Desde 1988, la guitarrista Carina Alfie integró varias bandas femeninas, como Rouge Band, Angel, Heroínas, Paysana o Lunátycas, hasta que en 1997 se lanzó como solista luego de compartir el escenario del Gran Rex con Steve Vai. Pero la guitarra eléctrica no fue su primer instrumento.
«Yo era chica, más o menos de 8 o 9 años, y obviamente arranco con la criolla, con una guitarra no eléctrica… la eléctrica vino recién a los 17 o 18 años», cuenta. «Mi hermana traía los discos de rock, de vinilo obviamente, traía desde Supertramp, Queen, Deep Purple, (Led) Zeppelin… no sé, todo. También Bee Gees y Carpenters, The Beatles… viste que antes la música era todo muy amplio, tenías bandas como Electric Light Orchestra hasta Los Rolling Stones, Ozzy Osbourne«.
Sobre sus influencias, amplía: «Empecé con Beatles y Queen que eran mis bandas favoritas y después seguí con Black Sabbath, Iron Maiden, Judas Priest y ahí empezó todo el tema de fanatizarme con los guitarristas, con Steve Vai, Joe Satriani, Yngwie Malmsteen, Vinnie Moore, Tony MacAlpine, Jon Petrucci, Marty Friedman, todos… los guitarristas de Ozzy Osbourne, desde Jake E. Lee a Randy Rhoads… y bueno, hasta el Tano Marciello, (Walter) Giardino, todos… te puedo nombrar millones, hasta Zakk Wylde. De todos he aprendido y sigo aprendiendo porque admiro a todos ellos, es como que yo me nutro de todos».
Alfie recuerda lo difícil que fue integrar bandas femeninas en un mundo dominado por grupos de hombres. Sin embargo, con trabajo, dedicación, buen sonido y prolijidad, pudo revertir los prejuicios, algo que sintió «desde Rouge Band hasta Lunátycas». «Me acuerdo que cuando fuimos a tocar en bomberos de Solano con Logos ya estaban diciendo algo hasta que nos escucharon tocar y vieron que hacíamos covers de V8 y que sonábamos muy bien, realmente nos dedicábamos», explica. «Te guste o no, éramos mujeres dedicadas y que ensayábamos tres veces por semana para lograr un sonido casi como un hombre… (risas) ¡Eso fue un chiste!… para mí la música no tiene género, si sonás bien te puede gustar o no, pero está bueno lograr un buen sonido y sonar prolijos, porque ahí te van a respetar y es lo que ocurrió».
La guitarrista reconoce que la autenticidad es una de las virtudes de un artista, y que el público lo valora. «Nunca hice otra cosa que no sea lo que sale de mí, y eso la gente lo ve, lo valora, ser honesta con lo que uno hace», expresa. Y aunque siempre se manejó sola, siempre es necesaria la ayuda externa: «Yo siempre fui una artista independiente, más allá de que tuve ayuda de un mánager pero no mucho más, no es que yo tengo alguien que me maneje o un agente o un mánager, siempre me están contratando. Sí cuando estuve en el sello de Steve Vai, o cuando tengo una distribuidora para los discos, tener un productor, tener alguien que te haga la tapa, no es que una hace todo sola porque sería muy egocéntrico decir ‘ay, yo hago todo y todo lo hago bien’… no, no, no, tenés fotógrafo, el que te hace el video, el que te hace la tapa, el stamper, la masterización del disco, hay muchos procesos».
Alfie reconoce que la música le permitió expresarse: «La música, yo siempre digo, es lo más lindo que hay, ya sea tocarla o escucharla. Todo el arte te cambia, te eleva, hace bien al alma, al cuerpo… es físico, mental y espiritual, es todo. Entonces, para lo que nos gusta tocar, componer y crear a mí la música me salvó en todo sentido desde muy chiquita para poder expresarme. En mi caso yo era muy tímida, a veces me costaba relacionarme en la escuela. Ya desde el jardín de infantes me decían ‘¡cantá, Carina, cantá!’.. Yo lo cuento desde mi experiencia que la música es una manera de expresar mis sentimientos y es mi profesión, se conjuga todo, entonces tengo un amor muy especial por la música… y pasión, obviamente, y dedicación».