Después de su monumental obra “La histeria argentina”, la banda marplatense Científicos Del Palo se puso a trabajar en su quinto disco, en el que siguen emparentándose con una línea de fuerte contenido social desde una mirada de base nacional y popular, pero retoman la sonoridad de un power trío con base en el rock y en un funky de la línea dura.
El disco abre con “Prólogo”, una lullaby, con una canción de cuna, que tiene como letra un decálogo, un manual de Instrucciones para los hijos en el cual los CDP advierten sobre “los planteos conservadores, el vertido de los emprendedores” con la voz de Pepo San Martín acompañado por una acústica y un interesante arreglo de cuerdas.
En “Tratar de tratar”, el trío retoma su lado de power trío con un gran trabajo en el bajo de Carlos Popete Andere y la batería de Sebastián Quintanilla. La carrera del músico independiente y autogestionado es revalidada por San Martín en la letra de “El que más dispara”, donde Andere mete nuevamente una base funky power rock a lo Red Hot Chili Peppers pero esta vez acompañado por el Divididos Catriel Ciavarella en batería, mientras San Martin se despacha con frases como «siempre he creído, aunque no he sido un gran trabajador, ser mi propio emprendedor” y un estribillo que destaca “conseguí tus armas para ir a la guerra”.
En el sobre interno del disco, Pepo cuenta que una anécdota con su abuelo y el disco “Herencia pa’ un gaucho” de José Larralde y ese espíritu salvaje e independiente del veterano folclorista esta vivo en canciones más calmas y arregladas como “Querer y saber”, donde los acompaña el Bersuit Pepe Céspedes en guitarras.
El estilo funky duro vuelve en “Las dos mitades” con interesantes arreglos de trompeta”, mientras cada canción aparece apoyada por frases de Larralde y por palabras inventadas por Emma, la hijo del vocalista y guitarrista de Científicos del Palo.
“El maravilloso mundo animal” abre con Andere aporreando su bajo, sumado a suaves acordes de piano de Sebastián Furman y el acompañamiento vocal de Ricardo Mollo en frases como “aunque el burgués sospeche hay gente buena leche. Hay lobos que son corderos y hay corderos traicioneros” y otras como “hay chabones sencillos, periodistas amarillos. Hay viejas reaccionarias y jefas autoritarias”, que le dan pie a la banda para meterle más firmeza y más fuerza a la canción.
Furman mete el piano en una hermosa balada pop “El gran depredador” arreglada como su hubiera pasado por las manos de Burt Bacharach, con delicados punteos de guitarra y los interesantes arreglos vocales de Balde Spósito, el ex Kapanga.
“No hay capitán si no hay marino” deja testimonio de la decisión de los CDP de regresar a ese camino que lo emparentaba con Divididos, de funky cruzado con rock duro y un rock alternativo, con buen gusto y mucho poder instrumental.
La línea criolla vuelve con “Milonga de la abundancia” que abre bien acústica, con arreglos de cuerdas, la hermosa participación de los acordeones de Valentín Scagliola y Lucas Rinaudo y una interesante dedicatoria de Pepo San Martin: “Sanz, Gloria Estefan, Shakira y Montaner rezaban porque un día Chávez dejara el poder. Pero lo que esos mierdas aún no han aprendido es que el comandante vive en el pueblo y su partido”.
Pablo Pino, el vocalista de los rosarinos de Cielo Razzo, aporta su voz en “Mantenerse en el camino”, una oda rockera, bien sónica a la coherencia. Otro invitado es Luciano Farelli de los alternativos santafesinos Parteplaneta que mete su voz en la psicópata y violenta “Taxi Driver”, donde otra vez la base se lleva todos los méritos.
El disco se cierra con “Viví ahora y calla para siempre” que mezcla el pop y el folclore con interesantes arreglos de cuerdas y de voces compartidas entre Lisandro Aristimuño y Pepo San Martín, que tiene un final épico con un enérgico solo de guitarra.
(Télam)