«Ahí vamos!», el disco publicado por Gustavo Cerati el 4 de abril de 2006, significó una buena noticia para el rock local, porque demostró que la canción había recuperado a uno de los más brillantes compositores de la generación de los 80, con una producción en la que la guitarra volvía a ser el instrumento vector de la música del exSoda Stéreo.
Con la idea de recuperar un perfil más rockero y cancionero, Cerati decidió ampliar su círculo de colaboradores y al reunirse con Richard Coleman recuperó una dupla que en los 80 amenazó con ser notable.
En «Ahí vamos!», Coleman compuso junto a Cerati las letras de cuatro canciones -«Uno entre 1000», «Caravana», «Dios nos libre» y «Jugo de Luna»- y tocó la guitarra en otro par, pero además integró la banda que acompañó al exSoda Stereo en la presentación del disco.
«Ahí vamos!» implicó una reunión de tres de los miembros originales de Fricción, ya que a Cerati y a Coleman se les unió Fernando Samalea aportando su batería en varias canciones, rol que también ocupó en las presentaciones del disco.
Además, en el álbum participaron Fernando Nalé (bajo), Leandro Fresco (teclados y sintetizadores), Pedro Moscuzza y Emanuel Cauvet (batería). Las coristas Lucía Gasparini y Paula Zotalis aportaron color en un disco que fue coproducido por Tweety González y en el que Cerati convocó a Bolsa González, baterista de Pappo, a tocar en dos canciones.
Al momento de su lanzamiento, Cerati definía así al álbum: «Es un disco que tiene guiños más identificables y concretos que los otros… Una de las consignas de este disco fue levantar los tempos. En vivo tenía la tendencia a acelerar lo que había hecho en los discos. Esta vez quería algo más aguerrido de entrada. Hay de todo, es el manual del Cerati ilustrado. Pasa por todas mis épocas, sin volver específicamente a ninguna».
El lanzamiento de «Ahí vamos» fue apoyado con la difusión de la balada «Crimen», en la que un piano «lennoniano» aportado por Tweety González le permite a Cerati saldar cuentas con su expareja Déborah de Corral.
Así como lo hizo con su exesposa, la chilena Cecilia Aménabar en la canción «Karaoke» del disco «Siempre es hoy», ahora le toca a De Corral pagar las facturas que su examante le pasa en «Crimen».
Cerati la compuso jugando un poco con una máquina, sacando fragmentos de temas de otros artistas, y que pensó en un momento en dársela a Shakira. El papel de Tweety González fue fundamental para que no quedara descartada del álbum.
«Coronaba un gran disco. Una gran balada que empieza con un piano y que termina con una viola. Parece un tema de Queen. Es más, le pedí que la guitarra la tocara al estilo de Brian May. Era un temazo y no quería que se perdiera. Lo había escuchado sin la letra terminada y me parecía increíble», recordó el productor.
El tema estuvo acompañado por un videoclip dirigido por Joaquín Cambre. «Me inspiró mucho cuando la escuché por primera vez. Me mandó el audio por mail y rápidamente me apareció la idea. Se la pasé y le encantó. Cuando nos encontramos en el estudio me transmitió mucha confianza. Agradezco que se arriesgó y se la jugó por mí».
El disco arranca con «Al fin sucede», una canción en la que la melodía y la densidad de las guitarras anunciaban el inicio de una nueva era en la carrera de Cerati, y el aire más pop del mejor aparece con «La excepción».
En esta canción, Cerati propone «hacer la excepción de estirar la cuerda y que durar sea mejor que arder», casi oponiéndose al axioma rockero de «arder antes que desvanecerse».
La densidad rockera se hace presente en «Uno entre 1000», primera canción compuesta por la dupla Cerati-Coleman, en la que el Bolsa González aportó un sonido durísimo de batería, sorprendiendo a oídos poco acostumbrados y prejuiciosos.
Y Cerati hace honor a los invitados, cantando entre susurros, eso de «cuando lo crea oportuno, abrir, abrir un hueco en el futuro, fundir, fundir un sueño mi sueño con el tuyo», en un estribillo épico. En esa canción Coleman coló el arsenal sónico de su guitarra y comparte las responsabilidades de solfear con Cerati.
El siniestro funky de «Caravana» merece los cuatro minutos que dura solo por la frase:» hay que cerrar los ojos para poder ver, el diablo no es más que un ángel con ansias de poder». Amén de cierto sonido que puede emparentarse con los mejores discos de Soda Stéreo como «Signos», «Canción animal» y «Dynamo», Cerati deja aparecer otra influencia, la de Luis Alberto Spinetta.
Sólo Spinetta y Cerati pueden componer canciones que lleven títulos como «Lago en el cielo» o «Jugo de Luna», y que la primera incluya frases como «sé por tus marcas cuanto has amado más de lo que prometiste», mientras Cerati y sus socios entregan una de las mejores canciones del álbum.
Un párrafo merece la gema pop «Adiós», compuesta por Cerati y su hijo Benito, en aquel entonces de solo 12 años, cuya letra tuvo un ida y vuelta entre ambos hasta que frases como «separarse de la especie por algo superior no es soberbia, es amor. No es soberbia, es amor, poder decir adiós es crecer».
Más densidad rockera llega de la mano de «Dios nos libre» -otra letra de autoría compartida con Coleman-, en la que Cerati suena tan sucio como nunca y entrega un solo cargado de acoples, mientras la canción habla de pecadores que se suben a «los excesos de este amor y tal vez veamos la revelación. Dios nos libre de rogar por más».
El deseo ha sido un componente clave de sus canciones y vuelve a ocupar ese rol en «Otra piel», una preciosura pop, acompañado de exquisitos arreglos de sintetizadores, el ex Soda canta «me contengo de amarte, hasta volverte a ver».
Y las guitarras vuelven a aparecer en «Médium», donde Cerati y Coleman aportan un sonido grandioso de las guitarras, mientras la letra habla de alguien que «está condenado a errar de amor en amor».
El disco cierra con la última canción compuesta durante los ensayos «Jugo de Luna», un canción metafísica a medio tempo, a la que Cerati le agregó voces y letra, cinco días antes de imprimir los CD y eso no se nota y embellece al track.
Este álbum, compuesto de 13 exitosas y melancólicas canciones que recorrieron el mundo en el marco de 70 conciertos en toda Latinoamérica, Estados Unidos y Europa, fue el que más streams suma en Spotify en su carrera como solista, superando los 351 millones de reproducciones.
Éxitos como «Crimen» -su canción más escuchada, que llegó a tener más de 138 millones de streams en Spotify, y ganó un premio a la Mejor Canción de Rock en los Grammy Latinos-, «Lago en el cielo» -con más de 39 millones-, «Adiós» -con más de 86 millones-, «Me quedo aquí» -con más de 25 millones-, y «La excepción» -con más de 11 millones-, marcaron a varias generaciones a través de los años.