En 1981, casi nadie tenía una computadora personal en su casa. Sin embargo, cuatro alemanes venían advirtiendo desde principios de los 70 de la implantación de las máquinas en nuestra existencia. En los albores de aquella ajetreada década del 80, su mensaje fue aún más claro: los robots controlarían el mundo. Los miembros de Kraftwerk vieron el futuro antes que nadie.
«Nosotros hacemos música de máquinas, y ésta es una era de máquinas, una sociedad dominada por las máquinas, que depende de las máquinas. Las máquinas son hermosas, y son excelentes para hacer música, porque tocan con relax, sin tensiones ni divismos ni nada de eso. Una de las mayores metas de la música es tocar la nota justa en el momento exacto, y tocarla en un estado de serenidad mental. ¿Quién puede hacer eso mejor que una máquina?», había dicho Ralf Hütter para explicar la inspiración detrás del álbum «Computer World», publicado el 10 de mayo de 1981 («Computerwelt», según su título y edición original en alemán). Quizás sea su declaración conceptual más profética y, con solo 33 minutos, lo más eficientemente breve de todo su catálogo.
El pulso vibrante de «Computer World» con su melodía de tres notas alberga una de las letras más perspicaces de Hütter. Recopilando una lista de instituciones gubernamentales y financieras – «Interpol y Deutsche Bank / FBI y Scotland Yard» – una voz sintética proporciona el contrapunto de «Negocios, números, dinero, personas». Con suprema economía, la canción traza la interconexión que amenaza la privacidad de nuestro mundo moderno, algo que no parecía tan evidente en 1981 como lo es hoy. La versión en alemán contiene líneas adicionales que son aún más explícitas sobre la recolección de datos del gobierno.
Pasando de la advertencia a la celebración, «Pocket Calculator» es un track de geek-funk que intercala sonidos de las calculadoras de bolsillo de Casio y Texas Instruments. Es fácil imaginar a Devo sintiendo envidia por no haber sido ellos quienes hicieron esta canción. Además de alemán e inglés, también se grabó en francés y japonés. Al parecer, también hubo versiones en español y polaco, aunque nunca se publicaron oficialmente. En 1981, Kraftwerk la interpretó en italiano bajo el título de «Mini Calcolatore» en el programa de la RAI «Discoring».
El costado profético, una vez más, está en la línea de Hütter que dice «Pulsando una tecla especial / Toca una pequeña melodía», pronosticando la disponibilidad de tecnología que haría que el término «productor de dormitorio» fuese hoy algo natural. Algunas dudas se ciernen sobre la remasterización de «Pocket Calculator» en el sentido de que, en ocasiones, el bajo parece aplanar los ritmos a los que debería estar dando paso.
Estas preocupaciones no afectan a «Numbers», que recorre un ciclo del uno al ocho en alemán, inglés, francés, español, ruso y japonés, razón por la cual se tocó posteriormente como cuenta regresiva para la apertura de sus actuaciones en vivo. Su ritmo pronto serviría para que el mundo del hip-hop tenga uno de sus primeros éxitos con «Planet Rock», de la mano de Afrika Bambaataa. Sin pausa llega «Computer World 2», repitiendo la melodía de «Computer World» como una forma de suavizar la dureza de «Numbers».
El lado B abre con una de las más grandes y conmovedoras canciones de Kraftwerk, «Computer Love». Chris Martin supuestamente escribió una carta personal a Hütter y Florian Schneider pidiendo permiso para usar la melodía para «Talk», de Coldplay. En cuanto a la letra, «Otra noche solitaria / Mirando fijamente la pantalla de TV / No sé qué hacer / Necesito una cita» debe ser la estrofa emocionalmente más cruda que Kraftwerk haya cantado (es cierto que no hay demasiadas letras con las que comparar). Al mismo tiempo, profundiza más sobre los complejos vínculos que se forman entre la humanidad y la creciente tecnología. Pascal Bussy, el biógrafo de la banda, la describió como «posiblemente el primer blues robot».
Incluso más que la parte instrumental de «Pocket Calculator», «Home Computer» predice el curso futuro del techno. Con sus «segmentos de sonido funky, el ritmo electrónico sincopado sobre el que se repite una rima de dos líneas a diferentes intervalos», se considera una de las piezas formativas de la música electrónica. Los primeros cinco segundos son similares al sonido de un juego de computadora de 1980 llamado «Speak & Spell», aunque el mánager francés de la banda, Maxime Schmitt, enfatizó más tarde que esta similitud era pura coincidencia.
El último track, «It’s More Fun to Compute», retoma el tema de la canción anterior. La letra muestra el humor irónico de la banda porque juega con los sonidos de varias máquinas de flipper (o pinball).
«Computer World» es el octavo álbum de Kraftwerk y tal vez el último verdaderamente relevante. Desde entonces, los discos y las actuaciones en vivo escasearon. Quizá su presencia resultara menos necesaria cuando su legado ya podía detectarse en todas partes, especialmente en los incipientes grupos de synth-pop como Depeche Mode, Human League y OMD, que los han mencionado siempre como una de sus principales influencias.
Pero las ramificaciones de Kraftwerk también pueden sentirse en las bandas de new wave que dominaron la década del 80. Aunque su semilla no sólo quedó en estos géneros: no deja de resultar irónico –una vez más- que la música de unos alemanes paliduchos y gélidos se convirtiera en la base transformadora de la música negra. Y esto ocurrió cuando en 1982 Afrika Baambataa y Arthur Baker samplearon «Numbers» y «Trans-Europe Express» para crear «Planet Rock», una de las piedras fundacionales del hip-hop.
Además, existe evidencia considerable de que el «Uranium» de Kraftwerk, de «Radio-Activity» (1975), influyó en el «Blue Monday» de New Order, y no es necesario describir el impacto cultural que tuvo esa canción en todo el mundo. Tanto si hablamos de Moby, Daft Punk, The Orb, The Prodigy o del techno o el house de Detroit, se puede afirmar que sin Kraftwerk no existiría el genoma de la electrónica contemporánea.
Texto: Rodolfo Poli / Especial para CRock.com.ar