El 26 de diciembre de 1998, Charly García publicó ‘El aguante», un álbum en el que profundizaba la búsqueda sonora iniciada con «La hija de la lágrima» (1994).
Después de «Filosofía barata y zapatos de goma» (1990), la discografía solista de Charly García se vería empapada en una temática más oscura, más lejana de aquel hacedor de hits que supo conquistar las radios en los años 80 (así y todo se destacaron algunos hits en los 90). Ese cambio sonoro era el reflejo de un estado de ánimo autodestructivo que lo acompañaría hasta su «internación» en la quinta-estudio de Palito Ortega.
Aquellos años fueron de total libertad creativa, aunque no siempre acompañada por el éxito. Más que composiciones estudiadas y ensayadas, en aquel momento su obra se decantaba más por la improvisación. Esa improvisación tal vez haya estado inspirada en el jazz: en su casa-estudio de la calle Fitz Roy puede verse una imagen de Miles Davis, maestro de la grabación sin red, apreciable en el documental «Existir sin vos» de Alejandro Chomski. Y eso se refleja en «El aguante».
Diego Dubarry, uno de sus colaboradores, explicó que, para él, el caos era el concepto. “Él decía que ‘El aguante’ era el aguante a ‘Say No More’, donde había cambiado el concepto sonoro. Después de haber grabado tantos discos, Charly se daba cuenta de que el sonido se había convertido en un estándar que hacía que otros quisieran hacer el disco por él. Pero él era el que quería tocar y hacer el disco”, recordó en declaraciones a Billboard. “No nos decía nada; solo ‘Vayan y graben’. Antes, en sus bandas de los 80, te pasaba lo que quería que tocaras, los arreglos estaban muy claros”.
En «El aguante» casi no hay composiciones nuevas, ya que la mayoría de los temas habían quedado afuera de otras producciones, o bien eran covers. El disco abre con «El aguante», precedido por una introducción donde se escuchan trinos de pájaros, teléfonos, aplausos, helicópteros…
«El ‘aguante’ es una expresión popular acá», decía García en 1998 en una entrevista con el diario chileno La Tercera. «A mí me han dicho ‘¡Qué aguante Charly!’. O podés decir ‘¡Qué aguante Boca o River!’. Yo siempre fui muy crítico, por eso de ser loco o ídolo o monstruo. Pero el aguante lo entendí e hice una cancion que dice eso, es un rocanrolazo. Hay que bancárselas y seguir».
En el álbum hay varias canciones de otros artistas, como «It Won’t Be Wrong» (The Byrds), «Tin Soldier» (Small Faces) y «Roll Over Beethoven» (Chuck Berry), traducido a un «Correte Beethoven» con una adaptación libre de la letra y una interpretación más cercana al funk que al rock. Además están «Pedro trabaja en el cine», canción de la época de Sui Generis que nunca se grabó, y «Dos edificios dorados», de David Lebón. Tal vez, uno de los pasajes más íntimos del disco sea «Tu arma en el sur», que Charly compuso para el disco debut de Fabiana Cantilo («Detectives»), y que aquí aparece más bien melancólica, con Joaquín Sabina como invitado.
«‘El aguante’ es síntesis y es, también, una retrospectiva. Lo que lo hace un disco sólido es la variedad de matices que tiene cada una de las canciones. El (buen) uso de cuerdas de los hermanos (Erika y Ulises) Di Salvo y también el aporte de la Sinfónica de Madrid. El regreso del saxo al rock argentino, tan mal utilizado en los 80, que ahora es todo sutileza con (Bernardo) Baraj y Mariela Chintalo. Y el rigor en el trabajo de coros, con María Gabriela Epumer y Chintalo», decía la crítica del diario Clarín, calificando al álbum como «Muy bueno».