Con un notable concierto en el que sonaron una veintena de sus tantos clásicos a cargo de un elenco estelar de músicos, Charly García tuvo anoche en la sala Martín Coronado del Teatro San Martín la primera de una larga serie de celebraciones en su honor planeadas en la Ciudad de Buenos Aires por su cumpleaños 70, lo que ocurrirá el próximo 23 de octubre.
Bajo la dirección musical de Lito Vitale, artistas que fueron parte de la banda del mismo Charly, como Fernando Samalea, Fabián «El Zorrito» Von Quintiero, Hilda Lizarazu y Rosario Ortega, además de Benito Cerati, recorrieron ante un enfervorizado público algunas de las joyas que forman parte de un repertorio ineludible en la música popular argentina.
El repaso tuvo un alto nivel de respeto por los arreglos originales, fue interpretado con excelencia y contó con un sonido impecable, a tono con el tratamiento que merece este legado cultural.
El encuentro quedó enaltecido también por el marco dado por el público que, en sintonía con los músicos, mostró un nivel de devoción hacia el homenajeado como si se tratara de un concierto protagonizado por él mismo.
En esta suerte de recital de Charly pero sin Charly, hubo una fuerte impronta del material del músico en los años 80 -acaso uno de los momentos superlativos en su trayectoria-, alguna perla poco revisitada y un cierre casi «fogonero», obligado por el insistente pedido de bises de los presentes.
A nivel instrumental, las diferentes sonoridades fueron resueltas con los teclados de Lito Vitale y El Zorrito, la batería de Samalea, y excepcionalmente algún bajo o guitarra a cargo de Hilda Lizarazu o del propio Vitale. En tanto que la otrora corista del homenajeado, Benito Cerati y Rosario Ortega se repartieron las voces principales.
El guiño para fans acérrimos estuvo en la apertura del concierto con los instrumentales «Operación densa» y «Pubis angelical», ambas piezas de la banda sonora de la homónima película de Raúl de la Torre.
Sin embargo, la comunión total y el fervor se hizo sentir de inmediato cuando llegó el turno de «Yendo de la cama al living», con El Zorrito en el inédito papel de vocalista principal, respaldado por Lizarazu; para continuar con «Bancate ese defecto», «No soy un extraño» en la primera intervención de Benito Cerati y «Fanky» que marcó la presentación de Rosario Ortega.
«Las cosas que pasan gracias a Charly», celebró El Zorrito y despertó la primera gran ovación para el homenajeado por parte del público, luego de la versión de «Pasajera en trance» en la voz de Hilda.
A partir de allí, los tres vocalistas principales se mantuvieron casi todo el show en el escenario en plan lúdico, en una dinámica que tenía a alguno de ellos en el rol de cantante y a los otros en coros.
Así se sucedieron «Siempre puedes olvidar», en un precioso dúo entre Hilda y Benito, «Fantasy» a cargo de Rosario Ortega, «Raros peinados nuevos» y «Ojos de video tape».
«¿Sigue cortada la 9 de Julio? Por las dudas no voy en tren, voy en avión», lanzó Cerati a modo de guiño para la obvia siguiente canción, que enlazada con «Buscando un símbolo de paz» puso al público de pie y sirvió de excusa para un final de canción en el que aparecieron breves fraseos de otros clásicos como «Rap de las hormigas», «Demoliendo hoteles», «No bombardeen Buenos Aires» o «Rap del exilio».
Para el final apareció la primera de las canciones que no databa de la década del 80 -o de su «coletazo» en 1990 como el caso de «Siempre puedes olvidar»-. Se trató de «La máquina de ser feliz», el autorreferencial tema que abre «Random», último disco de Charly hasta el momento.
«Nos siguen pegando abajo» e «Inconsciente colectivo» dieron inicio a los bises, pero además marcaron el último pasaje del concierto en donde el protagonismo estuvo en el escenario. «De mi» y «Seminare» tuvo prácticamente al público como voz principal, como ocurre en cada recital de Charly desde hace varios años.
Hubo saludos finales y caída de telón, pero como también suele ocurrir en los conciertos del homenajeado, en donde nunca se sabe si es hora de irse o si hay que esperar alguna sorpresa, los músicos regresaron y propusieron una extensión de esa suerte de fogón iniciado en los temas anteriores con «Rasguña las piedras».
Finalmente, una improvisada versión de «Promesas sobre el bidet», que volvió a situar las cosas en los años 80 tras alguna mirada hacia más atrás, ofició de punto final.
Al salir de la sala en donde se produjo el concierto, en el hall del teatro, había una exposición de fotos de Charly tomadas por Nora Lezano, la propia Lizarazu y Andy Cherniavasky, inaugurada una hora antes, que extendió la sensación de presencia del homenajeado que atravesó el recital.
Aunque se preparan más conciertos y distintas actividades en los próximos días hasta desembocar en el esperado 23 de octubre, esta primera celebración ya bastó para justificar la necesidad de festejar al creador de una obra que es parte fundamental del acervo cultural de nuestro país.
Diferentes generaciones, desde 1972, han elegido a las canciones de Charly García como la banda sonora de sus vidas y han apelado a sus composiciones para comprender distintos momentos de nuestra historia. Un lugar reservado para pocos, porque grandes artistas hay muchos pero apenas algunos elegidos ocupan el sitial de ídolos e íconos culturales, y pueden jactarse de ser «la voz de la gente».
Por Hernani Natale / Foto: Alfredo Luna (Télam)