Era la madrugada del 25 de febrero de 2005. En la Ruta Nacional 5, cerca de Luján, el cuerpo sin vida de Norberto «Pappo» Napolitano, quedó tendido en el asfalto, apagando la vida de uno de los principales detonadores del rock pesado local.
«Quiero ganarle a la vida en cada noche de blues, en cada cuerpo de mujer, en cada amigo del alma con el que charlo hasta la madrugada» contaba Pappo. Solía decir que «la velocidad era la mejor medicina para alejar la angustia» y se murió una noche a toda marcha sobre una frágil moto que lo arrojó a la ruta para que un auto cortara abruptamente su pasión.
Figura del rock desde los años 60, cuando la esperanza en el país no estaba tácitamente vedada, «El Carpo» integró varias formaciones desde Los Gatos hasta Pappo’s Blues, su primera banda. Dominó las diferentes tonalidades del blues, conoció los colores de un buen boggie, palpitó el rock con guiños de rockabilly, tuvo la melancolía de una balada y el tono dramático que hace al mejor blues.
Siempre mostró un gran fanatismo por los autos (tenía un taller mecánico en su vieja casona del barrio porteño de La Paternal), y las motos. Y fue justamente en su «querida» Harley Davidson donde entregó su vida. Pero no su alma, porque donde haya rock, su música seguirá vibrando.
Tocó en la primera formación de Los Abuelos de la Nada, cuando en Plaza Francia, allá por el año 1967, el recordado Miguel Abuelo y el periodista Pipo Lernoud buscaban músicos para integrar aquella formación, hoy histórica.
También participó en Los Gatos de Litto Nebbia (se alejó por no sentir ese tipo de rock), luego naufragó por Conexión Nº 5 de Carlos Bisso, La Pesada del Rock de Billy Bond y un breve paso por el Manal de Javier Martínez y Claudio Gabis.
Fue con Pappo’s Blues, integrada con el «ruso» David Lebón y el baterista Black Amaya, donde comenzó su verdadera música, donde el rock pesado se entremezclaba perfectamente con el blues.
De aquella emblemática formación quedaron registrados inolvidables álbumes como toda la serie «Pappo’s Blues» del volúmen 1 al 7, donde temas como «Sucio y desprolijo», «Sandwiches de miga», «Siempre lo mismo nena» y «El tren de las 16», quedaron registrados como clásicos del rock local.
Aeroblus fue su próximo destino junto al «Negro» Alejandro Medina, pero no prosperó en ese intento, quedando sólo un álbum del año 1977.
Por aquellos años, Pappo viajó a Europa «para ver de cerca a los grandes». En ese conjunto agrupaba a varios de sus ídolos y referentes musicales, como Eric Clapton, The Rolling Stones, Fleetwood Mac y Led Zeppelin. «Había que sobrevivir de cualquier manera y yo hice de todo. Fui lavacopas en el primer Hard Rock Café, en Londres, guardaespaldas y chofer de un grupo inglés que se llamaba The Heavy Metal Kids y también empleado de la Firestone inglesa».
Debido a las influencias del rock pesado que había escuchado en esos viajes, gestó la mítica y nunca disuelta formación de Riff (pese a las idas y venidas), junto con Vitico, Michel y Danny Peyronel (este último en los comienzos) y Boff.
«Chau Pappo’s Blues, hola Riff», era el lema, «Basta de cadenas, basta de violencia, lo tiempos han cambiado para todos, y para mí también», decía allá por 1979 el «Carpo».
Paralelamente a Riff («siempre vamos a tocar, no tenemos porqué disolver la banda, si estamos a gusto»), promediando los 80 comenzó su carrera solista y también sus contactos permanentes con la música internacional y los conciertos en la Argentina y en los Estados Unidos, junto al enorme guitarrista de blues B.B. King.
Cuenta la leyenda que el vínculo con King surgió en 1973, cuando el Pappo de entonces, apenas un muchacho lleno de asombro, llegó a los camarines del músico estadounidense, de paso por Buenos Aires, y le obsequió un queso y una botella de vino tinto.
Tuvieron que pasar 19 años para que el capo del blues lo invitara a compartir escenario en la escala neoyorquina del «B.B. King Tour Friends & the all Stars Alligator Récords».
Placas solistas como «En concierto», «Blues local», «Pappo sigue vivo», «30 grandes éxitos», «Caso cerrado», y la última que data del año 2003, «Buscando un amor», ya quedaron fijas en la historia de la música nacional.
Músicos como Javier Martínez, Alejandro Medina, Black Amaya, Miguel «Botafogo» Vilanova, Luis Robinson, Bocón Frascino, Pato Frasca, Daniel «Yalo» López y el mismo Juanse (ex Ratones Paranoicos), grabaron y tocaron en sus conciertos.
Otros de los grandes sucesos internacionales de su carrera, fueron el show junto a B.B. King en Obras Sanitarias y el concierto como telonero de Guns N’ Roses en River Plate, pero al frente de Riff.
En 1994 vuelvió a Estados Unidos y se presentó por segunda vez con B.B.King, en el Madison Square Garden de Nueva York. Parte de esa gira fue editada en «Pappo sigue vivo». En 1995 retornó con Pappo’s Blues, al presentar «Caso cerrado».
A Pappo le gustaba poco hablar; en la mayoría de las notas, su leiv motiv era «vamos a tocar, loco, después hablamos o no, como quieras».
«Yo no creo en la gloria. Uno se muere solo y encuentra la dicha sin necesidad de estar con mucha gente al lado. En general desconfío de los famosos, de los abstemios y de los tipos que están muy seguros de sí mismos. Me parecen unos tontitos», aseguraba.