Antes de rubricar una cuarta visita a la Argentina, la primera que tendrá a Hot Chip con una función en solitario y por fuera de la grilla de un festival, el músico británico Owen Clarke conversó con la agencia Télam acerca de «Freakout/Release», el álbum con el que pudieron liberarse de la «extraña energía y la conmoción» que sacudió al mundo entero durante la pandemia para renovar sus votos por la fusión entre el pop sintetizado y la pista de baile.
Transformando la «ansiedad» de aquellos días, el quinteto se reencontró por primera vez dentro de su nuevo estudio en Londres cuando todavía estaba lejos el regreso a los escenarios y la vida normal: «Era muy difícil para cualquier banda hacer un disco en ese tiempo que no fuera pandémico, incluso si se intentara, porque se estaría haciendo un disco evitando el tema», reflexionó el multiinstrumentista que rota entre sintetizadores, guitarras, bajos y percusiones en las producciones y los conciertos del grupo.
«Esas ideas (de ansiedad pandémica), con esa cosa contenida por el aislamiento, confluyeron en el proceso, entonces las canciones terminaron apareciendo como una respuesta humana a esa cuestión», sostuvo Clarke sobre el octavo álbum que dominará la presentación del próximo jueves en el porteño Centro Cultural Art Media (Av. Corrientes 6271).
La velada contará con la apertura a cargo del dúo cordobés Valdés y un final de fiesta digitado por la Fiesta Polenta y sus djs Tadeaux y Forello.
En la canción que le da nombre al álbum -compuesto y producido en el 2020- Hot Chip condensa gran parte del ánimo interno («La música solía ser un escape/ Ahora no puedo escapar / Me siento atrapado en el mundo»), aunque con una libertad potenciada que acabó por reencontrarlos con la experimentación de los tiempos germinales.
«Tiene esa energía agitada, porque en ese tiempo pudimos volver a trabajar juntos y a la vez pudimos terminar de construir nuestro propio estudio. Desafortunadamente, el que usábamos antes sufrió inundaciones, después fue vandalizado y nos robaron todos nuestros equipos. Ahí nos sentimos como en la época inicial, aunque con barbijos y test de antígeno», dijo.
Según el tecladista, después de cada sesión era «caminar hacia casa por las calles desérticas de Londres» masticando «una energía bastante extraña» por estar «felices de estar juntos otra vez» pero «a la vez conmovidos con lo que pasaba alrededor: En ese contexto, el estudio terminó siendo como un capullo para nosotros», resumió sobre el encuentro con sus compañeros Joe Goddard, Alexis Taylor, Al Doyle y Felix Martin.
P: ¿Cómo es el nuevo estudio que bautizaron «Relax & Enjoy»? ¿Está diseñado para incentivar la experimentación?
Owen Clarke: Joe (Goddard) tenía un estudio cercano, entonces trajo todos sus sintetizadores que eran muchos. Fue bastante fácil porque ya estaban conectados a las computadoras. Así que empezamos la producción del disco, trabajando con lo que ya teníamos antes, con algunas canciones que estaban listas para testear esta nueva dinámica de trabajo, que terminó por tener un gran impacto en la grabación. El primer corte que salió fue «Down» y se hizo básicamente en una tarde, lo cual es bastante inusual para nosotros. Cuando uno tiene esa cantidad de sintetizadores las cosas pueden extenderse hasta el infinito, pero las cosas estaban ocurriendo de forma bastante veloz. Probablemente es el disco que grabamos más rápidamente, lo cual habla de la eficiencia del «Relax & Enjoy». Cuando tenés un estudio donde se trabaja bien, podés tomar decisiones más rápidas: es como que tu cerebro no tiene que ocuparse de otros o nuevos problemas, sino de pensar de qué se trata la canción realmente, concentrarse en las letras y las demás cosas.
P: ¿Cuánto se ha resignificado la búsqueda creativa en este tiempo? ¿Estuvieron receptivos a expandir más el abanico de influencias?
OC: En términos de producción, a Joe le gusta el R&B y el hip-hoip, géneros bastante importantes en la banda. También la música de Al Green, The Beach Boys y de Leonard Cohen. Tratamos de ir por la paleta del electro-pop pero siempre hay cosas que queremos probar para meter en nuestra música. Yo, personalmente, estuve escuchando mucho ‘ambient’ durante la pandemia, al igual que tanta otra gente que escuchó mucha cantidad de música porque no había mucho que hacer durante ese período. Joe estuvo escuchando cosas más experimentales relativas a los sintetizadores, pero a grandes rasgos, siempre queremos ser amplios.
P: Después de editar el single «Losing My Head» decidieron donar sus regalías a EarthPercent, una organización que recauda fondos de la industria musical para acciones a favor de causas ambientales. ¿Cuándo empezó esta consciencia por parte del grupo? ¿Y de qué manera han adecuado ese compromiso dentro de sus decisiones?
OC: No sé cómo empezó. Conocíamos a Fay (Milton) que toca en Savages y trabaja mucho con «Music Declares Emergency» pero lo del single no recuerdo cómo surgió. Creo que fue cuando tuvimos una reunión en el estudio de Brian Eno. Es una temática, la del costo medioambiental de la industria musical, que está presente entre nosotros. Y por eso abarcar esas cosas es importante, pero desafortunadamente no hay una solución clara. El hecho de que se hable sobre el tema es lo mejor que podemos hacer. Es importante que circulen las ideas y los mensajes. Hay un costo en hacer eso, pero hay uno mayor en no hacerlo.
P: Es la primera vez que darán una presentación en Argentina por fuera de la grilla de un festival ¿Con qué tipo de show se va a encontrar el público?
OC: Cuando tocamos en los festivales, los sets tienden a ser un poco más cortos y hasta tocamos las canciones un poco más rápido. Pero cuando tocamos solos, podemos extender las canciones y tener más desarrollo musical en ese sentido, haciendo versiones más profundas de los temas favoritos de los fans. No es que haya una mayor intimidad, pero sí una energía que es diferente cuando hacemos nuestros propios shows, porque tocamos para un determinado público que nos vino a ver a nosotros, en contraste con los festivales donde la energía puede ser más movediza, con gente desplazándose alrededor del espacio. Nos parece que tocar durante dos horas es un poco largo: a mí me encantan Los Beatles pero no los querría ver durante dos horas. Creo que una hora y media es mejor, así que probablemente hagamos eso.
Por Javier Berro y Martín Olavarría (Télam) / Foto: Matilda Hill Jenkins