El debut solista de Don Henley, «I Can’t Stand Still» de 1982, tuvo un desempeño respetable en las listas estadounidenses, llegó al puesto 24 y vendió más de medio millón de copias. Sin embargo, comparado con las alturas comerciales que había alcanzado como miembro de los Eagles, eso fue poca cosa y una declaración lejos de ser definitiva para un cantautor que buscaba definirse como un artista por derecho propio.
Dio un gran paso adelante con su segundo trabajo, «Building the Perfect Beast». Lanzado el 19 de noviembre de 1984, el álbum de 10 canciones mostró a Henley llevando su sonido más allá de los años 80, con todos los sintetizadores y programas de batería que eso implicaba, mientras redoblaba la apuesta por la conciencia social firmemente progresista que inspiró «I Can’t Stand Still» y profundizaba las observaciones puntuales sobre las relaciones humanas que siempre habían definido su mejor trabajo. Para algunos, los arreglos abarrotados y asistidos por máquinas del álbum pueden haber sonado como un intento de aferrarse a las tendencias actuales; sin embargo, para Henley, eran parte de su trabajo anterior.
«No me avergüenzo de haber estado en los Eagles. Creo que logramos mucho y agregamos música bastante buena a los anales del rock n’ roll», dijo Henley a Record. «Las canciones que estoy escribiendo ahora son simplemente extensiones de canciones que escribí entonces. Son versiones más maduras y concisas de esas canciones. Básicamente sigo siendo el mismo tipo y siento lo mismo sobre ciertas cosas. He madurado mucho sobre otras cosas, como las relaciones entre hombres y mujeres».
Al igual que en su álbum debut como solista, Henley trabajó en estrecha colaboración con un ex miembro de la banda de James Taylor, Danny Kortchmar, quien se había hecho un nombre como productor y coautor con muchos de los artistas del grupo de pares de Henley. Cuando se encerraron en el estudio para el proceso de dos años de composición y grabación de «Building the Perfect Beast», Henley y Kortchmar –alias «Kootch»– habían desarrollado un nivel de confianza y comunicación que le permitió a Henley la oportunidad de asumir nuevos riesgos.
«Escribir canciones no es un proceso tan íntimo como solía ser», admitió Henley durante una entrevista con In the Studio. «A veces, hoy en día –y no sé si esto es bueno o malo, pero parece funcionar– Danny simplemente me entrega un cassette con una pista musical y me lo llevo a casa y lo escribo solo, ya sea en el auto o en mi casa. Simplemente escucho la música y puedo decir en los primeros minutos si puedo escribir una canción, si sacará un concepto de mí. Tengo un banco de ideas en mi cabeza sobre las que quiero hablar, y puedo superponerlas en una pieza musical o no puedo».
Al igual que en «I Can’t Stand Still», Henley contrató a una larga lista de músicos de sesión para las pistas de «…Beast», reclutando a reconocidos sesionistas como el bajista Pino Palladino y el baterista Jim Keltner, así como a músicos que eran artistas discográficos por derecho propio, incluidos Randy Newman y miembros de Toto. Pero también se dedicó a construir la banda solista perfecta, con la vista puesta en mejorar su juego cuando llegara el momento de llevar las nuevas canciones a los escenarios.
«Quería gente nueva y fresca, así que simplemente salí a buscarla. Fui a clubes por toda la ciudad», dijo Henley más tarde sobre el arduo proceso de reunir nuevo personal. «Se corrió la voz y empezamos a conseguir voluntarios. Hice audiciones durante tres o cuatro semanas. Debí haber pasado por Dios sabe cuántos guitarristas. Fue insoportable».
Pero, señaló, valió la pena en términos de permitirle a Henley rodearse de lo que él consideraba una clase superior de músicos a los que estaba acostumbrado con los Eagles, particularmente en términos de comportamiento fuera del escenario. «No soy un sacerdote ni nada, pero no creo en hacer shows públicos, especialmente si estás en una banda de rock ‘n’ roll en un lugar público. Ya tenemos una reputación bastante mala en el rock ‘n’ roll», se encogió de hombros. «Todo el asunto del músico de rock como proscripto me parece bastante inmaduro y cursi ahora».
Henley no solo estaba más preocupado por mantener las cosas en orden en sus habitaciones de hotel, sino que había llegado a una forma diferente de pensar en lo que respecta a la presentación en el escenario para sus giras en solitario. «Esto es los años 80: ahora te vestís elegante, tenés luces. Ahora es el mundo del espectáculo. Ya no son los años 70 y 60; es completamente diferente», argumentó. «Fui a muchos conciertos en los últimos años. Fui a ver a Eurythmics varias veces, y a Paul Young, Tina Turner, un montón de conciertos. Ya no salís en jeans y nada más».
También fue más agresivo a la hora de conseguir apariciones especiales de amigos famosos y desconocidos, entre ellos Patty Smyth de Scandal, Lindsey Buckingham y el lugarteniente de Tom Petty durante mucho tiempo, Mike Campbell, el último de los cuales terminó coescribiendo el mayor éxito del disco, «The Boys of Summer». «Tengo mucho valor. Llamo a cualquiera», se rió. «Tenía miedo de que a algunas de esas personas no les gustara un viejo de los tranquilos años 70, ¿sabés? Y Patty dijo: ‘¿Me estás cargando? ¡Yo solía cantar ‘Witchy Woman’ cuando tenía 15 años!'».
Todo esto reflejaba la creciente confianza de Henley en sí mismo como artista solista, algo que, según él, se desarrolló lentamente después de que los Eagles se desintegraran. «Dije: ‘Dios, ¿puedo hacer esto solo?’ Pensé que tal vez debería formar otra banda. Entonces dije: ‘No, puedo hacer esto’. Bebí mucho whisky escocés mientras hacía ese primer álbum», admitió. «Y luego, cuando lo terminé, pensé: ‘Sí, puedo hacer esto’, así que este álbum me dio mucha más confianza… Me esforcé más y tomé más riesgos».
Esos riesgos dieron sus frutos después de que «Building the Perfect Beast» llegara a las disquerías. Un éxito Top 20, triple platino en los Estaxdos Unidos, el álbum generó una serie de grandes singles, incluidos cuatro éxitos pop Top 40: «The Boys of Summer» (Nº 5), «All She Wants to Do Is Dance» (Nº 9), «Not Enough Love in the World» (Nº 34) y «Sunset Grill» (Nº 22). Más impresionante aún es que el crossover pop de Henley (que incluyó una gran rotación en las playlist de música dance y adulto contemporáneo) no afectó su estatura en la radio de rock, donde cinco de los temas del álbum llegaron al Top 20 (y «The Boys of Summer» y «All She Wants to Do Is Dance» alcanzaron al número 1).
En 1985, Henley se había afianzado definitivamente como artista solista, un ascenso coronado con el Grammy a la Mejor Interpretación Vocal de Rock Masculina que recibió al año siguiente por «The Boys of Summer». Por supuesto, todo esto fue solo un preludio del nivel de éxito que alcanzaría con su siguiente álbum… pero esa es otra historia.