Un grupo de productores de festivales dio cuenta del estado de situación de los eventos en vivo, al tiempo que reflexionó sobre las nuevas alternativas que emergen de una industria en crisis y agravada desde el aislamiento sanitario a partir de la pandemia de coronavirus.
Sobre ello dieron sus testimonios José Palazzo (creador del festival Cosquín Rock), José Luis Camerón (fundador de la productora Gonna Go y los festivales Rock en Baradero y Capital) y Marcelo Fígoli (titular del grupo Alpha Media, que trajo a Paul McCartney, y comanda la productora Fénix Entertainment Group).
“No creo que dejen de existir los festivales. Esta situación me hace acordar mucho a Cromañón. Los locales estuvieron cerrados por cuatro o cinco meses, hubo pánico generalizado, bares con capacidad para 20 personas conseguían habilitación para cinco y era inviable. Muchas modificaciones hicieron que la industria se adaptara a una realidad a la que no le estaba prestando mucha atención”, comparó Palazzo en declaraciones a la agencia Télam.
En su caso, el festival Cosquín Rock, nacido en Córdoba y que reúne cada febrero desde hace dos décadas espectadores de toda la Argentina, se exporta desde 2017 a otros países, pero este año debió postergar hasta el 2021 las ediciones que tenía previstas en Uruguay, Chile, Colombia, Paraguay, México, Estados Unidos y España.
Por primera vez, el organizador propuso que los 20 años del encuentro rockero también se celebren en Buenos Aires, y aunque el evento no está totalmente descartado, continúa trabajando para su posible realización a fines de octubre o principios de noviembre.
“Estamos viendo cómo evoluciona todo, es muy dinámico y no sabemos qué puede suceder de acá a noviembre, pero por ahora seguimos trabajando en el proyecto”, enfatizó.
José Luis Camerón, fundador de la productora Gonna Go, encuentra otro punto de referencia sobre el panorama actual: “En 2009, con la Gripe A, aunque fue a mucha menor escala, hubo un parate general y después un reintegro de actividades. Se va a generar un regreso paulatino a la actividad, pero no tenemos más certezas que acompañar las medidas de salud públicas nacional y provincial que correspondan”.
Con más de 15 años en la industria, la productora que trajo meses atrás a bandas como La Polla Records y Ska-P, organiza dos festivales: uno es el Capital, realizado en La Plata y cuya segunda edición prevista para el 27 de octubre debió postergarse.
“La complicación radica en los tiempos que apremian para anunciar shows y las giras de los artistas, porque también es una incógnita lo que va a pasar con el contexto internacional”, manifestó.
Con el objetivo de acompañar la medida de aislamiento social, preventivo y obligatorio implementada el 20 de marzo, Gonna Go decidió comenzar a publicar en YouTube los shows en alta definición de bandas que participaron en Rock en Baradero, el otro encuentro que organiza en febrero de cada año.
Paralelamente, la productora también apostó al festival por streaming: Antídoto, un espacio sin sentido lucrativo, creado para que los músicos se expresen, cuenten sus planes y reflexiones respecto del contexto, y que se sumó a la tendencia internacional de encuentros virtuales con participantes de distintos puntos del mundo.
El boom de las plataformas digitales, como ambiente de interacción entre artistas y seguidores, es testimonio de la transformación que vive la industria impulsada por el incremento del streaming, posibilitada por la tecnología y originada desde las necesidades sociales que se potencian en el aislamiento.
Este panorama obliga a los empresarios de la música a reconfigurar dicha industria y a buscar alternativas para sobreponerse al crítico estado que la atraviesa, al tiempo que permite plantear un juego diferente en las producciones de eventos que ahora alcanzan a público masivo pero en un terreno movedizo cuyo futuro está condicionado a los avances de la ciencia.
Las limitaciones que plantea la coyuntura amenazan el esquema tradicional de show en vivo y que hasta hace poco se permitía la transmisión gratuita, como pasó en la última edición que Cosquín Rock desarrolló en el Aeródromo de Santa María, desde donde transmitió cuatro de los ocho escenarios, o en Rock en Baradero.
En esa línea, Camerón analizó: “Evaluamos la idea de realizar con un artista, cuando sea posible, un evento con contenido de calidad y en un teatro” y sopesó: “No quitará la posibilidad de experimentar, cuando llegue el momento, el show en vivo, y permitirá agregar una plataforma opcional al show, que generará una apertura a un público que no podrá asistir al evento. Hoy parece viable”.
Marcelo Fígoli anticipó que desde Fénix Entertainment Group, y en colaboración con México y Estados Unidos, desarrollan un modelo de streaming interactivo que propone “a la banda en un teatro, con toda la producción correspondiente, en la medida en que pueda haber un poco de acercamiento social”.
Sobre las ventajas que el productor encuentra en dicha dinámica, observó: “No sólo le dará trabajo al artista, sino que también beneficiará a músicos, técnicos, quienes arman el evento, y cuanto más masivo sea, más barato será el streaming”.
Respecto del proyecto nacido por la necesidad de un negocio alternativo ante la imposibilidad de hacer conciertos en vivo, el productor valoró: “Veremos más adelante si es un modelo de negocio sustentable. Si lo fuese, va a ser una alternativa, pero nunca un reemplazo. En este caso, es casi una única salida hasta que vuelvan los eventos, que creo será el próximo año”.
Otro eventual esquema de recitales propone fusionar los formatos tradicional y virtual. “Una vez que se agoten los tickets para la sala, que imaginamos tendrán espacios reducidos por las medidas sanitarias, se venderán entradas para ver el show por streaming”, apuntó Palazzo, a modo de boceto.
De todos modos, Palazzo observó que esta iniciativa que sobrevuela entre los productores no se plantea como una “solución a la crisis generada por el coronavirus pero sí como una herramienta que facilite la viabilidad del show” en tiempos en los que el virus amenaza la conglomeración de personas.
“Va a llegar un momento no muy lejano en el que la gente sentirá la nostalgia de entrar a un show cuando se apagan las luces, cuando el artista canta los temas preferidos… Ese ritual es muy difícil que se pierda. Cambiarán algunas cosas, pero la música en vivo va a seguir siendo muy importante”, juzgó.
Además de músicos, productores, discográficas, profesionales de grabación y sonido, agentes de prensa, asistentes, iluminadores, fotógrafos y camarógrafos, la parálisis total de la actividad alcanza también a publicistas, programadores, transportistas, catering, electricistas, montadores, maquinistas, acomodadores, personal de control y seguridad y fabricantes de merchandising, entre otros.
En ese sentido, Palazzo manifestó que la necesidad de la industria tiene que ver con la “especificidad que hay entre los trabajadores detrás de cada proyecto, valores que se van a perder porque muchos se van a volcar a actividades que vuelvan más rápido, independientemente si son monotributistas, están en relación de dependencia o de manera imperfecta en el sistema laboral”.
Camerón anticipó que se está “elaborando un proyecto de incentivos estatales de diferentes cámaras, sobre cese de impuestos, colaboración en servicios y préstamos a tasa cero para poder afrontar los gastos” de una industria que está en la cuerda floja junto a medio millón de trabajadores, según un relevamiento de la Asociación Civil de Managers Musicales Argentinos (Acmma).
Para Fígoli, el alcance de las medidas de incentivo “deben ser a largo plazo porque la industria local venía muy golpeada y se agrava con la pandemia” y agregó que “a esto se suman los eventos internacionales que van a tener la problemática del tipo de cambio que hace bastante inaccesible la compra de un ticket”.
Respecto del protocolo para resguardar al público, artistas y trabajadores, en colaboración con la Asociación Argentina de Empresarios Teatrales (Aadet) y Accma, Palazzo anticipó: “El proyecto plantea cómo nos imaginamos la vuelta a los conciertos mientras tengamos que convivir con el virus pero cuando aparezca una vacuna, esto dejará de ser un tema”.
Consultado sobre potenciales escenarios, Camerón figuró: “En nuestro imaginario, la vuelta será con alcohol en gel en los baños e ingresos y barbijos. Tal vez tengamos referencias de otros países que salgan antes de la cuarentena, pero lo más responsable es que todos sigamos un lineamiento de Salud Pública”.
La recuperación de la industria puede ser, según Palazzo, más lenta de lo deseable y demorar “entre 36 y 40 meses para volver a la situación previa a la pandemia, que ya era pésima», y en ese sentido, destacó: «También hay que pensar en la programación de shows para personas en grupos de riesgo y con gente que se quedó sin trabajo. Este golpe afecta a todos los sectores indirectamente y de manera terminal a la industria de la música».