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Andrés Calamaro disparó contra «la izquierda de los papanatas»

15/02/2016 - Noticias
Andrés Calamaro disparó contra «la izquierda de los papanatas»

En una columna publicada en el diario ABC de Madrid, el músico Andrés Calamaro disparó contra la izquierda española, pero sus ideas también le caen como anillo al dedo a la argentina.

Descorazonado, el cantante y compositor cuestionó al populismo y a «la izquierda de los papanatas» por la supuesta «superioridad moral» que se adjudica y por no aceptar y condenar «las tradiciones, la liturgia y lo folclórico» de los pueblos.

Calamaro planteó duros cuestionamientos a la situación que se vive en España, pero sus planteos tienen un eco identificable con muchas de las cosas que ocurren en la Argentina y en la región.

Sus ideas apuntan contra la actitud personal y política de muchos que se identifican con la izquierda (o por qué no el progresismo), a los que no duda en calificar: «Narcisistas, charlatanes, inquisidores, puritanos y moralistas».

Su blanco, sobre todo, es Podemos, colectivo ideológico de izquierda liderado por Pablo Iglesias que pelea contra el Partido Popular y el Partido Socialista Obrero Español por ser el tercero y llegar, incluso, al gobierno.

Su rechazo a la tauromaquia -de la que Calamaro es defensor fervoroso- lo llevó a hacer una filosa crítica que supera los límites de la cuestión de la corrida de toros y los límites geográficos.

«No soy optimista con la izquierda de los papanatas, los resentidos, los antisistema, los antisemitas, animalistas y marginales culturales. No soy optimista con la izquierda de los narcisistas, charlatanes, inquisidores, puritanos y moralistas. No soy optimista con la izquierda de la prepotencia, con los pactos que no responden ni reflejan a las mayores voluntades, ni con las prohibiciones seriales o la promesa de una brecha en donde con suerte quedamos algunos de un lado y enfrente amigos, familia y conocidos separados por esa falla (eso si no caemos en el abismo de la brecha misma)», afirmó.

Y continuó: «El acoso y derribo de las libertades individuales (que nos disgustó cuando se estrenó la ley de mordazas) parece ir a más en el desdichado concierto de prohibicionismos de tonalidad populista: la persecución de la garrapiñada calórica, el acorralamiento de los nombres de las calles como maquillaje de solución a los problemas que importan realmente, el desenfocado enfoque en una corrupción que todos sospechamos o supimos en tanto hayamos leído los periódicos en algún momento de los últimos veinte años (conflicto improcedente pero bien solventado por un poder judicial que funciona, al punto de sentar en el banquillo a miembros de la Familia Real y la real aristocracia balompédica). Se desprecia la voluntad y la alegría de nosotros, la gente. Entre la gente me incluyo: mi tribuna no son los premios al cine y mi gremio es el más castigado por la indiferencia, las vueltas de la vida, la acción tributaria, las complicidades del sistema, el fluido digital que invita a vivir concentrado en una pantalla que nos hace esclavos de una realidad virtual en forma de embudo».

«No soy optimista con la nueva realidad porque es virtualmente una bomba de tiempo para el individualismo y la variedad cultural».

Leé la columna completa en el diario ABC.