Menú

Charly García y «La hija de la lágrima»: la ópera rock que no fue

30/07/2024 - Retro
Charly García y «La hija de la lágrima»: la ópera rock que no fue

Charly García comenzó la década del 90 postergando una y otra vez la salida de un nuevo disco solista, el sucesor del exitoso «Filosofía barata y zapatos de goma». En esos años se había dedicado a lanzar «Tango 4» con Pedro Aznar, el proyecto «Radio Pinti» con Enrique Pinti y el propio Aznar y la vuelta de Segú Girán con «Serú 92». También intentó hacer el frustrado «Tango 3» con Gustavo Cerati y compuso la banda de sonido de «Funes un gran amor», que nunca se editó.

Exactamente cuatro años después de «Filosofía…», García retomaba su carrera solista con «La hija de la lágrima», lanzado el 30 de julio de 1994. El proyecto llevaba varios años de gestación. La idea original era crear una obra conceptual o una ópera-rock, aunque más adelante se desdijo. Pero ése era su objetivo inicial.

En esa época García vivía a un ritmo intenso, lleno de creatividad, pero también con una buena dosis de locura. Según contó el propio Charly: «Llegó un momento donde lo único que tenía en la cabeza era la ópera y todo lo que me pasaba lo asociaba con la psicología de los personajes. Me resultaba casi imposible salirme de eso y ser una persona normal. Estaba insoportable, decía y hacía cosas raras y no puedo pretender que todo el mundo entienda lo que me estaba pasando».

La compañía discográfica Sony Music armó una enorme campaña de publicidad y un cartel gigante frente al Obelisco, que decía «El genio ha vuelto» y «Su obra cumbre».

Y si bien es cierto que «La hija de la lágrima» vendió muy bien (fue Disco de Platino al alcanzar las 60 mil copias) e incluía hits como «Chipi Chipi», «La sal no sala», «Víctima» y «Fax U», el resto del trabajo se diluía entre canciones inconclusas y piezas instrumentales sin sentido o poco contundentes.

La polémica no tardó en instalarse: ¿se trataba realmente de una obra cumbre?

La creación

La composición comenzó a tomar forma en su histórica sala de ensayos de la calle Fitz Roy1245, tocando durante horas y horas, grabando todo en cassettes y luego escuchando el material en la oficina al frente de la casa.

«Grabamos horas de música espontánea en casetes, para luego escucharlos en el mini estudio de la habitación delantera que funcionaba como una suerte de oficina», describió el baterista Fernando Samalea en relación con aquella casa de Fitz Roy. Por aquellas noches, distintos músicos visitaron el lugar, como Gustavo Bazterrica o Alejandro Medina. También sonaban algunos vinilos de rock progresivo de Genesis y Rick Wakeman. En una oportunidad apareció Alejandro Chomski, un joven cineasta, para registrar todo el trabajo en una película con la trastienda del proceso creativo de García. «Existir sin vos. Una noche con Charly García» se estrenó en 2013 y se exhibió en distintos festivales.

El título «La hija de la lágrima» surgió cuando en abril de 1992 Charly vio a dos mujeres peléandose en la rambla de Barcelona, donde una gritaba «¡Tu no me puedes lastimar ni hacer nada, porque yo he sufrido mucho y soy la hija de la lágrima!». Desde entonces quedó impactado por la frase y la repitió en varios reportajes, como única pista de su nueva disco.

La grabación

Las sesiones de grabación se realizaron primero en los estudios Ion, con el técnico Osvel Costa y junto a músicos como el baterista Fernando Samalea, el bajista Fernando Lupano, la guitarrista María Gabriela Epumer y el percusionista Luis Morandi. También hubo una jornada con orquesta y arreglos de Carlos Villavicencio, que había trabajado con Charly para la canción principal del programa de televisión de Tato Bores («Good show»).

Luego se trasladaron a La Diosa Salvaje, el estudio de Luis Alberto Spinetta, donde se sumaron el técnico Mario Breuer y el asistente Aníbal «La Vieja» Barrios, además de invitados especiales como Juanse y Fabián Quintiero en «La sal no sala», Alfie Martins y el dúo Illya Kuryaki & The Valderramas en «James Brown», Jorge Pinchevsky en el violín de «Intraterreno» y La Bruja Suárez en armónicas.

«Charly me pidió un tema orquestal que rompiera con todo lo que venía pasando hasta ese momento. Fue una reunión una tarde en su casa. Él en la cama me hacía escuchar lo que tenía hecho del disco y yo iba anotando. Pero después, por cuestiones de agenda mía se me complicó y lo único que hice fue componer ‘Intermedio'», contó Villavicencio en el libro de Roque Di Pietro «Esta noche toca Charly».

Por otra parte, sobre la creación de «Intermedio», el director contó: «Me pidió un tema orquestal para el momento en que salían a la superficie los seres intraterrenos que vivían bajo tierra».

En una sesión, García llenó una parte del piano Steinway con papas fritas para dar con un sonido. Terminó inutilizable. El artista se tuvo que hacer cargo de la reparación. La gerencia del estudio decidió no devolverle los instrumentos a García hasta que la producción no se hiciera cargo de todos los gastos extras.

Cuenta la leyenda que hizo escuchar el álbum a los ejecutivos del sello discográfico y le dijeron que «hacía falta un tema comercial». Al día siguiente, en apenas 10 minutos, compuso «Chipi Chipi».

Al respecto, el músico luego le contó al periodista Carlos Polimeni: «Las canciones salieron en una semana, pero hacía tres años que estaba con la idea en la cabeza».

Y agregó: «Nunca dije que fuese una ópera. Odio las óperas. Ni quiero decir que es una obra conceptual. ‘La hija…’ ha ido cambiando de significación, porque ahora es de la gente y es lo que la gente entienda, no exactamente lo que yo pensé».

En total fueron 23 canciones y casi 70 minutos de música, lo máximo que podía entrar en un solo CD. La mezcla fue hecha por Joe Blaney en los estudios Chung King House of Metal, en Nueva York.

Etiquetas: ,