León Gieco debutó discográficamente en 1973 con el álbum homónimo, con canciones que se convertirían en clásicos, como «En el país de la libertad», «Hombres de hierro» y «Todos los caballos blancos».
Su segunda producción, «La Banda de Caballos Cansados», fue lanzada el 4 de marzo de 1974 por el sello Music Hall. Para este segundo disco, León ya tenía su propia banda –denominada los «Caballos Cansados»- conformada por Rodolfo Gorosito (guitarra eléctrica, acústica, coros), Rubén Batán (bajo, coros) y Vicente Buzzo (batería, coros).
El álbum obtuvo una muy buena repercusión, en particular el tema «Si ves a mi padre». Poco tiempo después, Batán y Buzzo dejan el grupo (siendo remplazados por Alfredo Toth y Oscar Moro, la base rítmica de Los Gatos).
El disco muestra a un Gieco rockero, bastante alejado del guitarrista acústico, de aquel músico que años más tarde se empeñó en rescatar el folclore argentino en «De Ushuaia a La Quiaca». Un ejemplo de esto son las canciones «Algo fuerte, amigo», «Dime que estás llorando» y «John el cowboy».
Esta última lo llevó a ser detenido por la policía, que consideraba subversiva a la canción por aludir, presuntamente, al asesinato del comisario Alberto Villar. El 1 de noviembre de 1974, un explosivo colocado por Montoneros le provocó la muerte en la embarcación en la que estaba dispuesto a dar un paseo en el Tigre junto con su esposa. Por supuesto, la canción hablaba de otra cosa.
Pero Gieco nunca dejó de lado su espíritu folk, especialmente por su admiración hacia Bob Dylan. De hecho, la «Banda de Caballos Cansados» es un referencia evidente a «All the Tired Horses» del álbum «Self Portrait» (1970), del cantautor estadounidense.
También hay canciones como «Un día Baltazar», en la que Gieco hace un llamado a la reforma agraria.
En una nota, la revista Pelo decía en su número 48: «La creación de la Banda de los Caballos cansados le ha dado a Gieco oportunidad de desarrollar su música para la que, evidentemente, se encontraba limitado con su sola guitarra o apelando a la colaboración de músicos amigos. De esta forma, Gieco logra un espíritu total de integración e inauguró una corriente folk grupal en Argentina».
Como dato de color, este álbum marcó el debut discográfico de Alejandro Lerner quien participa como pianista invitado en los temas «Dime que estás llorando», «Un día Baltazar» y «Ramos de manzanillas».