En la localidad británica de Cambridge nacía hace 75 años Syd Barrett, miembro fundador y principal compositor de Pink Floyd en los primeros años del grupo, quien debió abandonar la banda cuando comenzaba a tomar notoriedad, debido a los problemas mentales derivados del consumo excesivo de drogas lisérgicas que condicionaron su vida hasta su muerte, ocurrida en 2006.
Creador de los primeros clásicos del popular grupo, como «Arnold Layne», «See Emily Play» y «Astronomy Domine», entre otros, Barrett le imprimió a la formación que entonces completaban Roger Waters, Richard Wright y Nick Mason un sonido ligado a la psicodelia que dominaba la escena en aquellos últimos años de la década del 60.
Sin embargo, la experiencia del consumo de ácido lisérgico que solía venir de la mano con este estilo musical resultó marcar el destino del artista, cuya volátil personalidad no soportó los estragos de esta droga y lo confinó a una vida marcada por la alienación.
Con habilidad desde pequeño para las distintas manifestaciones artísticas, Barrett conoció en la escuela secundaria de Cambridge a Roger Waters y a David Gilmour, quien le enseñó los primeros acordes de guitarra y luego lo reemplazaría en el grupo cuando su estado mental lo alejó de la actividad.
Invitado a sumarse al grupo The Abdabs por Waters cuando se percató de su talento creativo, Barrett propuso cambiar el nombre de la banda por Pink Floyd, en homenaje a Pink Anderson y Floyd Council, dos bluseros a los que admiraba.
Pero la influencia del músico fue más allá del nombre al convertirse en el principal compositor del grupo en aquellos primeros años, tal como quedó demostrado en «The Piper at the Gates of Dawn», álbum debut de Pink Floyd en 1967, y en su sucesor, «A Saucerful of Secrets», de 1968.
Sin embargo, este registro quedó como el último en el que pudo participar debido a que para entonces el músico ya mostraba signos preocupantes en su comportamiento debido al impacto de las drogas.
La primera intención de la banda fue sumar a Gilmour a la formación estable para que pudiera cumplir con las presentaciones en vivo y continuar trabajando con Barrett en la parte creativa, pero su avanzado grado de alteración mental hizo que esto no fuera posible.
Incluso, el artista recibió la ayuda del amigo y guitarrista que lo reemplazó, quien colaboró en la confección de sus discos solistas «The Madcap Laughs» y «Barrett», ambos de 1970, pero para entonces la suerte del genial músico estaba sellada.
A partir de allí y hasta su muerte, en 2006, con apenas 60 años, a raíz de una diabetes crónica y un cáncer de páncreas, Barrett se retiró de la vida pública y debió ser cuidado hasta sus últimos días por su familia.
Una de las pocas apariciones sociales del músico ocurrió en 1975, cuando Pink Floyd grababa el disco «Wish You Were Here» en los estudios Abbey Road, un trabajo que incluía la pieza «Shine On You, Crazy Diamond» dedicada a su persona.
Precisamente, los músicos de la banda fueron sorprendidos por la irrupción de un hombre rapado –incluso hasta las cejas- con aspecto de vagabundo y mirada perdida, para luego darse cuenta que se trataba de su antiguo compañero. Esa imagen fue una inspiración para la creación del personaje central de «The Wall», la famosa obra conceptual de 1979.
Desde ese momento no se supo nada más de Barrett y apenas se lo vio en alguna foto captada por paparazzis, en las contadas ocasiones en las que salía de la casa en la que vivió confinado y cuidado por su familia, hasta que se conoció la noticia de su muerte.
Texto: Hernani Natale