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Murió James Cotton, maestro de la armónica en la época dorada del blues

17/03/2017 - Noticias
Murió James Cotton, maestro de la armónica en la época dorada del blues

El legendario armonicista de blues James Cotton ha fallecido después de luchar contra una pulmonía. El músico de 81 años había superado un cáncer de garganta en los años 90, antes de grabar un álbum final con estrellas que incluyó a Gregg Allman, Chuck Leavell y Warren Haynes.

De hecho, Cotton siempre tuvo muchas conexiones con el rock. Fue telonero de Janis Joplin. Su álbum debut para el sello Verve fue producido por Michael Bloomfield. Firmó con el mánager Albert Grossman, quien también representó a Bob Dylan, The Band y Janis Joplin. Con el paso de los años, Cotton fue telonero o compartió escenario con Led Zeppelin, The Grateful Dead, Keith Richards, Santana, Cream, Little Feat y Steve Miller.

Cotton, apodado Superharp, había nacido en un lugar llamado Tunica, en el estado de Mississippi, en 1935. En casa había nueve hijos y el modo de vida consistía, como en los tiempos de la esclavitud, en recoger el algodón. Su padre, Mose, dedicaba los domingos a predicar en la iglesia del lugar que, como suele ocurrir en estos relatos, fue el lugar por el que entró la música en la vida de Cotton. Una vez pidió una armónica como regalo de navidad y consiguió un instrumento que costaba 15 centavos. Con él, imitaba el sonido de los pollos y el del tren.

Todo este paisaje sureño es importante ya que Cotton fue uno de los portadores que llevaron el blues del Delta, el más puro de todos, a Chicago, donde el género se electrificó y abrió sus puertas. Entre la tradición y la modernidad, Cotton tuvo la oportunidad de unir dos mundos.

Antes, hubo escala en Memphis, donde, a los 15 años, el muchacho ya grababa para la legendaria Sun Records. «‘Cotton Crop Blues’ fue lo primero que hice solo», dijo Cotton a PBS. «Cuando escribí esa canción nunca pensé que tendría la oportunidad de grabarla. Tenía un programa de radio y (el dueño de Sun Records, Sam) Phillips me llamó un día y me dijo: ‘¿Te gustaría hacer una grabación?'».

Después, el viaje continuó hasta Chicago, hasta Chess Records, que fue el sello discográfico que ligó su carrera a la de Muddy Waters, con el que trabajó hasta 1966.