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50 años de «Bohemian Rhapsody», una obra maestra que revolucionó el rock

31/10/2025 - Noticias
50 años de «Bohemian Rhapsody», una obra maestra que revolucionó el rock

Hoy, 31 de octubre de 2025, se cumplen exactamente 50 años desde que «Bohemian Rhapsody» de Queen irrumpió en las ondas radiales británicas, un hito que transformó para siempre la música popular. Lanzada como single aquel día, esta épica de más de seis minutos no era solo una canción: era un manifiesto sonoro, una fusión audaz de rock, ópera y humor absurdo que desafiaba todas las convenciones de la época. En un mundo donde los singles rara vez superaban los tres minutos, Queen —con Freddie Mercury al frente— apostó por la extravagancia, y el resultado fue un himno eterno que acumula más de 2.800 millones de reproducciones en Spotify, convirtiéndolo en la pista del siglo XX más reproducida en la historia.

Para conmemorar este aniversario, la revista Rolling Stone conversó en profundidad con Brian May y Roger Taylor, los dos miembros activos de la banda, en sus respectivas fincas rurales en el campo británico. Sus recuerdos, salpicados de anécdotas hilarantes y reflexiones profundas, pintan un retrato vívido de cómo una idea loca de Mercury se convirtió en un fenómeno cultural.

Los orígenes: de amigos soñadores a la formación de Queen

Todo comenzó en los finales de los años 60, en humildes pisos londinenses, donde Roger Taylor y Freddie Mercury (nacido Farrokh Bulsara) forjaron una amistad que sería el núcleo de Queen. Acostados en el suelo, escuchaban «Electric Ladyland» de Jimi Hendrix, soñando con la fama mientras compartían botellas de vino —nada más fuerte, por cierto. «Fred y yo no éramos buenos fumando hierba. Yo pensaba que mi cabeza estaba en llamas por detrás. Nunca nos sentó bien», recuerda Taylor con una risa. Ambos compartían una pasión por Hendrix y un gusto por la moda extravagante, con camperas de terciopelo que evocaban la era psicodélica. «Queríamos ser los mejores. Ambos realmente ansiábamos el éxito», añade Taylor.

Antes de Queen, Taylor tocaba la batería en Smile junto a Brian May, un fanático meticuloso de Hendrix que construyó su propia guitarra, la icónica Red Special. Bulsara, por su parte, cantaba en la efímera Ibex. Hijo de una familia parsi zoroástrica privilegiada en Zanzíbar, Mercury había asistido a una elitista escuela internado en India desde los ocho hasta los 16 años, y huyó al Reino Unido en 1964 tras una revolución. Inicialmente, no era un cantante excepcional: «La verdad honesta es que no era un gran cantante en ese momento. Tenía este ruido muy poderoso pero descontrolado», confiesa Taylor. Sin embargo, tras la salida del vocalista Tim Staffell de Smile a principios de los 70, Bulsara se unió con determinación. El grupo se rebautizó como Queen y el resto es historia.

El estilo de armonías vocales de Queen nació en cuevas costeras de Cornualles, donde May, Mercury y Taylor experimentaban con armonías en tres partes: «Solíamos entrar en las cuevas y solo cantar cosas», relata May. «Nos regodeábamos en el sonido, esa hermosa mezcla de armonías. En particular Freddie y yo compartíamos esa pasión». El bajista John Deacon completó la formación en 1971. Influencias clave incluyeron las armonías multicapa de Los Beatles —especialmente «Because» de 1969, que les provocaba «escalofríos por la espina dorsal»—, el «Tommy» de The Who (visto en vivo en diciembre de 1969), la fusión prog-rock de Yes, y pioneros como Buddy Holly y los Everly Brothers. May resume la visión de Queen: «Tenías esta pesadez, esta estructura de poder y emoción en la pista de fondo, pero encima todo esa hermosa melodía y armonía. Así lo tenías todo». Taylor, crítico con la música actual, lamenta: «Realmente tenías que ser bueno con tu instrumento; eso ya no parece un requisito necesario estos días».

Mercury idolatraba a Hendrix —lo vio 14 veces— y lo veía como «todo lo que yo quería ser». Salía con mujeres como Mary Austin (conocida en 1970), aunque sus compañeros solo tenían una «leve sospecha» de su sexualidad. A mediados de 1971 adoptó el nombre Mercury, inspirado en su propia letra de «My Fairy King» del debut de Queen.

La creación: Un nacimiento intenso en Ridge Farm

«Bohemian Rhapsody» surgió durante las sesiones del cuarto álbum de Queen, «A Night at the Opera» (1975), un período de libertad creativa tras escapar de un contrato asfixiante con el mánager Norman Sheffield, que los dejó «increíblemente pobres» pese al éxito de «Killer Queen» (1974). El nuevo mánager, John Reid, consiguió un adelanto de EMI, permitiendo experimentación total. En junio de 1975, la banda se refugió en Ridge Farm, una granja a una hora de Londres, donde Mercury empezó a componer en un piano al aire libre. May, lidiando con su propia «Prophet’s Song» —una pieza apocalíptica inspirada en un sueño, más larga que «Rhapsody»—, se recuperaba de una úlcera y sentía la competencia: «Éramos bastante competitivos, por supuesto. Podía oír a Freddie martilleando ‘Bohemian Rhapsody’… Fue un tiempo difícil para mí».

Mercury había empezado a escribirla a finales de los 60, pero fue en Ridge Farm donde cobró forma. May contribuyó con orquestaciones de guitarra y solos mientras espiaba el proceso: «La idea para toda la parte instrumental en ‘Rhapsody’ crecía mientras lo escuchaba desarrollar la canción. Freddie tenía algunos procesos de pensamiento increíblemente laterales». El riff pesado tras la sección operística fue invención de Mercury, aunque desafiante para May: «‘Bohemian Rhapsody’ nunca es fácil de tocar, incluso después de todos estos años. Aún tengo que mantener mis sentidos alerta o me bajaré del tren».

La grabación se dividió: pistas básicas en Rockfield Studios, Gales (batería, bajo, piano), y luego múltiples estudios en Londres, desmintiendo el mito de ser «el álbum más caro jamás hecho», Reid aclara: «No hubo derroche. … Estoy seguro de que los (Rolling) Stones gastaron más». La sección operística tomó tres semanas, con May, Taylor y Mercury sobregirando para crear un «efecto de coro de 160 a 200 piezas», todo memorizado en la cabeza de Mercury: «El hecho de que ciertas partes solo se canten en momentos específicos y que aparezcan y desaparezcan? Eso es inconcebible para mí tenerlo todo en la cabeza», dice el asistente de ingeniería Gary Langan. Taylor recuerda: «Los tres cantábamos cada parte, lo que le daba una verdadera grosura, un cuerpo». Taylor alcanzó los «Galileos» más agudos y una vez estalló en una rabieta por agotamiento, más intensa que en la biopic de 2018: «Realmente perdió los estribos. Estaba furioso», confirma Langan. May tocó todas las guitarras con su Red Special, influenciado por Pete Townshend.

Anecdotas divertidas abundan: Taylor tiene una estatua de Mercury de 6 metros y un gong de 60 pulgadas (golpeado al final): «Recuerdo que Led Zeppelin tenía un gong. Así que nosotros uno mucho más grande. Una patética competencia, realmente». Era un álbum «de todo o nada», como dice Taylor, en medio de presiones familiares —el padre de May llamó su carrera musical «tirar tu vida por la borda».

Temas líricos: Dolor, humor y misterio sin resolver

Mercury nunca explicó las letras: «La gente aún me pregunta de qué trata ‘Bohemian Rhapsody’, y yo digo que no lo sé». El DJ Kenny Everett lo llamó «tonterías rimadas». Las especulaciones giran en torno a su lucha con la sexualidad; Reid, gay y mánager desde mediados de 1975, cree que es sobre salir del clóset: «Creo que esa es la clave, y un poco de autodesconfianza, y el hecho de que nunca podría ser tan abierto con sus padres». Líneas como «Tengo que dejarlos a todos atrás y enfrentar la verdad» y el «Mamá» sugieren culpa por su pasado heterosexual, con el disparo inicial como metáfora de acabar con su persona straight. Reid descarta afirmaciones de un libro reciente sobre una «hija secreta» de Mercury en 1976 como «completamente ridículas».Taylor lo ve como «sobreinterpretación»: «Estaba escribiendo una canción bastante intensa y rumiante. Y luego pusimos todos estos pedacitos increíblemente tontos en el medio… Creo que lo que hay es plano, y el resto es ‘nonsensical’ de una manera tipo Lewis Carroll«. May lo percibe como subconsciente: «Está creando algo hermoso en su mente. Y usa todo lo que hay en su mente. Usa su dolor, su frustración, su confusión. No es muy literal». Un borrador manuscrito subastado muestra el brainstorming de palabras operísticas como «scaramouche», «Figaro», «Galileo», «magnifico» y «fandango» por rima y sonido, con un título tachado «Mongolian Rhapsody» aludiendo a las Rapsodias Húngaras de Liszt. Mercury investigó ópera: «Algo como ‘Bohemian Rhapsody’ no salió de la nada». Abrazó lo absurdo: «Pensamos, ‘Bueno, esto es un poco ridículo, así que vamos’. Realmente disfrutamos la tontería de ello», dice Taylor. May añade: «Creo que es saludable tener ese tipo de humor sobre lo que haces».

Controversias incluyeron la longitud: más de seis minutos para un single. Taylor recuerda a Deacon intentando editarla, y Elton John objetando: «Dijo, ‘¿Están locos? Eso nunca será un hit. ¡Es demasiado largo!'». Reid niega confrontaciones mayores con la discográfica, pese a la biopic. Mercury era «quisquilloso»: «En ciertas áreas, sentimos que queremos ir a lo grande. Es lo que nos mantiene yendo hacia adelante.… Probablemente somos la banda más quisquillosa del mundo».

Lanzamiento, recepción y un éxito inesperado

Lanzada en «A Night at the Opera» (noviembre de 1975), enfrentó escepticismo pero arrasó: nueve semanas en el número uno en el Reino Unido, aunque tibia en EE.UU. inicialmente. Representa la era pre-punk de producciones elaboradas, justo antes del debut de los Sex Pistols. «‘Bohemian Rhapsody’ no envejece, ¿verdad? Y supongo que esa es la magia para nosotros. Somos afortunados de que no envejezca», dice May.

El renacer en los 90 y su impacto cultural

Revivió en EE.UU. con la película «Wayne’s World» (1992), donde Mike Myers y Dana Carvey headbanguean al riff pesado en un clip editado del video original, catapultándola al número 2 del Billboard Hot 100. El video de 1975, rodado en cuatro horas en Elstree Studios, fue pionero; Taylor odiaba estar «desnudo de cintura para arriba y cubierto de aceite para bebés» a la 1:30 a.m. Culturalmente, es el artefacto más perdurable de Queen, fusionando rock, ópera y humor, influyendo en estructuras de canciones y tecnología. La muerte de Mercury por SIDA en 1991 a los 45 añade melancolía: «Es una encapsulación eterna de la brillantez, el ingenio y el dolor de su voz principal y compositor», afirma el artículo. Taylor: «Olvidate de los ridículos trajes, el showmanship. Ante todo, era un músico brillante».

Reflexiones actuales: El legado vive

Aunque el artículo de Rolling Stone no detalla ediciones específicas de aniversario, enfatiza el legado continuo. Desde 2011, Queen gira con Adam Lambert; Taylor dice: «No creo que hayamos terminado», y May insinúa nueva música: «Adam y nosotros hemos estado en el estudio probando cosas. Nada ha materializado aún». May sueña con una residencia en el Sphere de Las Vegas: «Estoy muy interesado en el Sphere… Lo que podríamos traer a esto sería estupendo». Deacon permanece ausente, pero bendice desde lejos: «Quiere estar separado… Sabemos que tiene nuestra bendición», dice May.

Ambos sienten la presencia de Mercury. Taylor dice: «Brian y yo a menudo pensamos que está en el rincón de la sala». Y May sueña con él de forma prosaica. Mercury subestimaba su obra como «desechable como la bolsa de un paquete de papas fritas», pero May rebate: «No realmente. No Freddie».

Cincuenta años después, «Bohemian Rhapsody» no es solo una canción; es un testimonio de la audacia humana. Como dice May, encapsula «todo lo que hay en su mente». En un mundo de streams fugaces, su magia perdura, invitándonos a cantar «Galileo Figaro» una vez más. ¡Larga vida a Queen!

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