Siempre estuvo claro que el cantante, compositor y multinstrumentista Lenny Kravitz tiene una sincera admiración por la música del pasado. Cuando el talentoso artista nacido en Nueva York y criado en Los Ángeles lanzó en 1989 su álbum debut «Let Love Rule», una sorprendente mezcla de rock clásico, soul, funk y psicodelia, Kravitz ya había establecido sus obsesiones y credenciales retro-rock entre los fans más exigentes de todos esos géneros. Las comparaciones con Prince -otro artista que ejecutaba todos los instrumentos- parecían inevitables, aunque en este caso con la música sumergida en un ambiente más inspirado en los años 60.
Con «Mama Said», publicado el 2 de abril de 1991, Kravitz perfeccionó estas influencias dándole un enfoque aún más nítido y las hizo aptas para el consumo masivo.
Justo el año anterior había aparecido como compositor en el eróticamente sugerente «Justify My Love» de Madonna, que le valió un single pop número uno en los Estados Unidos. El artista antes conocido como Romeo Blue acababa de salir de gira promocionando «Let Love Rule», así que todo hacía suponer que estaba en camino al estrellato.
Sin embargo, su publicitado matrimonio con la actriz Lisa Bonet, conocida por el público televisivo por su participación tanto en «The Cosby Show» como en «A Different World», estaba empezando a deteriorarse, dejando a Kravitz devastado.
Su creciente fama no mejoró las cosas. En una entrevista con Billboard en 2012, Kravitz dijo que estaba levemente deprimido, lo que lo llevó a entrar en un breve período de hibernación. Aún así, Kravitz aprovechó «Mama Said» para expresas sus sentimientos. El único problema era que, tal como había sucedido con muchas compañías discográficas que habían rechazado sus demos, los críticos musicales eran igualmente reacios a comprender y apreciar realmente su integridad musical.
En abril de 1991, la periodista Elysa Gardner escribió en Rolling Stone que «Mama Said» era «un álbum bastante desarticulado que carece de frescura y distinción». Seis días antes, Jim Farber de Entertainment Weekly firmó, insistiendo en que Kravitz «dedicó su carrera a imitar servilmente a los demás». Estas evaluaciones del segundo disco de Kravitz iban en la misma línea que la portada del álbum, una imagen tomada por el fotógrafo James Colderaro que muestra al músico con atuendos y accesorios antiguos.
El problema con la mayoría de las críticas de «Mama Said» es cómo pasaron por alto la cruda emoción que Kravitz, de en ese entonces 26 años, muestra en poco menos de una hora (lo que dura el disco). Aquí hay un hombre que desnuda su alma sin ser demasiado revelador sobre su vida personal.
Los sonidos muestran al artista -hijo de la fallecida actriz Roxie Roker y del productor de la NBC Sy Kravitz– luchando con los conflictos y sentimientos sobre el amor. Además, es un intérprete increíble y con múltiples talentos que no tiene ningún problema en mostrar respeto por sus antepasados sonoros.
«Mama Said» comienza con «Fields of Joy», que abre con un riff acústico folky que respalda una voz psicodélica de Kravitz que bien podría ser la de John Lennon post-Beatles. El guitarrista Slash aporta algo de funk/rock para arrancar. El integrante de Guns N’ Roses tiene un papel recurrente, uniéndose a Kravitz y la sección de vientos de Earth, Wind & Fire, The Phenix Horns, en «Always On the Run». «Stand By My Woman» es uno de los momentos de más remordimiento del álbum, lo que le permite a Kravitz apoyarse en pianos y órganos inspirados en el gospel.
«It Ain’t Over Til It’s Over» le valió a Kravitz su posición más alta en el Billboard Hot 100, alcanzando el número dos. El single combina su falsete inspirado en Curtis Mayfield con robustas guitarras en la línea de Stax Records y un exuberante arreglo de cuerdas con sabor a MFSB. «More Than Anything In This World», al igual que muchas de las últimas grabaciones de Kravitz, presenta su habilidad para establecer voces con eco, específicamente con una sensación ambiental de domingo por la mañana. «What Goes Around Comes Around» vuelve a visitar a Mayfield y podría haberse incluido fácilmente en la banda sonora de «Superfly».
Kravitz canaliza el blues en «The Difference Is Why» y «When the Morning Turns to Night». «Stop Draggin’ Around» vierte los efectos de guitarra de Jimi Hendrix debajo de un armonioso ritmo y arreglo vocal al estilo de Sly Stone. «Flowers for Zoe» es una tierna canción de cuna que Kravitz le canta a su hija, ahora una reconocida actriz y cantante. El fascinante reprise de «Fields of Joy» resulta como un viaje ácido de cuatro minutos. «All I Ever Wanted», coescrita con Sean Lennon, mezcla el espíritu de Al Green con Robert Plant.
En «What the Fuck Are We Saying?», Kravitz toma un curso intensivo para estudiar el lirismo de Stevie Wonder en su LP «Innervisions», ganador del Grammy de 1973, y la metodología de sintetizador de Brian Eno (o tal vez Kraftwerk). «Butterfly» cierra «Mama Said», asemejándose a cantautores como Jim Croce, Joni Mitchell, John Denver e incluso nuevamente Lennon. Contrariamente a las evaluaciones de los críticos musicales, «Mama Said» actúa como una terapia musical, lo que le permite a Kravitz resolver sus conflictos a través de la canción.
En su crítica para el New York Times, el periodista Peter Watrous escribió: «Kravitz no está robando cualquier estilo, solo los elegantes. El álbum, un grandes éxitos de finales de los 60 y principios de los 70, explora las décadas elegidas entre los creadores de tendencias. La canción ‘Fields of Joy’ toma cosas de Los Beatles, ‘Always on the Run’ de Parliament-Funkadelic, ‘Stop Draggin’ Around’ de Jimi Hendrix, ‘What Goes Around Comes Around’ de Curtis Mayfield y Sly Stone. No se sabe si ‘Mama Said’ es un chiste interno o un disco pop, y eso es lo que la hace fascinante».
En la reseña del Chicago Tribune de ese año, Greg Kot declaró despectivamente: «Hasta que Kravitz comience a transformar sus influencias en lugar de simplemente copiarlas, seguirá siendo un artista prometedor pero menor». Sin embargo, tomar prestados esos elementos musicales citados claramente benefició a Kravitz. «Mama Said» se convirtió en el primer álbum Top 40 del artista en el Billboard 200, alcanzando el puesto 39. El álbum fue certificado platino en los Estados Unidos y finalmente vendió más de tres millones de copias en todo el mundo.
«Eso cambió las cosas», señaló Kravitz en declaraciones a Billboard. «Esa fue la primera vez que salía y escuchaba las canciones saliendo de los autos y de los negocios en la ciudad de Nueva York. Estaba feliz por eso; crecí con ganas de conseguir un contrato discográfico y hacer discos que la gente escuchara, y ahora estaba sucediendo».
En los años transcurridos desde el lanzamiento de «Mama Said», Kravitz se ha convertido en uno de los músicos más reconocidos y emblemáticos de su generación. Es una leyenda moderna que continúa lanzando discos aclamados por la crítica, actúa en películas como «The Butler» y «The Hunger Games», e incluso dirige una exitosa empresa de diseño, Kravitz Designs.
Kravitz hizo historia al ganar el premio Grammy a la Mejor Interpretación Vocal Masculina de Rock cuatro años seguidos entre 1999 y 2002. Sigue siendo el único solista en lograr esta hazaña.
Si bien «Mama Said» puede no ser necesariamente el momento culminante de Kravitz en el estudio, definitivamente marcó el tono de lo que vendría en su futuro. Una cosa que no está en debate es que Kravitz es un estudiante de música que se toma en serio su oficio y admiración por sus predecesores, y esto se puede escuchar claramente en «Mama Said».
Texto: Rodolfo Poli / Especial para CRock.com.ar