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Cumple 40 años «Tiempos difíciles», el disco debut de Baglietto que abrió las puertas a la Trova Rosarina

01/05/2022 - Retro
Cumple 40 años «Tiempos difíciles», el disco debut de Baglietto que abrió las puertas a la Trova Rosarina

En mayo de 1982 llegó a las disquerías el álbum debut de Juan Carlos Baglietto y su banda, «Tiempos difíciles». Fue el punto de partida de lo que se conoció como la Trova Rosarina, un grupo de talentos que conmovió al país y quedó en la historia.

Fue en ese período lleno de dolor e incertidumbre que un grupo de desconocidos rosarinos liderados por un pelilargo de aspecto crístico pateó las puertas de lo sublime con un disco que quedó en la historia popular.

Baglietto era la figura arquetípica del juglar, el tipo con pinta de desamparado, andaba con una boina roja, jardinero blanco y muchas veces hasta descalzo. Esa figura conquistó a todo el país.

«Tiempos difíciles» fue una bisagra en el rock nacional, y también en la música argentina. Juan Carlos Baglietto, acompañado por un auténtico seleccionado -que incluía los nombres de Rubén Goldín (guitarra, composición y voz), Silvina Garré (voz), Fito Páez (teclado y composición), José Luis «Zappo» Aguilera (percusión), Sergio Sainz (bajo) y Luis Cerávolo (batería)- rompió con el modelo imperante de los cantautores (cuyos ejemplos más obvios eran Luis Alberto Spinetta y Charly García) e interpretando temas de otros (fundamentalmente Adrián Abonizio y Jorge Fandermole, además de Goldin y Páez) se convirtió en un éxito masivo, sin realizar ninguna concesión a lo comercial.

Baglietto había empezado su carrera unos diez años antes, cantando, tocando la guitarra y componiendo, pero dirigiendo esencialmente sus energías hacia el canto. Formó luego el grupo Irreal, que tuvo cierta repercusión en Buenos Aires y pasó por una serie de problemas antes de disolverse, a un mes de la grabación de su primer álbum.

A partir de ahí, continuó poniendo directamente su nombre al grupo, hasta que Julio Begliano (mánager de Facundo Cabral) los vio y los llevó como representantes de Rosario al encuentro musical que organizó una publicación. Al enterarse de la segunda participación en este festival, Baglietto completó su banda con los músicos antes mencionados, y recién a partir de ahí su grupo se consolidó.

Un punto de inflexión en la carrera de Baglietto, dueño de una voz realmente armónica y de variados matices, fue el festival La Falda ’82, evento en el que logró contraer y enfervorizar a un público no demasiado preocupado en escuchar música. Los hechos de violencia eran moneda corriente.

«Realmente antes de subir al escenario estábamos con mucho miedo por el desbordante estado de la gente», dijo Baglietto en una entrevista con la revista Pelo en abril de 1982. Silvina Garre agregó: «A nosotros nos dijeron antes de tocar que ‘matábamos o nos mataban’, así que imaginate la situación».

«Hay un grupo determinado de gente que utiliza este tipo de espectáculos para canalizar un montón de descarga agresiva», dijo «Zappo» Aguilera en la misma entrevista, mientras que Baglietto amplió: «Durante todo el año todos estos pibes que tiraron botellazos y monedas están en su lugar de origen, con la cabeza baja, y ven la posibilidad de que durante tres días nadie les diga nada, y descargan allí toda esa contención».

«Lo primero que cabe aclarar es que cuando llegamos a La Falda no nos conocía ni nuestra familia», dijo Baglietto en una entrevista con la agencia Télam en febrero de este año. «Habíamos grabado el disco en noviembre del 81 pero no había salido y Mario Luna (organizador del festival) nos quiso invitar no sé si llamado por la compañía… en principio teníamos un asombro tremendo por compartir con gente que veíamos solamente en las revistas como Charly García o Litto Nebbia«.

Los temas interpretados en La Falda por Juan Carlos Baglietto y su banda aquel 6 de febrero de 1982 fueron «La censura no existe», «Mirta, de regreso», «En la cuerda floja», «La vida es una moneda», «El témpano» y, como bis, nuevamente «Mirta, de regreso».

«Pasó una cosa increíble porque si bien Luna había pasado algunas de esas canciones por la radio, tampoco eran conocidas. Entonces salí solo con la guitarra para cantar ‘Mirta, de regreso’, que son ocho estrofas consecutivas sin estribillo y después con la banda como último tema o como bis y en esa segunda vez la gente ya la canturreaba», revivió el rosarino.

El intérprete agregó que «aquello fue muy emocionante y fue consagratorio pero lo realmente increíble fue al día siguiente porque Pedro y Pablo llegaban tarde y nos ofrecieron tocar de nuevo y se dio algo absolutamente sorprendente, porque la gente reconocía las canciones y cantaba parte de ellas».

Baglietto fue el gran nucleador, el tipo carismático que sedujo a Julio Avegliano, quien lo llevó a la discográfica EMI con el ofrecimiento de grabar un disco. Pero la oferta era para él solo. Sin embargo, Baglietto dijo que sin su gente no podía tocar y así sumó a toda la banda.

En una entrevista con Radio 2 de Rosario en febrero pasado, Baglietto recordó la grabación de «Tiempos difíciles»: «Pasamos de la experiencia de grabar en dos canales a una réplica del estudio de la EMI en Londres, donde grabaron Los Beatles. Además, compartir la grabación con músicos que admirábamos, como el Chango Farías Gómez«. «Era un sueño. Teníamos tanta pasión acumulada que se nos iba la vida en un acorde. Creo que nos marcó a todos», agregó sobre el álbum.

En el plano personal, Baglietto confió que el «éxito» de «Tiempos difíciles» «lo sacudió»: «Pasamos de ser ilustres desconocidos a que se escuchara nuestra música en las radios, o que mi foto esté empapelando la ciudad. Por suerte teníamos una historia atrás que hizo que no nos confundiéramos; una historia suficiente para no creernos lo que no éramos».

Sobre las diez canciones que integran el álbum –entre las que se encuentran «Puñal tras puñal», «Aunque mañana no estés» y «La vida es una moneda» (de Fito Páez) y «Sin luna» y «Dulce pájaro» (de Rubén Goldín), Baglietto indicó que la elección corrió por su cuenta aunque «consensuado con el grupo».

En la entrevista de abril de 1982, Baglietto admitía que en «Tiempos difíciles» hay tango. «No podría definir por qué ni cómo; no está buscado ni se respeta para nada la forma usual del tango, pero está. A mí personalmente me gusta el tango, pero no me interesan para nada esas ideas acerca de que ‘todo está mal’, ‘se me piró la mina’, ‘la mamita es lo más grande que hay’, el bulín y todos esos fatos. No, a mi me interesa el alma, la intención tanguera», manifestó.

Fito Páez, por su parte, también reconoció la influencia de la música ciudadana: «Al tango lo mamamos todos desde chiquitos, y queramos o no, lo tenemos en las venas, así como cada calle de Buenos Aires respira ese aire tanguero». A lo que Juan agregó: «También como intérprete me han influenciado (Joan Manuel) Serrat, Roque Narvaja y otros, y en cuanto a escuchar música, me gusta todo, desde (Atahualpa) Yupanqui hasta King Crimson«.

Al ser consultado recientemente en Radio 2 sobre si había «alguna canción» que le gustaba más que otra en aquella placa debut, Baglietto señaló que «me gustan todas», aunque destacó que «Mirta, de regreso» (de Adrián Abonizio) y «Era en abril» (de Jorge Fandermole) «fueron una bisagra». «Les tengo más respeto que a otras porque fueron las que me permitieron entrar en el corazón de la gente», acotó.

La crítica

En su número 164 de junio de 1982, la influyente revista Pelo publicó la crítica de «Tiempos difíciles».

«Buen título para un álbum, y tal vez el que más precisamente define su contenido. Baglietto es un músico rosarino que trascendió las fronteras de su provincia hasta conseguir interesar a una multinacional (que siempre se mostró renuente a la música argentina), que editó su primer long play».

«‘Tiempos difíciles’ es el trabajo de un típico cantautor bastante alejado de lo que es rock, al menos estilísticamente. ‘Mirta, de regreso’ se ha convertido en un auténtico éxito, justificadamente porque es la mejor canción del álbum».

«Baglietto posee una buena voz que entrega con desgarradora elocuencia; las canciones (que no son de su autoría) reflejan un mundo sórdido, triste, densamente sombrío. Los personajes son siempre perdedores, y una figura se recorta claramente a través de las historias: la muerte».

«Nadie puede atreverse a decir que en estos tiempos la música de Baglietto no tenga una razón de ser, pero tal vez tanta desazón y tragedia necesiten de un canto diferente, de un poco de esa estúpida sugestión que llaman esperanza. Tal vez sea solo un espejismo, pero es que ahora sí hay demasiada muerte como para cantarla».

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Por Rodolfo Poli (Especial para CRock)