Lars Ulrich, miembro fundador de Metallica, ha defendido el cuestionado sonido de su batería en el álbum «St Anger», de 2003.
Los fans, periodistas, audiófilos y bateristas han criticado constantemente el sonido de la batería en aquel álbum, grabado en un momento en que la banda estaba a punto de separarse.
En una entrevista con Eddie Trunk de SiriusXM, Ulrich defendió al disco cuando se le preguntó si estaba conforme con el sonido de la batería.
«Lo banco al 100% porque, en ese momento, esa era lo correcto», dijo. “Por mi personalidad, siempre estoy mirando hacia el futuro, siempre pensando en lo siguiente».
«Así es como estoy conectado», continuó. «Ya sea que esté pensando en el futuro de Metallica, o en mi vida personal, o en las relaciones, lo que sea que esté haciendo, siempre estoy pensando en el futuro. A veces, posiblemente, haya pasado demasiado tiempo en el futuro, pero rara vez paso tiempo en el pasado. En definitiva, la única vez que esto realmente surge es en las entrevistas».
Hablando sobre el disco, explicó: «Cuando escucho ‘St. Anger’ hay mucha energía increíble y cruda, y es como ‘¡Guau!'».
«Me han pegado mucho. Pero la batería fue algo súper impulsivo, momentáneo… Estábamos trabajando en un riff. (James) Hetfield estaba tocando un riff en la sala de control. Decía ‘necesito ponerle un ritmo a esto’. Corrí a la sala, me senté y toqué un par de golpes sobre este riff para no perder la energía del momento, y olvidé ajustar el bombo».
Ulrich continuó: “Después estábamos escuchando eso, y yo pensaba ‘¡Guau! Ese sonido se ajusta a ese riff, y suena extrañamente raro y genial”. Entonces dejé el bombo así para el resto de las sesiones, más o menos. Y luego fue, como, «Sí, eso es genial. Eso es diferente. Eso va a enojar a mucha gente. Eso suena como parte del cachetazo, o lo que sea».
“Y luego se convirtió en esta cosa enorme y debatida. Y a veces nos sentamos al margen y decimos: ‘¡Mierda! No lo vimos venir’, en términos del problema en el que se transformó», agregó.
El álbum fue lanzado en 2003, al final de un período de dos años marcado tanto por la partida del bajista Jason Newsted como por la larga estadía de James Hetfield en rehabilitación. Las tumultuosas sesiones de grabación fueron capturadas más tarde en el documental de 2004 «Metallica: Some Kind Of Monster».
Ulrich continuó diciendo que no se arrepiente de ninguna de las opciones de producción de Metallica a lo largo de su carrera, y explicó: «Sé que en ese momento, eran la verdad y era lo instintivo y lo correcto».
Hace unos días, el productor del álbum, Bob Rock, había explicado la historia detrás del sonido del difamado redoblante. No es sorprendente que principalmente le haya echado la culpa a Ulrich, quien se enamoró del sonido de la batería Plexi Ludwig.