«Let It Be», el disco póstumo de los Beatles, es uno de esos álbumes plagados de leyendas y misticismo. Uno de los trabajos fundamentales de la historia del rock porque, más allá de su inspirado contenido, fue el último que publicaron los Beatles (aunque fue grabado antes que «Abbey Road») el 8 de mayo de 1970, hace 45 años.
En enero de 1969, Paul McCartney había alquilado los estudios de Twickenham para empezar las sesiones que darían origen a «Let It Be».
El cuarteto de Liverpool acababa de publicar un LP doble, simplemente titulado «The Beatles» (aunque sería conocido por todos como el «Álbum Blanco»). Esta producción les demandó un fuerte ritmo de trabajo y también provocó las primeras discusiones serias en el seno del grupo.
El cambio de la psicodelia de estudio, de la cual los Beatles habían sido pioneros con «Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band», a un estilo más desnudo, fue representado por el seminal disco «Music from Big Pink» de The Band.
Así, en «Let It Be» McCartney quiso que los Beatles dejaran de regrabar una y otra vez para apostar por un sonido en vivo, más directo. John Lennon, en principio, apoyó esta idea, ya que su nueva pareja Yoko Ono le hizo adentrarse en la escena de la música experimental.
Lennon afirmó en retrospectiva que «A Paul se le ocurrió la idea de que primero ensayáramos, a lo Simon y Garfunkel, en busca de la perfección. Y, naturalmente, nosotros somos unos vagos. No estábamos motivados».
La memoria del guitarrista de la banda, George Harrison, coincide con el testimonio de Lennon y recuerda que «los estudios de Twickenham eran muy fríos y no una atmósfera agradable para trabajar, así que los abandonamos para ir a la sede Apple en Saville Row, donde instalamos un estudio».
George deja la banda
En esta densa atmósfera, Harrison llegó a abandonar las sesiones el 10 de enero, luego de una discusión con McCartney respecto a la ausencia de guitarrista principal en la canción «Two of Us».
Luego de una semana ensayando con Yoko Ono como improvisado cuarto miembro, y con versiones de canciones como «A Quick One: While He’s Away» de los Who debido al recuerdo pesaroso de George, el grupo volvió a juntarse el 22 de enero en el edificio Apple de Saville Row.
Lo que se encontraron allí fue un estudio realizado por el griego Alexis Mardas (conocido como «Magic Alex») totalmente inútil, por lo que debieron contactar con su productor George Martin para alquilar una mesa de mezclas conveniente.
Ante el mal ambiente, Harrison trajo al estadounidense Billy Preston, ya que afirmaba que era «interesante ver lo educada que es la gente cuando traés un invitado, porque no quieren que todo el mundo se entere del mal genio que tienen».
En los estudios de Apple las canciones comenzaron a fluir y en torno a una improvisación McCartney compuso «Get Back» y pudo terminar «I’ve Got a Feeling» sobre un pequeño fragmento escrito por John Lennon.
Muchas canciones del futuro «Abbey Road», que se lanzó antes que «Let It Be», fueron ensayadas en este periodo.
El concierto de la terraza
Ante la mejora de las sesiones y el clima de trabajo, el colofón fue el improvisado concierto en la terraza.
Ringo Starr reseña muy bien el espíritu de ese concierto al decir que «el plan era tocar en vivo en alguna parte, y estábamos pensando en dónde hacerlo: ‘Oh, en el Palladium o el Sahara’. Pero teníamos que habérnoslo llevado todo y decidimos rápido: ‘¡Vamos a la terraza!'». Allí tocaron «Get Back», «Don’t Let me Down», «Dig a Pony» y «One After 909».
La banda también había debatido sobre ese gran último concierto, con ideas locas como celebrarlo frente a las pirámides de Egipto con un público formado por beduinos del desierto. También sopesaron hacerlo en un hospital rodeados de niños enfermos y en un barco con miles de fans.
Así fue como, para sorpresa de los vecinos, se celebró el mítico último concierto de los Beatles, a la hora del almuerzo del 30 de enero de 1969. Y duró lo que tardó la policía en cortar por lo sano.
El disco
Las sesiones, que finalizaron los días posteriores con la grabación de las recordadas canciones de piano de Paul «Let it Be» y «The Long and Winding Road», acabaron dando varios singles de éxito.
Pero el disco hubo de esperar hasta mayo de 1970, ya que Paul McCartney y John Lennon se pelearon por el resultado final.
Recuerda Paul que «Cuando hicimos ‘Let It Be’ lo grabamos primero con Glyn Johns, que había hecho una mezcla muy desnuda, muy honesta, pero que me encantaba». Lennon consideró que casi dejó que saliera esa versión, que llegó a citar como «la peor porquría jamás grabada», para romper el «mito».
Al final, las grabaciones llegaron al productor de prestigio Phil Spector en 1970, que las «reprodujo» con unos arreglos contrarios al espíritu original del proyecto. Estos cambios, muy cargados (incluían una orquesta y coros), fueron claves para que McCartney dejara la banda en abril de ese mismo año 70.
La venganza final de Paul fue relanzar el disco sin arreglos en 2003 bajo el título «Let it Be Naked». Fuera de estas polémicas, el disco dejó verdaderos clásicos del pop como «Let it Be» y también divertidas parodias del emergente rock de raíces como «Get Back». Como dijo McCartney al productor Glyn Johns en los últimos días de las sesiones: «Te lo dije. Somos como el buen vino, mejoramos con el tiempo».
Estamos, por lo tanto, ante la despedida final de la más influyente banda del siglo XX, cuyo legado sigue absolutamente vigente a pesar del inexorable paso de los años. Pero es que lo que hicieron John, Paul, George y Ringo durante la década del 60 es difícil de olvidar. De hecho, nunca se olvidará porque trasciende a la propia música.