La banda rosarina The Killer Burritos publicó el mes pasado su álbum «Fugitivo», grabado durante la pandemia. «Está buenísimo, y está hecho también de una manera muy extraña», expresó el cantante y líder Coki Debernardi. «Está hecho en el peor momento de la pandemia, cuando no se podía salir ni nada. Está hecho a distancia, está todo grabado en triangulaciones wetransfereras de archivos que iban dando vueltas hasta que lo terminamos».
Debernardi agregó: «Fue producto también de la casualidad. Yo vi un poco el hastío al poco tiempo de eso, de lo que estaba pasando. Pensaba ‘me voy a cansar de esto, le voy a tener que buscar una vuelta o algo a todo esto’. Y se lo propuse a Franco Mascotti, que es el guitarrista y el técnico de grabación y todo salió muy de casualidad, porque está hecho en una piecita, en el living de mi casa».
La grabación de «Fugitiva» no estuvo exenta de contratiempos. «Al tecladista que grabó todo, Ricardo Vilaseca, a los cuatro o cinco meses de terminar el disco estuvo dos meses internado, un mes y medio en terapia casi a punto de morir, con las esperanzas ya casi perdidas», recordó Debernardi.
En ese momento, la grabación del álbum quedó en un segundo plano: «Ya nos olvidamos del disco y todo, no nos importaba nada eso… fue una situación muy extrema. Y después, milagrosamente, se puso bien, la sacamos adelante y empezamos a retomar el proyecto de mezclarlo, cantarlo de nuevo un poco mejor y hacerle todos los chiches que tiene el disco… porque es un disco con muchos juguetitos, por ahí para escuchar con auriculares si se puede».
El músico nacido en Cañada de Gómez insistió en el carácter azaroso del disco. «Fue producto también mucho del azar, pero también una azar buscado. Yo creo que uno busca el azar y que esas cosas pasen ¿no?… dentro de lo que uno puede», remarcó.
Otro de los inconvenientes a sortear fue la imposibilidad de probar las canciones en los shows en vivo. «A veces los discos tienen un recorrido porque los venís haciendo en vivo, venís tocando las canciones, probando… en este caso no se podía, no se pudo nunca probar», explicó. «Aparece de un modo azaroso en ese sentido, y con los elementos que teníamos y con la gente que podía estar disponible para hacerlo en ese momento. Había músicos que no tenían para grabar la batería en la casa. Después, cuando se pudo, grabamos unas baterías arriba y le hicimos más chiches».
También contó cómo surgió la última canción, «Los halcones de Tommy»: «Ya cuando se soltó todo me quedaba una idea de una de una canción, ‘Los halcones de Tommy’. Con Franco dijimos: ‘vamos a grabar a Lobos la última canción, yo te prometo que es la última’. Fuimos ahí, caímos a la casa que alquilaba Rodolfo (Fito) Páez en Lobos, y ahí al lado tiene una casa Tommy Lee Jones, y tenía unos halcones, unos bichos y nosotros nos hicimos la imaginación de que los había puesto él para custodiarla».
«Y escribimos una canción para dejar sentado el momento ese y la fuimos a grabar ahí también de una manera muy artesanal, con Rodolfo cantando. Yo no quería un featuring de Páez, un featuring en el que salga la voz de él para buscar clicks, porque no me da hacerlo con él, porque es de la familia. Entonces están las voces juntas, a la vez, y es como una voz nueva», sentenció.