Entre 1972 y 1975, desde el lanzamiento de su disco debut «Vida» hasta el «Adiós Sui Generis«, el dúo conformado por Charly García y Nito Mestre supuso una verdadera revolución dentro del incipiente rock nacional. Charly y Nito recuerdan aquellos años, desde el momento en que se conocieron en la escuela hasta aquellos históricos conciertos en el Luna Park.
«Armé la primera bandita de rock en el colegio primario a los once años», cuenta Nito. «Y en un recreo, estábamos en el patio y veo que hay alguien en la sala de música tocando el piano. Me acerqué y me encontré a Charly. Obviamente nos pusimos a hablar enseguida porque éramos, en teoría, la banda rival. Inmediatamente nos hicimos amigos, tal es así que a las dos o tres semanas inventamos lo que se llamaba un asalto para juntar fondos para nosotros mismos».
«Lo más importante fue que Nito se quedó conmigo en el colegio»,agrega Charly. «Él vino conmigo, lo que de alguna manera provocó un fenómeno que fue la despedida de Sui Generis y todos esos megaconciertos. O sea, creo que fue piola… Nito también estaba de acuerdo».
Después de golpear varias puertas, finalmente fueron contratados por el sello Talent/Microfon. «Con Nito íbamos a todas las grabadoras recomendados por mi madre», recuerda Charly. «Entonces nos sentamos frente a Jorge Álvarez y a Billy Bond, Nito y yo, les cantamos primero ‘Monoblock’… nosotros creíamos en ‘Monoblock’. Y Álvarez nos dice ‘esta última es la que queremos… la semana que viene graban’. Nosotros no le creímos, porque siempre nos decían ‘la semana que viene graban’ y cuando aparecíamos en la dirección que nos daban había un baldío».
Sobre el contenido de las letras, Nito Mestre reconoce que «todas las letras de Sui, en el fondo, son letras de amor. Lo que pasa es que tiene una vuelta periodística de como estaban escritas, entonces eso es lo que hacía (que fuese) una cosa distinta, que a la gente le pegaba enseguida».
«Evidentemente Sui Generis perduró porque, en una de esas, todas las letras contaban lo que le pasaba a la juventud de antes», analiza Nito. «Si a la otra generación que le siguió y la de ahora también le sigue gustando Sui, es porque se identifican con lo que a nosotros mismos nos pasaba».
«Después de ‘Vida’, que funcionó muy bien, al toque, ahí nomás salió ‘Confesiones de invierno’ que cambió radicalmente… no sé si cambió pero creció bastante más. Podíamos tener más exigencias con el disco», cuenta Mestre sobre el salto de calidad que significó el segundo disco, tras aquella explosión del debut. «Y ‘Confesiones de invierno’ ya lo hicimos con dos temas con toda la orquesta, con coros, lo grabamos en ocho canales ¡ocho canales!… era una maravilla grabar en ocho canales».
El 5 de septiembre de 1975 tuvo lugar en el Luna Park el histórico «Adiós Sui Generis», en dos funciones que quedarían registradas en una película y varios discos. «Mirá como estaba preparado técnicamente todo el asunto que se filmó una película, y el Bebe Kamín, que era el director, supuso que iba a venir gente, que iba ser fácil, pero no calculó que iba a venir tanta gente y que iba a tener que filmar tanto… entonces se quedó sin material y sin cinta para grabar la segunda función. Por eso hay insert de otras cosas», explica Nito.
«El Luna Park fue muy fuerte, porque fueron dos funciones», rememora Mestre. «Yo me acuerdo que antes de entrar a la primera función me asomo y veo que está repleto de gente… lo llamo a Charly y le digo ‘¡mirá la cantidad de gente que nos vino a ver!’. Y no lo podíamos creer, como dos pibes, porque no habíamos visto tanta gente junta».
Charly da su veredicto sobre el filme. «Yo creo que la película refleja totalmente como éramos nosotros en esa época», dice. «Podía haber cosas de más, cosas de menos, pero por ejemplo en esa parte que está filmada en un estudio, es una parte de lo que tenía Sui Generís… ese tipo de glamour que tenía Sui Generis, pero también está la parte tipo cancha de fútbol del Luna Park donde se ve la inocencia del grupo, (Rinaldo) Rafanelli al mango tocando, y Juan Rodríguez… o sea, Sui Generis ya era un grupo… yo creo que la película refleja mucho eso».