Adrián Barilari, una de las voces más representativas del rock y el heavy metal nacional, se presentará este sábado 3 de abril desde las 21 en Complejo Portofino de Ramallo (Paseo Viva el Río 2915). El cantante de Rata Blanca planea repasar el material de su exitoso y aclamado disco «Canciones doradas» (2007), en el que interpreta en castellano clásicos del rock internacional y que define como «un hijo adoptivo».
El vocalista recuerda sus inicios en la música, siendo aún un niño. «En todos los lugares donde concurría, en las fiestas familiares, me hacían cantar», cuenta. «Desde muy pequeño, en la escuela primaria los himnos clásicos, y ya de adolescente empecé a entender que me gustaba el rock y a tener bandas, y en el Servicio Militar también terminé haciendo un grupo y cantando… a pesar de mi timidez, de pequeño. Con el tiempo entendí que esto es lo que yo debía hacer y también empecé a enamorarme de esta profesión.
«No llegue a tomar clases de canto como lo hubiese hecho cualquiera que hubiese querido aprender a cantar, ¿no? Yo tuve el don de cantar de pequeño y el oído sano… digamos que nací con esto. Lo poco que estudié fue para poder sostener la voz con el paso del tiempo y aprender algunos truquillos que cualquier profesional hoy en día debe saber», confiesa.
«Fue una carrera ascendente todo el tiempo, con muchas frustraciones, por supuesto. Cuando me había decidido llegar a ser alguien con la música también encontré que había muchas trabas… muchas puertas que se cerraban. Y la verdad es que era frustrante en muchos aspectos no tener posibilidades… sigo insistiendo en que lo que más cuesta es lo que más vale luego ¿no? Por eso siempre digo que, a los que empiezan, a los chicos que tienen el sueño de ser algo con su música, no abandonar el sueño porque es lo más preciado que van a tener, van a tener muchas trabas pero también al final del camino siempre hay una puerta que se abre».
Pero no siempre estuvo vinculado al heavy metal. «Yo pasé por todas las secuencias, todas las etapas musicales de la Argentina., empezando por el tango, pasando por el folclore en el colegio, después una movida muy grande a mediados de los 70, que era un rock nacional que tenía que ver con el folk rock, que eran bandas como Sui Generis, por ejemplo. Pasaba por todos esos estadíos musicales hasta lo que eran Los Beatles y Creedence, escuchar Pink Floyd, escuchar bandas como Aerosmith y esas cosas se empezaron a suceder en mi cabeza y mi forma de pensar también cambió con respecto a la música», menciona.
Y agrega: «Ya de adolescente me fui tirando más por la canción melódica escuchando mucho al gran Tom Jones, al cual yo quería imitar… cosa que era imposible aunque lo intentaba. Después vinieron las bandas de barrio, bandas de garage en donde se tocaba lo que se podía, y así fuimos creciendo con todo lo que iba llegando a nuestros oídos, que no era fácil porque era la época de los vinilos y no eran fáciles de conseguir, y más cuando eran importados».
«Todo fue un crecimiento, todo fue un aprendizaje, incluso en el Servicio Militar aprendí muchísimo, tuve muchos mentores. La verdad que siempre fue un camino de experiencia y de crecimiento, hasta que en algún momento por mis oídos se cruzó una banda que se llama Judas Priest y con el tema ‘Clamando venganza’ (‘Screaming for Vengeance’) mi cabeza hizo un clic y ahí dije ‘esto es lo que quiero hacer’. Era como una aplanadora que me había pasado y ahí empecé a tener bandas de rock pesado, de hard rock o de heavy metal».
Respecto del show del 3 de abril en Ramallo, cuyas entradas pueden adquirirse en All Music (9 de Julio 67, San Nicolás) y Rockería Que Sea Rock (Galería San Martín 14, Villa Constitución) o reservarse al 3407667767, Barilari cuenta: «Va a ser el show de ‘Canciones doradas’, que es un disco que yo grabé hace muchísimos años, que son canciones de los 70, los 80 y los 90 traducidas totalmente al español, adaptadas al español, éxitos de Aerosmith, Queen, Bon Jovi y un montón de bandas… es como un hijo adoptivo».
Y amplía: «Lo quiero de la misma manera porque ese ‘Canciones doradas’ increíblemente fue el disco que más vendió en mi carrera solista. Y hay una razón lógica, por supuesto, que si uno está cantando éxitos de los 70, 80 y 90, tiene un público distinto, un público más grande, tiene un público cautivo que quiere ver cómo canta Barilari canciones de Aerosmith, de Queen, de U2, de Eric Clapton, entonces marcó una etapa distinta en mi carrera y pude mostrar la versatilidad de lo que me gusta hacer. Siempre digo que no soy músico, soy cantante, entonces canto todo lo que me sale, lo que puedo y lo que me animo. Y ese ‘Canciones doradas’ fue como un hijo adoptivo ¿no?».