El 25 de junio de 2009 nos dejó uno de los mejores artistas de la escena musical de todos los tiempos: Michael Jackson. La muerte lo sorprendió en su residencia en Holmby Hills, en Los Ángeles, justo en el momento en que estaba ensayando para una serie de conciertos que deberían haberse celebrado en Londres.
Esas presentaciones tendrían lugar el siguiente mes de julio y, además, en la conferencia de prensa de presentación, el cantante había declarado que «bajaría la cortina», que serían sus últimas actuaciones en vivo.
Los conciertos tuvieron un gancho mediático tan importante que lograron un éxito aterrador: los pedidos de entradas anticipadas fueron tan altos que los 10 shows anunciados originalmente se convirtieron en 50, todos agotados. Un millón de tickets fueron vendidos en cuestión de horas, constituyendo todo un récord.
Sin embargo, la trágica muerte provocada por una sobredosis de propofol, un potente calmante, hizo que el sueño de millones de fans que esperaban el regreso del «Rey del Pop» se desvaneciera bruscamente.
Cabe señalar que la tercera y última gira de Jackson había tenido lugar 12 años antes, entre 1996 y 1997, con el título de «HIStory World Tour». En 2001, Jackson había realizado sus últimos tres conciertos: los primeros dos los días 7 y 10 de septiembre, en el Madison Square Garden de Nueva York para celebrar sus 30 años de carrera solista. El tercero, denominado «United We Stand: What More Can I Give”, se llevó a cabo el 21 de octubre del mismo año en el Robert F. Kennedy Memorial Stadium en Washington DC. Se trató de un concierto benéfico organizado para conmemorar a las víctimas de los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Un extraordinario cantante definido por muchos expertos musicales y colegas como «una voz angelical», un bailarín capaz de revolucionar la historia de la danza a través de la invención de su propio estilo, con pasos de grandes artistas como James Brown y perfeccionados de tal manera que serían famosos, como el «moonwalk».
El eterno Peter Pan, siempre inmerso en una lucha eterna consigo mismo porque estéticamente no podía aceptarse como era, no tendrá un recordatorio como se merece. En la era del movimiento #MeToo, algunas grandes cadenas estadounidenses han decidido no programar nada en particular, para la producción de un musical en Broadway que se espera para el próximo año se rumorea que han surgido problemas económicos. Incluso su amigo, mentor y productor Quincy Jones ha transformado un concierto programado en Londres para celebrar la carrera de Jackson ha mutado en un tributo genérico a la música del cine.
La imagen de depredador sexual de niños y las acusaciones de acoso sexual de varios menores que habían visitado el rancho Neverland han eclipsado en gran medida el recuerdo del brillo fulgurante que emanaba , y que aún hoy emana la estrella de Michael Jackson a través de sus canciones. De hecho, muchos jóvenes bailarines actúan con los mismos pasos de baile y hasta hay miles de artistas que lo imitan. Los juicios en su contra comenzaron en 1993, la absolución se llevó a cabo en 2003, aunque en medio hubo muchos acuerdos extrajudiciales con las presuntas víctimas de abuso.
Michael, sin duda, representa un fenómeno musical sin precedentes. Dejó tres álbumes inmortales como «Off The Wall», «Thriller» y «Bad», que ingresaron de lleno en la historia de la música. También fue un ícono que revolucionó la forma de hacer música, un artista completo desde un punto de vista musical, así como un gran actor y excelente bailarín, que a través de legendarios videos y épicas actuaciones en vivo influyó en artistas de todo el mundo y de todas las generaciones Todos querían ser Michael Jackson.
La muerte de Jackson fue llamada «el evento de medios más grande de todos los tiempos» y la ceremonia del funeral público, que tuvo lugar el 7 de julio de 2009 en el Staples Center en Los Ángeles, fue seguida por una audiencia estimada entre 2,5 y 3 mil millones de personas en todo el mundo. convirtiéndolo en el evento televisivo más visto de la historia.
La duda que preocupa a millones, si no a miles de millones de fans de Michael Jackson, es saber si la estrella debe ser recordada por las inolvidables canciones y los mágicos pasos de baile, o si el hombre detrás de esa estrella debe ser condenado por su comportamiento hacia algunos niños. No hay una respuesta en la que todos puedan estar de acuerdo. Lo único que se puede hacer es rendir homenaje al artista como tal, mientras que en lo que respecta al juicio sobre la vida personal, quedan algunas dudas, pero sin ninguna certeza de culpabilidad.