Menú

«Obsesion», el debut formal de Miguel Mateos como solista, cumple 30 años

26/06/2020 - Retro
«Obsesion», el debut formal de Miguel Mateos como solista, cumple 30 años

Después de conquistar América Latina con sus discos «Solos en América» y «Atado a un sentimiento» y las giras correspondientes, Miguel Mateos decidió instalarse en los Estados Unidos, terminando con la exitosa banda Zas y emprendiendo una carrera solista, aunque en realidad sus últimos discos ya podían considerarse prácticamente obras unipersonales de Mateos.

En septiembre de 1989, el creador de «Tirá para arriba» fue uno de los números destacados en pisar el escenario del mítico The Palace de Los Ángeles, al participar de un concierto benéfico para la lucha contra el sida, en el que también actuaron Stevie Wonder, Dionne Warwick, Bobby Brown y Prince, entre otros.

Junto con Soda Stereo y Charly García, Mateos era uno de los músicos argentinos en emprender una avanzada en los Estados Unidos. Ya había logrado una importante convocatoria en los conciertos ofrecidos en aquel país, especialmente gracias al éxito logrado en México y a la gran colonia hispana residente en ciudades como Los Ángeles. Eso lo motivó a radicarse en los Estados Unidos y a preparar la gestación de un nuevo disco, que llevaría por título «Obsesión».

Para su grabación, Mateos estaba decidido a convocar a un productor externo. «Hubo varios nombres dando vueltas que incluso fueron cambiando por una cuestión de presupuesto», comentó en una entrevista con la revista Rock & Pop en 1990. «Todo esto comenzó a generarse el año pasado, y las crisis económicas de Argentina fueron terribles».

Finalmente, el nombre elegido para producir el álbum fue el de Michael Sembello, quien había trabajado con figuras como Sergio Mendes, George Benson, New Edition y Michael Jackson, y era reconocido en estas pampas por su trabajo en la banda de sonido de la película «Flashdance», para la que compuso e interpretó el hit «Maniac».

«El contacto con Michael fue a partir del New Music Seminar, donde conocí a mucha gente y me fui conectando», recordó Mateos. «Además, la gente del área latina de la sucursal de la compañía grabadora en Estados Unidos me ofreció dos o tres posibilidades, entre ellas Michael, que ya había trabajado con artistas latinos. Nos juntamos, escuchó los demos y se sorprendió que se hiciera algo así en Argentina».

«Al principio tenía miedo, porque es un productor que es compositor y cantante», confesó el ex Zas. «Realmente tenía pánico de cómo iba a tratar el material un tipo que vivió en Los Ángeles. Yo no quería tocar ciertas cosas que ya tenía medio claras. No quería un sonido californiano, por ejemplo, pero todo quedó claro después de las charlas previas y el trabajo en el estudio».

Hacíamos un tema por vez, y Michael tuvo la grandeza de una consulta permanente conmigo y Alejandro (Mateos). Tenía una apertura muy buena, y así fue como hicimos toda una sesión con aerófonos, o cuando consideramos poner un bandoneón en lugar de un saxo», en alusión a la participación del rosarino Coco Trivisonno en «Malos pensamientos». «Abordé cosas que no había hecho antes, y en perspectiva creo que me reencontré un poco con mi cosa porteña, con Buenos Aires y Argentina. Para mí el bandoneón es uno de los ‘highlights’ del disco. Siento que es el disco más cercano a la Argentina que yo jamás haya hecho».

Michael Sembello no fue la única opción para producir el álbum. Se analizó la posibilidad de hacer al menos un tema con algunos pesos pesados como Nile Rodgers, Don Was, Bob Clearmountain, e incluso Brian Malouf, que ya había trabajado con Mateos en ‘Solos en América’ y ese año había hecho ‘Dick Tracy’ con Madonna. «Obviamente, los presupuestos que se manejan en Estados Unidos son enormes y están absolutamente alejados de la realidad», se sinceró Mateos.

Además de Miguel en voz, teclados y guitarras, participaron de la grabación de «Obsesión» su inseparable hermano Alejandro Mateos en batería y coros y varios músicos de sesión como Jennifer Baten -guitarrista de las giras de Michael Jackson- y Jean Louis Monfraix en guitarras, Wade Biery en bajo, Joellen Friedkin en teclados y Jim Pollock en saxo. A ellos se sumó un compatriota residente desde los años 70 en Los Ángeles: Gustavo Santaolalla, quien aportó charango y tubos. El propio Sembello agregó guitarras, teclados y arreglos.

«Tuve dos procesos de producción previos a la grabación definitiva. Fue bastante largo, más de seis meses en forma alternada», contó Mateos. «Hubo mucho trabajo de producción y fue un aprendizaje infernal. Creo que se nota, porque lo escucho y me parece bien, a diferencia de otros discos. Porque siempre pasa que uno le encuentra pequeños errores o detalles que cambiaría. Esta vez no: estoy contento como suena. Es muy potente y a nivel sonido es una de las mejores cosas que hice».

«A mí me encanta grabar pero tampoco soy Steely Dan, que pasaba un año y medio en el estudio. O Peter Gabriel, que tarda de dos a cinco años», destacó. «Creo que las obras se tienen que plasmar en un tiempo razonable pero dándole toda la producción posible, y por eso busqué la ayuda de alguien como Michael Sembello, que en el aspecto tecnológico aseguró todo el aparato para que el resultado sea realmente potente».

«Obsesión», publicado el 27 de junio de 1990, presenta un sonido claro, más orientado al pop imperante en aquellos años que al rock. Así y todo, el disco incluye algunas letras profundas, tal como sucede en casi toda la discografía de Mateos.

«Tirar los muros abajo» es una clara alusión al Muro de Berlín, derribado el 9 de noviembre de 1989. «Tirar los muros abajo, hacerlos mil pedazos / Tirar los muros abajo, poner de moda la libertad / Hoy miles de almas, se hacen el amor en Berlín, invaden las calles todas con un solo fin, cambiar de una vez la historia del mundo», reza parte de la letra.

En «Voy a juntar mis pedazos» retoma la idea, ya esgrimida en otras canciones de su catálogo, de la necesidad de construir un mundo nuevo: «Por qué no hacemos otro mundo con la necesidad del alma / Luchando cuerpo a cuerpo, tirando barricadas con cantarlo ya no alcanza / Voy a juntar mis pedazos / Por los fantasmas en Malvinas que invaden mi habitación / Las esposas en los puños del niño es imposible dormir».

«Estoy ciego» aborda la problemática ambiental, que en aquellos años recién empezaba a figurar en la agenda social. «Polución, mutación, contaminación nos ciegan el corazón / Talan todo el amazonas y yo no lo veo / Hay un agujero en cielo y yo no lo veo / El mar lleno de gasoil / Sigámonos amando en la oscuridad, en la oscuridad», dice, y agrega que «Hasta el aire que respiro me esta haciendo mal / La comida que como sabe artificial»

«Ciudades en coma» tiene una melodía casi dance -también otro signo de los tiempos- con una letra distópica y casi apocalíptica con un rap -marcando una vez más el sonido de 1990-.