Los primeros meses de 1975 encontraron a Queen de gira por los Estados Unidos, como cabeza de cartel por primera vez en su carrera (aunque también como teloneros de Styx y Kansas), haciendo su primer viaje a Japón (donde recibieron una recepción digna de la histéria Beatlemaníaca), y, en el caso del cantante Freddie Mercury, recibiendo el prestigioso premio Ivor Novello por su trabajo en «Killer Queen»
Todos estos logros, sin duda, aumentaron la confianza de la banda, ya que comenzaron a trabajar en nuevo material, tanto al unísono y de forma individual, para el álbum que pronto titularían «A Night at the Opera». Este disco sería producido por el ingeniero Roy Thomas Baker, y es seguro decir que ni la banda ni el productor podrían haber adivinado lo que Mercury tenía bajo la manga cuando empezó a improvisar tanto nuevas ideas y partes de canciones que había estado probando por años en la intimidad de su departamento de Kensington.
Según Baker, en una entrevista con Sound on Sound, su primera idea de lo que se estaba tramando vino cuando visitó al cantante de Queen en su casa, y Mercury tocó la sección inicial de balada de «Bohemian Rhapsody», para luego bromear, «¡Y aquí es donde viene la sección de ópera!». Mercury, Baker y los demás miembros de Queen -el guitarrista Brian May, el bajista John Deacon y el baterista Roger Taylor– entrarían a estudios después de tres semanas de ensayo para darle vida a esa alocada obra magna de Freddie.
Juntos pasaron mucho tiempo organizando, re-organizando, sumando, restando, y editando «Bohemian Rhapsody», tanto tiempo como el que la mayoría de las bandas de ese momento dedicaban a álbumes completos. Al final, la balada central de Mercury terminó con esos coros multi-track a capella característicos de Queen y un muy buen solo de May, una sección operística de un minuto de duración, luego un pasaje instrumental de heavy metal y, finalmente, una repetición de la melodía principal, desvaneciéndose suavemente.
40 años después, es el clímax operístico de la canción lo que sigue siendo lo más impresionante, casi sobrehumano, una realización que los obligó a trabajar entre 10 y 12 horas diarias durante un período de tres semanas. Cerca de 200 doblajes vocales hicieron falta con el fin de profundizar el coro. Y luego, cuando finalmente estaba terminada, su discográfica EMI quedó, por decirlo suavemente, muy impresionada.
Aunque, para ser justos, los ejecutivos estaban típicamente orientados a los negocios, y «Bohemian Rhapsody» dura casi seis minutos, mucho más allá del límite establecido por las radios comerciales. En su lugar, el sello sugirió publicar como primer single «You’re My Best Friend», un excelente tema de Deacon. Pero Queen no quería eso, y realizó un movimiento estratégico para demostrar a EMI que estaban equivocados.
Según el productor Roy Thomas Baker, él y la banda pasaron por alto esta decisión corporativa entregándole una copia de la canción al DJ Kenny Everett, de Capital Radio: «Teníamos una copia en cinta abierta pero le dijimos que sólo podía tenerla si nos prometía que no la iba a pasar al aire, mientras le guiñábamos un ojo…». El plan funcionó. Everett le mostró a sus oyentes sólo partes de la canción. Los pedidos de la audiencia se intensificaron cuando Everett pasó la canción completa en su programa, un total de 14 veces en dos días.
Los fans intentaron comprar el single el lunes siguiente, pero la respuesta en todas las disquerías era la misma: el single aun no estaba a la venta. Ese mismo fin de semana, Paul Drew, que dirigía las estaciones de RKO en los Estados, escuchó la canción en el programa de Everett en Londres. Consiguió una copia de la cinta y comenzó a pasar la canción en los Estados Unidos, lo que obligó al sello de Queen en ese país, Elektra, a publicar la canción.
Oficialmente lanzado en el Reino Unido el 31 de octubre de 1975, «Bohemian Rhapsody» sería número 1 en la Navidad y luego se mantendría en ese lugar durante nueve semanas. Sin duda, ayudó el pionero videoclip grabado por Queen para estar en el programa Top of the Pops.
Según May, el video fue realizado para evitar que la banda hiciera playback en Top of the Pops, ya que hubiese sido imposible reproducir en vivo en televisión una canción tan complejo.
Mientras tanto, el single también siguió su camino al número uno en Canadá, Nueva Zelanda, los Países Bajos y Bélgica, alcanzando el Top 10 en varios países y alcanzando el número 9 en Estados Unidos, donde con el tiempo se convertiría en un single de ventas millonarias.
«Bohemian Rhapsody» se erige como una de las canciones más vendidas de la historia del rock, y vuelve a cobrar vida cada vez que se la incluye en una película, un aviso comercial o en cualquier otro evento. En 2004, «Bohemian Rhapsody» fue incluida en el Salón de la Fama del Grammy.