«Spinettango», trabajo integrado por versiones en clave tanguera de canciones de Luis Alberto Spinetta y pensado como tributo al cumplirse diez años del fallecimiento del referencial artista rockero, acaba de publicarse en formato vinilo.
«De niño, Luis Alberto escuchaba mucho tango, su hermana Ana contó que la primera vez que Luis cantó ante público fue a los cinco años en un trolebús, donde interpretó un tango de Carlos Gardel«, contó a la agencia de noticias Télam el productor Hernán Don Camel Sforzini, quien junto a Damián Torres Quinteto y Santiago Muñiz formaron Los Altiyeros con la intención de acercar los temas del Flaco al universo de la música porteña.
Lo hicieron junto a grandes invitados, figuras y agrupaciones de diferentes estilos como Litto Nebbia, Daniel Melingo, Mimi Maura, la murga uruguaya Falta y Resto, participaron de este disco que, en palabras de Sforzini, revela «el ADN tanguero de Luis».
Inevitablemente, la música porteña salpicó o está presente de diferentes formas en la obra de Spinetta, ya sea desde el plano musical cuando, por ejemplo, incorporó bandoneón a algunas de sus canciones, o desde su lírica, vinculada a lado más filosófico de las letras de tango.
En su infancia y juventud, Spinetta estuvo rodeado de tango. Su padre era cantor de tangos, y fue admirador de la obra de Astor Piazzolla, quien lo invitó en varias oportunidades a tocar en su formación, propuestas que Spinetta rechazó en su momento porque no se sentía preparado.
«En la época en que empezamos con Almendra, Piazzolla y Los Beatles eran para nosotros verdaderos guías», dijo Luis Alberto Spinetta en las conversaciones que Juan Carlos Diez mantuvo con el músico para el libro «Martropía».
En esas charlas íntimas, Spinetta manifestó que Piazzolla era «el futuro», la manera de romper con «la melancolía hedonista del tango tradicional».
Aún tomando distancia de PIazzolla, el mentor de Almendra y Pescado Rabioso sí convocó a otros dos bandoneonistas de aquella vanguardia para sumarlos a «El jardín de los presentes», disco que el grupo Invisible publicó en 1976 y donde tomaron parte Rodolfo Mederos y el recientemente fallecido Juan José Mosalini como invitados especiales.
Sforzini, baterista y productor discográfico reconocido por el proyecto ecológico y musical Planta & Canta, habló con Télam acerca de este idea que logró plasmar en disco y que ahora puede conseguirse también en formato de vinilo. Y respecto de cómo nació la idea de hacer un homenaje tan particular llevando las canciones de Spinetta a universo tanguero, expresó: «Antes que nada nace por el amor a la creación de Luis Alberto Spinetta, a mi sentir es uno de los máximos referente de la música popular argentina, soy fiel oyente de su obra desde que tengo 15 años. Un día, hace cuatro o cinco años, estando en la playa me bajó la palabra ‘Spinettango’, esa fue la chispa que dio inicio a lo que vendría luego».
Respecto de cómo fue el trabajo con Los Atiyeros, dado que musicalmente se escucha un respeto por la melodía y la estructura de sus canciones, y una búsqueda ligada al tango desde los arreglos, mayormente en plano rítmico o en el canto cuando son interpretados por Santiago Muñiz, evaluó: «El trabajo con Los Altiyeros fue pura satisfacción y emoción, tanto Damián Torres quinteto como Santiago Muñiz realizaron con mucho amor y respeto sus arreglos e interpretaciones, ambos también son muy admiradores de Spinetta. Tienen sobrado talento. Grabamos la parte instrumental en dos días y medio y luego le dedicamos otra jornada de trabajo a la voz para cada una de las canciones. En cuanto a la grabación y mezcla del disco estuvo a cargo de Facundo Jara con quien trabajo en equipo desde hace muchos años y nos entendemos muy bien».
El músico habló también acerca del proceso de encontrar el repertorio que calzara mejor para llevarlo a esta versión tanguera y en algunos casos más cercana a Piazzolla: «No fue difícil, en un par de semanas definimos cual sería el repertorio, lo definimos junto con Santiago».
Los invitados que aparecen en el disco provienen de diversos géneros y todos le dieron un color diferente. Respecto de lo que aportó cada uno, Sforzini planteó: «Cada uno de los invitados es una institución en sí mismo, cada uno aportó su marca y sello personal, lo cual le da al disco una variedad sonora en su desarrollo. Falta y Resto sumó poesía y alegría a ‘Bajan’, Litto Nebbia aportó emoción y valor histórico a ‘Muchacha ojos de papel’, Melingo sumó mística a ‘Cementerio Club’ y Mimí Maura le puso el balance de energía perfecto a ‘Durazno sangrando'».
El baterista y productor analizó también cuál fue su rol en este trabajo y se le abrió nuevas puertas el hecho de sumergirse en el terreno del tango. «Mi rol fue el de elegir a todos los jugadores que juegan este partido y hacerlos jugar, como el DT musical. También me encargué de la idea y arte del álbum. Todas las puertas están siempre abiertas, depende de uno si quiere entrar o no. En la obra de Luis hay canciones que por su lirica ya son tango, ‘El anillo del Capitan Beto’, ‘Laura va’, la intro de ‘Cantata de puentes amarillos’, en el disco ‘La La La’, donde grabó un tango como ‘Gricel’ junto a Fito Páez. Y del mismo modo el tango aparece en títulos de sus canciones, por ejemplo ‘Tango cromado’. Y si escuchás ‘Tema de Pototo’ o ‘Seguir viviendo sin tu amor’ se revela el ADN tanguero de Luis».
Por Romina Grosso (Télam)