Hace 29 años, MTV estrenaba el controversial videoclip de «Like A Prayer», el tema que daba nombre al cuarto álbum de estudio de Madonna. Inmediatamente después de su difusión, el clip generó una fuerte polémica por sus escenas.
En él se pueden ver imágenes del interior de una iglesia, un crimen con Madonna como testigo, el beso de la cantante a un santo negro, estigmas y cruces ardiendo. Al parecer la idea de Madonna era encontrar la delgada línea que divide el éxtasis sexual del religioso, mezclando ambos temas.
Diversos grupos religiosos protestaron por el clip, diciendo que contenía el uso blasfemo de imágenes cristianas. Madonna respondió diciendo que «el arte debería ser controvertido, y eso es todo lo que hay que hacer».
El video fue dirigido por Mary Lambert, quien ya había trabajado con Madonna en los clips de «Borderline», «Like a Virgin», «Material Girl» y «La Isla Bonita». Fue rodado durante cuatro días en los Raleigh Studios de Hollywood, California y en San Pedro Hills en San Pedro, California.
Madonna quería que el video fuera más provocativo que cualquier otra cosa que hubiera hecho antes. Quería abordar el racismo haciendo que el video mostrara a una pareja de razas mixtas asesinadas por el Ku Klux Klan. Pero al pensarlo mejor, terminó con otro tema provocativo para seguir con las connotaciones religiosas de la canción.
Lambert tenía una perspectiva visual diferente sobre la canción. Sintió que se trataba más del éxtasis, especialmente el sexual, y cómo se relacionaba éste con el éxtasis religioso. Se incluyó un argumento secundario sobre Madonna como testigo de un homicidio, que se convirtió en el desencadenante del éxtasis sexual y religioso.
El actor Leon Robinson fue contratado para interpretar el papel de un santo. Esa parte fue inspirada por San Martín de Porres, el santo patrón de las personas mestizas y de todos aquellos que buscan la armonía interracial.
Originalmente, Lambert tomó moldes de la cara, manos y pies de Robinson para crear la estatua del santo que se usaría como decoración. El actor solo representaría las escenas en vivo. Sin embargo, durante la postproducción, Lambert descubrió que la estatua no se parecía demasiado a Robinson, a quien se le pidió volver a filmar las escenas respectivas. Tenía que actuar como una estatua y esto requería un maquillaje especial para las tomas. El actor recordó que permanecer de pie como una estatua fue lo más difícil ya que «en primer lugar, no me di cuenta de lo difícil que es estar de espaldas estando absolutamente erguido, derecho y sin moverme. En segundo lugar, como artista tenés una energía nerviosa, y mis requerimientos aquí fueron la antítesis total de eso».
El video comienza con Madonna presenciando el asesinato de una joven mujer por un grupo de hombres, pero está demasiado asustada para reaccionar. Un hombre negro que camina por el callejón también ve el incidente y corre para ayudar a la mujer, pero los asesinos huyen justo cuando llega la policía. Las sospechas recaen erróneamente en que el negro es el asesino y la policía lo arresta. Los verdaderos asesinos miran de manera amenazante a Madonna y se van. Ella huye de la escena del crimen y escapa a una iglesia. Allí ve la estatua de un santo que se parece al hombre de la calle. Cuando comienza la canción, se pone a rezar frente a la estatua, que parece estar llorando.
En un sueño, Madonna siente que está cayendo por el espacio. De repente, una mujer que representa al poder y la fuerza, la atrapa. Aconseja a Madonna que haga lo correcto y la devuelve a la realidad. Aún soñando, regresa a visitar a la estatua, que se transforma en el hombre negro que había visto antes. Él besa su frente y se va de la iglesia mientras ella toma un cuchillo y se corta las manos, que sangran.
Las escenas entremezcladas muestran a Madonna cantando y bailando frente a cruces ardiendo, escenas eróticas entre ella y el santo, y la cantante siendo rodeada por un coro en una iglesia. Madonna se despierta, va a la cárcel y le dice a la policía que ella fue testigo del crimen y que el negro es inocente; la policía lo libera. El video termina cuando Madonna baila frente a las cruces ardiendo, y luego todos los involucrados en la historia hacen una reverencia cuando las cortinas caen en un escenario.
Después de su estreno, el Vaticano condenó el video, mientras que grupos familiares y religiosos protestaron por su emisión. Boicotearon los productos del fabricante de bebidas gaseosas Pepsi, que utilizó la canción para un comercial. Entonces el contrato de Madonna con Pepsi fue cancelado.
El video recibió mayoría de respuesta positivas de periodistas y críticos. Jamie Portman de The Daily Gazette consideró que el clip podría ser «vulnerable a las acusaciones de ser descaradamente provocativo en su mezcla calculada de sexo y religión». David Rosenthal de The Spokesman-Review encontró el video como «visualmente impactante»; sin embargo, Edna Gundersen de USA Today no entendió el escándalo en los medios por el videoclip. Señaló que «Madonna es la chica buena en el video. Salva a alguien. ¿Cuál es el problema? …».
Entre los críticos musicales, Phil Kloer de Record-Journal consideró que si uno condena el video como racista o no, «es condenable porque explota un símbolo del mal [las cruces ardientes del Ku Klux Klan] para vender discos». Al escribir para Los Angeles Times, Chris Willman consideró que el video es la representación de una canción de amor, y no una blasfemia.
En los MTV Video Music Awards de 1989, «Like a Prayer» fue nominado en las categorías Viewer’s Choice y Video of the Year, ganando el primero. Irónicamente, ese año el premio fue patrocinado por Pepsi, y cuando Madonna subió al escenario para recibirlo, exclamó: «Realmente me gustaría agradecer a Pepsi por causar tanta controversia».