro «Martropía: conversaciones con Spinetta» de Juan Carlos Diez (2006), que «el término ‘kamikaze’ está utilizado para gente que se juegue por lo creativo. Es una pregunta que hice y creo que hay ese tipo de kamikazes, aunque me da la sensación de que cada vez menos».

Y agregó: «Ahora lo más estándar y lo más seguro es lo que pega con la gente. Y, en general, a través de esas ideas no se provocan hechos artísticos. No es que los guíe una intención mala, sino que simplemente no hay ningún resultado musicalmente bueno».

En el libro «Spinetta: crónica e iluminaciones» de Eduardo Berti (1988), Luis amplió su idea sobre la guerra: «No concibo la posibilidad de que los hombres se maten, ni por inmolación, ni para beneficio de la guerra, ni jugando a los dados o la ruleta rusa, ni en la calle, ni en los accidentes».

Pero al mismo tiempo, con su alegoría sobre los kamikazes japoneses y los temas «Águila de trueno» (I y II), dedicadas al líder indígena Túpac Amaru II, expresó la complejidad del momento y la necesidad de no degradar y deshonrar el sacrificio de los derrotados, en beneficio de los poderosos del mundo.​ Ambas canciones fueron compuestas en 1978 y estuvieron en la lista de temas para el álbum «A 18′ del sol», aunque quedaron afuera de la edición final.

Spinetta sintetizaba esta postura con un mensaje en el sobre interior del álbum: «Vivimos calificando entre los rubros de nuestra ignorancia. Por eso admiro profundamente la decisión de aquellos jóvenes kamikazes, al margen de la abominación de la guerra».

La grabación

En un espacio libre de su proyecto Spinetta Jade, el «Flaco» aprovechó para producir el álbum a través del pequeño sello Mordisco, perteneciente a la revista homónima. El disco surgió por una propuesta del productor Alberto Ohanián, con la intención de recuperar material compuesto entre 1965 y 1978 que no había formado parte de los repertorios de Almendra, Pescado Rabioso, Invisible o Jade.

Iba a ser algo pequeño, casi minimalista. Incluso Spinetta no estaba muy seguro de llevarlo adelante. Sin embargo, el resultado fue muy superior a lo que cualquiera podría haber esperado. «Kamikaze» se convirtió en un clásico, un disco emblemático de la sensibilidad spinetteana. El disco consagraba su sencillez instrumental y el carácter casero de su registro a una intimidad crítica, sagrada.

Incluso hay quienes creen que «Kamikaze» captura el mismo espíritu de lo que desde los 90 se conocería como «unplugged». Durante la grabación, Spinetta solo se sirvió de una guitarra acústica y una sutil batería electrónica Boss Dr. Rhythm. Diego Rapoport, integrante de Jade, utilizó un sintetizador Oberheim OBX8, pianos Yamaha y Fender Rhodes y un Micromoog, mientras que David Lebón fue el percusionista, golpeando una banqueta de cuero y un lavarropas que hizo las veces de bombo.

El disco fue grabado en los ya legendarios estudios Del Cielito, propiedad del técnico Gustavo Gauvry, quien ofició como ingeniero en un ambiente pastoril, muy en línea con aquel puñado de canciones en las que primaban la sencillez, la creatividad y el amor.

Uno de los puntos altos del disco es «Barro tal vez», una zamba que Luis había escrito en 1965, cuando solo tenía 15 años. En una de sus primeras composiciones dejaba en claro el mensaje del universo spinetteano: «Si no canto lo que siento me voy a morir por dentro».

Su sencillez y emotividad instrumental y la tensión poética se completan con un coro de grillos y ranas nocturnos de Parque Leloir. «Solo los pájaros hablando, los grillos y las ranas en múltiples estéreos para la zamba final», escribió Spinetta en las notas del disco.

La bella balada acústica «Ella también» era uno de los temas de la frustrada ópera rock «Señor de las latas», compuesta por Spinetta en 1970 para ser interpretada por Almendra, aunque finalmente no pudo ser presentada en público debido a los conflictos internos de la banda que llevaron a su separación.

«Quedándote o yéndote» (bautizada originalmente «De tu alma»), compuesta con Eduardo Martí, es la declaración más transparente del disco, su deber curativo de la naturaleza interna («Y deberás amar / amar, amar hasta morir…»), mientras «Casas marcadas», en el cierre, va del brillo poético al ocaso experimental del final, con radios mal sintonizadas, interferencias, y una suerte de alienación espectral amenazante.

La crítica

En su número de junio de 1982, la revista Pelo ya destacaba en su crítica las bondades del álbum: «Casi siempre los álbumes solistas representan una extensión de la actividad que los músicos realizan en el seno de sus bandas. No es este el caso de ‘Kamikaze’, tercer trabajo de Spinetta como solista. Se trata de una serie de temas compuestos entre 1965 y 1978 que por fin ven la luz en este disco».

«Seguramente prevenido ante el aluvión de ediciones bastardas que se han hecho sobre su obra en los últimos tiempos, Spinetta prefirió que esos temas fueran grabados en las mejores condiciones técnicas y presentados de acuerdo a las normas de calidad que siempre ha tratado de impromir a todas sus obras».

«‘Kamikaze’ incluye once temas compuestos por Spinetta, dos de los cuales son en coautoría con Eduardo Martí. En un clima predominantemente acústico, Spinetta grabó todos los instrumentos con la única colaboración del tecladista de Jade, Diego Rapoport, y su viejo amigo David Lebón».

«La música, la atmósfera de ‘Kamikaze’ es profundamente personal, intimista y, por momentos casi mística. Canciones como ‘Ella también’, ‘La aventura de la abeja reina’ y ‘Casas marcadas’ gozaron siempre de la aceptación del público cuando fueron interpretadas en vivo y, aquí, están grabadas naturalmente, tratando de mantener ese ‘sonido directo'».

«Este álbum representa un período importante en la creación de Spinetta, y que esta este momento no había sido plasmado en el disco. Si bien la mayoría de estas composiciones parecen alejadas de la música que actualmente hace con su banda, es importante hacerlas conocer así, de esta manera, tal y como las concibió su creador».