“¿Por qué tocar todas estas notas cuando sólo podemos tocar las mejores?”. Esta famosa frase de Miles Davis -de quien hoy se cumplen 25 años de su muerte- resume perfectamente su filosofía, basada en la emoción y control sobre el sonido lánguido de su icónica trompeta y no tanto en la virtuosidad.
Nacido en Alton (Illinois, Estados Unidos) el 26 de mayo de 1926 en una familia afroamericana, tuvo un estilo único y una incomparable expresión. Por treinta años, Miles Davis ha sido una figura clave en el jazz y la música popular del siglo XX.
Después de ser parte en la revolución del bebop, el brillante trompetista fue el precursor de muchos estilos, incluyendo el cool jazz, hard bop, jazz modal y jazz eléctrico. Sus grabaciones, junto con numerosas actuaciones en vivo de grupos dirigidos por él, fueron fundamentales para el desarrollo artístico de jazz.
El trabajo del liderazgo de Davis es tan importante como la música en sí. Los músicos que trabajaron con él casi siempre alcanzaron bajo su dirección la madurez, y encontraron la inspiración para centrarse en objetivos nuevos y ambiciosos.
Con una personalidad sombría y hosca, Davis fue también por esta razón llamado “el príncipe de la oscuridad”, un apodo que también se refirió a la buena calidad nocturna de su música.
Davis falleció el 28 de septiembre de 1991 en Santa Monica, California.
Estos son cinco álbumes esenciales de su carrera, joyas atemporales que después de tantos años, no dejan de brillar.
1. Kind of Blue (1959)
Un disco imprescindible en la colección de un verdadero amante de la música, capaz de conciliar el jazz ortodoxo con vertientes más modernas. “Kind of Blue” quedó en la historia por ser un álbum revolucionario, permitiendo a los músicos la máxima libertad en la improvisación a través del uso de escalas modales, en lugar de las relativas.
2. Bitches Brew (1970)
“Bitches Brew” es un disco futurista e impresionante que combinó por primera vez el jazz y el rock, la ampliación de espacio y tiempo en seis pistas que exceden los 15 minutos, en dos vinilos y, años más tarde, en dos CD. Durante tres días consecutivos los músicos (de la talla de Chick Corea, Joe Zawinul, John McLaughlin y Dave Holland) se quedaron tocando durante tres horas seguidas sin parar para esa cinta Ampex que ha inmortalizado esas legendarias sesiones. Una orquesta real, con dos baterías, dos percusiones, dos saxos, tres pianos, dos bajos y una guitarra, todos dirigidos por la mágica trompeta de Davis.
3. Birth of the Cool (1957)
El registro que puso en marcha el cool jazz, recibió en 1982 el reconocimiento del Grammy Hall of Fame. Recoge doce canciones grabadas en 1949 y 1950 por una formación atípica, el llamado “noneto”, dirigido por Miles Davis con la ayuda del arreglista canadiense Gil Evans, del que también formaron parte Gerry Mulligan, John Lewis, Lee Konitz y Max Roach. La idea de Evans fue superar la furia y los rigores del bebop con una música más relajada, utilizando instrumentos inusuales para el jazz como la tuba y trompa, actuando principalmente en el registro medio de cada instrumento.
4. Ascenseur pour l’échafaud (1958)
“Ascenseur pour l’échafaud” (Ascensor para el cadalso) es la banda sonora de la película homónima de Louis Malle, Gracias a la perfecta interacción entre las imágenes y la atmósfera helada creada por el trompetista, es considerada un hito del cine. Malle transpone a la gran pantalla una novela negra de Noel Calef en la que el protagonista, después de matar a su jefe instigado por la esposa de este último, se queda atrapado en un ascensor, incapaz de escapar de la escena del crimen. La música de Davis, afilada como una navaja y fría como el viento del invierno, encaja perfectamente con la fría determinación de los protagonistas de la película.
5. Tutu (1986)
El título del álbum, ganador de un premio Grammy en 1987 por Mejor Improvisación Solista de Jazz, es un homenaje cálido y electrizante al arzobispo sudafricano Desmond Tutu. El álbum iba a ser realizado con Prince, pero las dos personalidades excéntricas y fuertes de los artistas hizo naufragar lo que hubiese sido una colaboración estelar. “Tutu” cuenta con la contribución fundamental de un entonces muy joven Marcus Miller, que compuso canciones, tocó la mayor parte de los instrumentos, escribió los arreglos y actuó como productor. La instrumentación de “Tutu” es casi totalmente electrónica, con la excepción del track “Backyard Ritual”, escrito, arreglado, realizado y co-producido por George Duke. “Full Nelson” es un homenaje a Nelson Mandela, aunque algunos podrían argumentar que se refiere a Roger Nelson, más conocido como Prince.