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Brian Wilson, el atribulado genio creativo de Los Beach Boys, cumple 80 años

19/06/2022 - Retro
Brian Wilson, el atribulado genio creativo de Los Beach Boys, cumple 80 años

Acaso contra todos los pronósticos, debido a los serios problemas mentales que padeció durante gran parte de su vida, agravados por el excesivo consumo de drogas lisérgicas, este lunes 20 de junio cumple 80 años Brian Wilson, el genio musical de Los Beach Boys, creador de grandes éxitos que dieron vida al llamado surf rock, pero también responsable de monumentales piezas conceptuales, como el determinante disco «Pet Sounds».

Aunque es cierto que el olimpo rockero está lleno de historias de sobrevivientes a toda clase de excesos, el caso del hombre que puso a bailar al mundo en los 60 al ritmo de «Surfing U.S.A», «Fun, Fun, Fun», «I Get Around», «California Girls» y «Barbara Ann», entre otros, supera a cualquier otro, pues gran parte de su vida fue un verdadero tormento por el que desfilaron un padre abusivo, problemas mentales, excesos con drogas lisérgicas y un terapeuta controlador.

Pero también es cierto que si se habla de olimpo rockero, se hace alusión a figuras que marcaron a fuego la historia del género y, sin dudas, Brian Wilson ocupa un merecido sitial como autor de obras geniales que llegaron a competir de igual a igual con «Rubber Soul», «Revolver» y «Sargent Pepper’s Lonely Hearts Club Band», la inigualable trilogía de Los Beatles entre 1965 y 1967.

Es que detrás del genio creativo capaz de generar livianas melodías bailables, había un brillante compositor que consumió todo su caudal en el disco «Pet Sounds», de 1966; y que perdió definitivamente la cordura cuando, tras ese logro, quiso crear una obra maestra definitiva.

Y no es caprichosa le mención a la trilogía de álbumes de la banda de Liverpool, debido a que se trató de una etapa en la que Brian Wilson y Los Beatles, en especial Paul McCartney, entraron en una especie de competencia en hacer el disco más original y revolucionario, lo cual dejó un invalorable saldo para el público pero un devastador resultado para el líder de Los Beach Boys, que tardó más de 30 años en completar su trabajo.

Todo comenzó cuando el muchacho nacido en California, que desde hacía un tiempo sentía que el estilo musical que caracterizaba a su banda lo estancaba como músico, por lo que buscaba ampliar los límites estilísticos del grupo, cayó rendido ante la primera escucha del entonces flamante disco «Rubber Soul».

Consideró que Los Beatles habían alcanzado lo que él estaba buscando: un disco en el que no hubiera canciones de relleno, sino que todas fueran potenciales singles; con instrumentaciones originales y líricas que contaran historias atrapantes.

«Voy a hacer el disco de rock and roll más grande de la historia», le dijo fascinado a su compañera de entonces, quien no supo si era verdad lo que le estaba expresando o si solo era uno más de los tantos delirios que manifestaba en medio de sus habituales crisis mentales que le hacían escuchar voces internas.

Esa vez, fue verdad. Así nació «Pet Sounds», un maravilloso disco plagado de bellas armonías y brillantes orquestaciones, entre las que destacan «Wouldn’t it Be Nice» y «God Only Knows». Paul McCartney se maravilló con esta placa y pergeñó «Sargent Pepper’s…» para superarla.

La competencia concluyó con otra promesa de Wilson de hacer algo mejor, un álbum titulado «Smile» con el que se obsesionó al extremo en medio de una gran ingesta de LSD, hasta que escuchó en la radio «Strawberry Fields Forever». «Ya está, ya lo hicieron ellos», comentó amargamente a su interlocutor y se sumergió en sus devaneos mentales por largos años.

Desde el punto de vista personal, se trató del momento en que hizo explosión un cóctel que había empezado a prepararse en su infancia con un padre músico abusivo, llamado Murry, que volcó en su hijo sus frustraciones, en la mayoría de los casos, de manera violenta.

No conforme con el nivel de exigencia volcado en sus hijos, Murry Wilson manejó a su antojo a Los Beach Boys, la banda que conformarían sus hijos Brian, Dennis y Carl, junto a su primo Mick Love, y Al Jardine -amigo de Brian-, hasta que a mediados de los 60, en pleno apogeo comercial, el cerebro musical del grupo presentó con éxito una demanda para desplazar a su padre.

Además del control violento que ejercía su padre hacía él, Brian luchó desde muy joven con trastornos mentales que le hacían escuchar voces internas y lo sumergían en profundas depresiones. También era sordo de un oído, un situación que lo complicó por demás cuando apareció el sistema de sonido estéreo.

El muchacho que vendía una música divertida para que una despreocupada juventud estadounidense bailara en la arena entre zambullidas al mar para hacer surf, en realidad sufría demasiado y, para colmo, detestaba la playa. El consumo desmedido de ácido lisérgico empeoró las cosas para el joven californiano que se encaminaba a crear una obra cumbre y otra maldita, cuya producción causaría en su estado mental un efecto tan devastador como el del LSD.

En el plano musical, «Pet Sounds», como se mencionó antes, se anticipó en su carácter revolucionario a «Sargent Pepper’s…», con sus hermosas armonías -que ya despuntaban en los inicios del grupo con su alegre surf rock-, sus celestiales orquestaciones y su envolvente sonido, heredero del famoso «muro» creado por el productor Phil Spector, basado en la superposición de capas sonoras.

«Si alguien duda de la existencia de los ángeles, debería escuchar el puente instrumental de ‘God Only Knows'», elogió una vez el líder de U2, Bono, al hablar de una de sus grandes influencias.

Pero Brian Wilson quiso ir más allá aún y se embarcó en «Smile», con sesiones en las que se obsesionó con algún sonido en particular o llegó a extremos como llenar el piso del estudio con arena para «sentir el mar» mientras grababa, o poner brasas para crear la sensación de un incendio.

La obra naufragó en el espiral descendente a nivel mental en el que había caído este artista, lo cual también lo había alejado de Los Beach Boys, que siguieron su camino sin él e incluso tomaron su disco inconcluso como base para producir el inocuo «Smiley Smile».

Al errático andar de Wilson se le sumó el consumo de cocaína. La llegada del polémico terapeuta Eugene Landy lo ayudó a sacarlo de ese lugar, aunque a cambio de un control estricto sobre su vida, el cual se extendió al manejo de sus bienes, la firma como coautor de sus canciones y la participación en las ganancias.

Limpio de drogas y de vuelta al éxito en los 80 en su regreso a Los Beach Boys con el tema «Kokomo», Wilson encontró un nuevo y definitivo amor que lo ayudó a tomar distancia, incluso a través de resoluciones legales, de su terapeuta y lo alentó a terminar «Smile», sin que le importara si alguna obra de otro artista lo superara. Finalmente, en 2005, editó «Brian Wilson Presents SMILE».

El genio de Los Beach Boys aún lucha contra algunos demonios internos y contra la obesidad, pero al igual que muchos colegas del olimpo rockero, encontró su redención.


Por Hernani Natale (Télam)