Metallica. Un nombre familiar. El séptimo artista -entre bandas y solistas- que más discos ha vendido en toda la historia de los Estados Unidos.
¿Quién hubiese pensado eso cuando, el 28 de octubre de 1981, el baterista Lars Ulrich le hizo al guitarrista y cantante James Hetfield una oferta que no pudo rechazar: «Tengo un track guardado para mi banda».
La verdad es que Lars no tenía una banda en ese momento, pero lo hizo el día en que James se unió a él. Los dos registraron su primera canción en un grabador barato con James cantando y tocando la guitarra rítmica. Lars tocando obedientemente la batería, ayudando con los arreglos musicales y actuando como mánager. Un amigo y compañero de Hetfield, Ron McGovney, se encargó del bajo y Dave Mustaine de la guitarra líder.
La banda adoptó el nombre de Metallica por sugerencia de un amigo, Ron Quintana, y rápidamente comenzó a dar conciertos en la zona de Los Ángeles, teloneando a bandas como Saxon. Finalmente grabó un demo semi-profesional llamado «No Life ‘Til Leather». La cinta comenzó a venderse en el under, con San Francisco y Nueva York como los lugares más receptivos.
Metallica ofreció dos conciertos en San Francisco y encontró a un público fiel. También conocieron a la incipiente banda Trauma, y lo más importante, a su bajista, Cliff Burton.
En Nueva York, una copia de «No Life ‘Til Leather» hizo su camino a la disquería de Jon Zazula, Metal Heaven. Zazula convocó rápidamente a Metallica para tocar algunos shows en la zona de Nueva York y grabar un álbum. La banda llegó a la «Gran Manzana» en un utilitario robado.
Dave Mustaine, en ese momento el guitarrista de la banda, estaba demostrando ser más problemático de lo que estos chicos podían manejar. Por lo tanto, un par de semanas después de su llegada, Mustaine fue expulsado del grupo, y el plomo Mark Whitakker sugirió a Kirk Hammett, de la banda Exodus, como reemplazante. Dos llamadas telefónicas y un vuelo más tarde, el 1 de abril de 1983, Kirk Hammett se unió a Metallica.
El resto es historia conocida.