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Cumple 30 años «Dynamo», el disco más arriesgado de Soda Stereo

01/10/2022 - Retro
Cumple 30 años «Dynamo», el disco más arriesgado de Soda Stereo

El 1 de octubre de 1992, Soda Stereo publicó «Dynamo», un disco que marcó un significativo cambio en relación al exitoso «Canción animal» (1990).

Ese álbum había ubicado a Soda Stereo en lo más alto del rock en español. Durante junio y julio de 1991, la banda ofreció catorce concierto en el teatro Gran Rex de Buenos Aires, superando el récord de Charly García de once fechas seguidas.

Eran semanas y meses completos de vivir casi en el aire, entre giras y shows por toda América, pero la agonía del padre de Gustavo Cerati marcó un quiebre y operó como un cable a tierra para el músico.

Entonces la agenda comenzó a ser más acotada. Los dos años de la «Gira Animal» fueron agotadores. La banda, naturalmente, sintió el golpe y se tomó un descanso.

Por esos días, cuando el principal motor de Soda Stereo no estaba en la clínica acompañando a su padre, se encerraba en el estudio de la banda a componer con Daniel Melero -tecladista y amigo cercano de Cerati, con quien compartió varios proyectos-, construyendo capas de sonidos con sintetizadores, buscando abrir desde ahí, en la dimensión abstracta del sonido, las puertas de su creatividad.

Así fue como nació «Colores santos» (1992), un disco hecho entre Cerati y Melero sin la trascendencia de sus trabajos con Soda Stereo, pero que sirvió como un descubrimiento de lo lejos que podía llegar sin la compañía de su banda.

Esa fue la chispa que encendió en Cerati el deseo de explorar nuevos territorios con Soda Stereo. Un factor clave fue contar con un estudio de grabación propio. Según Marcelo Fernández Bitar en «Soda Stereo, la biografía total», la banda tuvo la idea durante años y comenzaron a concretarla en la época de los conciertos en el Gran Rex, «con la ansiedad por probar las máquinas recién llegadas».

Supersónico, el estudio de grabación de Soda Stereo, «no pretendía ser un estudio acústico minucioso, sino que un lugar lleno de errores, para aprovecharse de ellos y convertirlos en virtudes», dice Zeta Bosio en la biografía más completa del grupo.

La dinámica de trabajo fue rescatar la magia y la espontaneidad de las primeras tomas. Esta producción significó un enorme giro a lo que venían haciendo: de trabajar con influencias new wave y post-punk, pasaron a otras ligadas al rock alternativo y experimental, particularmente el shoegazing.

Este movimiento underground originado en el Reino Unido a comienzos de los años 90 tuvo como referentes a bandas como My Bloody Valentine, Ride, Lush, The Boo Radleys y The Verve, entre otras.

Dentro de las características de este sonido se destacan los efectos utilizados en las guitarras. Estas poseen cierto nivel de distorsión y efectos como el reverb, flanger o chorus, que le otorgan una atmósfera hipnótica y psicodélica. Canciones como «Ameba», «En remolinos» y «Nuestra fe» son buenos ejemplos.

En relación a sus composiciones anteriores, este disco muestra una evolución del trío, que supo adoptar influencias extranjeras a un altísimo nivel, siendo pioneros en Latinoamérica en crear música perteneciente a esta corriente. «Lo bueno es que la gente asimila que cambiamos para sentirnos más vivos», había dicho Cerati en aquel momento.

«Claroscuro», «Toma la ruta» y «Texturas» exprimen las técnicas y suenan al más puro estilo shoegazing, algo nunca antes oído por sus seguidores.

En total, hicieron unas veinte canciones, de las cuales quedaron doce. El primer tema que completaron fue «Primavera 0», que se convirtió en el corte de difusión. «Es un disco de canciones, pero nunca habíamos tenido tanta libertad creativa», contó Cerati a la prensa.

Según el cantante, con el nuevo trabajo llevaron las cosas «hasta el límite de lo soportable». Cerati dijo que este disco «consistió en tomar ‘Canción animal’ y destruirlo. Es como si a ‘Canción animal’ lo hubiéramos metido dentro del agua. Y, a nivel sonoro, quisimos producir eso, las canciones tenían más que ver con algo hipnótico».

Las ventas fueron más bajas de lo esperado y el disco no tuvo una promoción y difusión adecuados, ya que en ese momento el grupo decidió cambiar de compañía discográfica. Al no ser un álbum tan masivo se convirtió en un objeto de culto por parte de los fans.

«Dynamo» es considerado un referente para muchísimos músicos y bandas. Esto se debe a la experimentación, calidad y complicidad musical demostrados por el trío en su realización.

El título del álbum, que hace referencia al generador eléctrico producto de la inducción electromagnética, fue sugerido por Daniel Melero. El disco se iba a llamar «Gol» hasta que un día Melero les preguntó si se acordaban de los dínamos que tenían las bicicletas cuando eran chicos. Los tres se miraron y entendieron que tenían el nombre definitivo para el álbum: así sonaban esas ideas musicales, como un flujo de electricidad transformado en canciones.

Como curiosidad, el álbum contiene la canción «Camaleón», en la cual Gustavo Cerati intercambia instrumentos con Zeta Bosio, tocando este último la guitarra y Cerati el bajo. Este cambio también lo hicieron en las presentaciones en vivo del tema.

Cerati dijo sobre «Dynamo»: «Llegó un momento en que no quisimos seguir inflando más al monstruo que habíamos creado. Las 250.000 personas en la 9 de julio fueron algo problemático porque, ¿adónde podíamos ir después? Ya estábamos medio podridos y cansados del grupo, y yo personalmente tenía pocas ganas de seguir, pero después de España encaramos el desafío de no perder las ganas de hacer música. Juntarnos fue duro, pero nos sorprendió lo que fue surgiendo. No es un disco tan radial, pero tampoco me parece tan experimental».

A 30 años de su lanzamiento, «Dynamo» es un disco que sigue sonando moderno.


Foto: Daniel Ackerman