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El Plan de la Mariposa cierra su gira nacional con su primer show en Obras

06/11/2021 - Noticias
El Plan de la Mariposa cierra su gira nacional con su primer show en Obras

El Plan de la Mariposa, el septeto oriundo de Necochea liderado por los hermanos Andersen, llegará mañana por primera vez al porteño Estadio de Obras para coronar el recorrido de presentaciones de «Estado de enlace» y «Demos en aislamiento» en un show atravesado por «la vuelta del agite y el pogo» para «celebrar la salida de la pandemia».

Después de agotar dos veces el Teatro Ópera de Buenos Aires, el grupo cerrará este domingo su gira nacional en el mítico estadio de la Avenida del Libertador con sus clásicos más celebrados y las nuevas versiones de sus propias canciones, que fueron cambiando de piel durante el aislamiento.

«Es todo nuevo, porque fue modificándose el formato, la energía y la onda con la que abordamos las canciones. Y creo que ahora es una nueva situación y una nueva interpretación de esas mismas canciones que son las que habíamos hecho antes de la pandemia pero atravesadas por todo lo que pasó», sostuvo Sebastián Andersen en diálogo con la agencia Télam, expectante por esta vuelta a los shows sin restricciones.

En ese sentido, el cantante destacó que luego de recorrer una infinidad de teatros en todo el país, Obras se ofrece «como un viaje diferente después de estar mucho para adentro como banda» y una oportunidad para presentarse con «una larga lista de temas muy arriba para transpirarlo todo» junto al público.

A mediados de año, El Plan de la Mariposa lanzó en plataformas «Enlace en Estado Vivo», una sesión y álbum doble en vivo del registro de su singular show por streaming de noviembre del año pasado, enfrentando sus canciones más luminosas con el lado más psicodélico de su música, incluyendo también en la lista algunas de las piezas que surgieron de la experiencia colectiva de «Demos en aislamiento».

P: ¿Cómo apareció la idea de encarar una experiencia creativa con la participación virtual del público para componer y grabar una canción por día?

Sebastián Andersen: La verdad es que fue bastante loco porque lo resolvimos en la misma noche en la que se anunciaban las medidas. Nos surgió la idea y arrancamos al otro día metiéndonos en algo que ni sabíamos bien qué era y que terminó siendo una experiencia zarpada, más allá del resultado. Fue un experimento muy interesante, porque veníamos de hacer canciones y producirlas, pero de tardar dos años en hacer un disco. De repente, este desafío que nos llevaba a hacer una canción por día, fue como abordar otra forma de creación. Y nos hizo bien como grupo. Ahora pasó un montón de tiempo y como que nos acostumbramos a un montón de cosas, pero en ese momento era bastante loco encarar algo así de manera colectiva. Encerrados por una pandemia y con todo eso que estaba pasando que cargaba mucho la ansiedad de las personas, y a nosotros también, obviamente. Crear en conjunto hizo que los doce primeros días se fueran volando y que fueran súper interesantes y particulares junto a la gente que se prendió y mandó mucha data y mucha energía para hacernos sentir muy acompañados.

P: La primera canción de ese repertorio fue «Vacuna de libertad» ¿Ya desde ese primer día de aislamiento le cantaban a un tiempo como el de ahora?

SA: Son esas cosas que a veces pasan y no se sabe bien por qué, pero supongo que había algo que se sentía de alguna manera y que tenía que ver con la salida de la pandemia cuando recién estábamos en el principio. El nombre se lo pusimos como una búsqueda de libertad. Más como una poesía, una metáfora. No estábamos pensando específicamente en la vacuna contra el coronavirus, pero visto desde esta perspectiva suena bastante loco. Ahora las sensaciones que tengo son de mucha emoción y alegría, porque viene siendo una gira bastante alucinante con cada vez más gente que se ha acercado. Recorrimos un montón de lugares y nos quedan muchos más por recorrer. Obras llega como un momento de celebración por la salida de la pandemia y por volver a hacer lo que tanto nos gusta hacer que es tocar en vivo.

P: Hace unos años se autopercibían como un grupo de «rock libre» ¿Sigue vigente esa definición para hablar de la actualidad del grupo?

SA: Eso fue en un momento en el que estaba haciendo varias notas y nos preguntaban por el estilo. Siempre explicaba que es medio rock psicodélico pero latino con un poco de funky y quedaba un choclo que igual no definía nada. Entonces ahí apareció la idea de ‘rock libre’. A mis hermanos también les copó y quedó. Ahora no lo estoy usando tanto, porque me aburro de las cosas. Pero me gusta la idea de la no-etiqueta, de la música como una búsqueda constante y no como el intento por encontrar un estilo para después repetirlo. Hay algo ahí que me parece aburrido, como de muerte artística. Me aburren las bandas o solistas que siguen ese patrón, esa idea de encontrar la fórmula. La libertad es lo más bonito y a la hora de crear hacemos el mayor intento por bajar los niveles de prejuicios que nos puedan limitar a la hora de tomar decisiones. El rock es como la energía que más nos representa, pero no en términos de una campera de cuero sino en los de la música que va en oposición a lo que está sucediendo.

P: ¿Cuánto influyó en la música que hacen el haber crecido en una ciudad como Necochea?

SA: A mí me parece que lo que tiene de fuerte Necochea es que es muy cambiante la energía que habita la ciudad. Tiene un invierno muy húmedo, muy frío, muy cerrado, donde la gente se va muy para adentro y donde no pasa nada. Hay que estar fuertes de ánimo para atravesarlo. Y en contraposición, un verano donde se carga mucho la expectativa, generalmente mucha más de lo que después sucede. Y al final son 20 días donde se llena de gente y hay como una cosa explosiva de alegría, de qué hermoso todo, como un estallido que después pasa hasta volver a la curva suave hacia el invierno. Siento que eso influyó en la música de El Plan. También hay mucha naturaleza, no solamente playas, sino también parques, ríos, lagunas y campo. Muchos lugares para disfrutar y una calma semipueblerina que también es parte del paisaje del necochense. Creo que esa cosa medio ecléctica que tenemos puede tranquilamente estar afectada por esos cambios.

«Me gusta la idea de tomar músicas que vienen generando nuestros ancestros»

El cantante Sebastián Andersen, el mayor de los cinco hermanos que integran El Plan de la Mariposa, asegura que para el grupo «la idea de vanguardia es algo que en un punto no existe» porque para ellos se trata de «tomar la energía de lo anterior, reformularlo y reconectar desde un nuevo ángulo» para darle creación a una nueva obra.

«Me gusta la idea de tomar melodías y músicas que vienen generando tanto la humanidad como nuestros ancestros y mezclarlas con cosas que se nos van a ocurriendo», señaló.

Al reflexionar sobre el linaje familiar y su relación musical, reconoce que el mandato fue impulsado por varias «generaciones para atrás» de personas que «no conocimos, pero que claramente tocaban música» y también por los más cercanos como sus abuelos, «de los dos lados de la familia», quienes también estuvieron relacionados con la disciplina.

Aunque fue en la casa familiar de Necochea, entre las guitarreadas familiares comandadas por su papá y los instrumentos a mano como el piano o el violín de su abuela Nora que cada uno de los hermanos Andersen fue encontrando, más temprano o más tarde, su vocación por la música.

«Justo con esto del Festival Isoca, nos enteramos hace poco que en el club de campo donde lo queremos hacer es el mismo lugar donde mi bisabuelo iba y daba clases de violín. Muy loco. Está buena esa idea de retomar algo que, no sé por qué razón, tuvo un parate con nuestros viejos y tíos, que tocan pero no tanto como las generaciones anteriores. Se ve que ahí hubo un pequeño impulso que después lo retomamos nosotros con más fuerza», señaló.

El Plan de la Mariposa, que ha llevado su música a otras latitudes en giras europeas y sudamericanas, está conformado, además de Sebastián, por sus hermanos Camila Andersen en voces, Valentín Andersen en guitarra, Máximo Andersen en teclado; y Santiago Andersen en violín, y los músicos Julián Ropero en batería y Andrés Nor en bajo.


Por Javier Berro (Télam)