El grupo uruguayo de rock El Cuarteto de Nos traerá su arrasador presente en vivo a escenarios argentinos con una serie que el 13 de mayo, a seis meses de su anterior presentación allí, lo devolverá al Movistar Arena porteño y que en agosto añadirá recitales en las ciudades de San Juan, Mendoza, Córdoba, Tucumán y Salta.
La vuelta del grupo al país en estos dos tramos se concretará en el marco de la gira latinoamericana «Lámina once» que comenzó en enero recorriendo ciudades de Uruguay, Chile, Guatemala, México, El Salvador, Venezuela y Colombia y que en junio visitará Europa con paradas en España, Alemania, Francia, Gran Bretaña e Irlanda.
«Poder encarar esta serie de conciertos nos está ratificando que no solamente crecemos cuantitativamente sino que el público que nos viene a ver y escuchar es abrumadoramente más joven», resalta -no sin asombro- Roberto Musso, cantante y compositor de El Cuarteto de Nos.
En una entrevista con la agencia Télam desde Montevideo en uno de los pocos altos de un tour que se sostiene con ritmo febril desde mediados de enero regalando el mayor suceso en los más de 40 años de historia de la banda, el artista arriesga que «a lo mejor este presente tenga que ver con que hay un público inquieto que quiere ver cuestiones distintas dentro de un formato de canción pop y rock alternativo».
«Es evidente -se explaya Musso- que nuestras canciones hablan de cuestiones más filosóficas y psicológicas a partir de temas contemporáneos pero sin caer en un lugar común y hablando a las emociones y a aquello que pasa».
Capaz de recoger algunas de estas experiencias que explican el fenómeno, el autor y vocalista señala que «cuando empezamos la audiencia de El Cuarteto era tan joven como nosotros, pero ahora el 80% del público es menor de 25 años y en Centroamérica nos han contado que nos escuchan pibes y pibas de 14 o 15 años que luego llevan a sus padres a nuestros shows».
La agrupación que reúne a Musso con Álvaro Pintos en batería, Santiago Tavella en bajo, Santiago Marrero en teclados y programaciones y Gustavo Antuña en guitarra, ya agotó las localidades de su vuelta al Movistar Arena, donde hizo una incendiaria actuación el 3 de noviembre de 2022.
«Fue tan fuerte lo que pasó aquella noche -confiesa Musso- que nos arriesgamos a volver en el marco de esta gira como si fuera un recital continuado del que dimos entonces. No será un espectáculo calcado a aquel pero sí con el mismo espíritu que es el más energético de toda nuestra historia».
Además de la presentación de mayo en el estadio del barrio porteño de Villa Crespo y después del paso europeo donde, por ejemplo, la banda tendrá su primera experiencia en Irlanda del Norte, en agosto volverá al país para ofrecer otros cinco conciertos.
La gira local comenzará el miércoles 23 en la Sala Del Sol de San Juan, el 24 llegará al Auditorio Ángel Bustelo de Mendoza, el viernes recalará en el Quality Espacio de Córdoba, el 26 estará en el Club Floresta tucumano y se despedirá el domingo en el Teatro Provincial de Salta.
P: Es por demás claro el fenómeno de El Cuarteto de Nos en Latinoamérica ¿ahora creen que podrán replicarlo en Europa?
Roberto Musso: No lo sabemos con tanta precisión porque no vamos desde 2019, pero lo cierto es que los lugares donde tocaremos ahora, de movida, son más grandes que los que nos recibieron la última vez.
P: ¿Y qué es lo que pasa en Uruguay?
RM: Valoro muchísimo que después de 40 años todavía haya gente que te pare por la calle o te pida una foto pese a que existe una carga del imaginario popular colectivo diferente. Y además también se produce ese recambio generacional que se da en otro países pero a la inversa: acá los padres llevan a los hijos a los recitales.
P: ¿Puede pensarse que ustedes desde el lado del rock y Fernando Cabrera en la canción están siendo puntales de una nueva y lograda lírica que desde Uruguay hace aportes a la música popular?
RM: No lo sé pero mencionaste a Fernando Cabrera que para mí es el uno de los compositores uruguayos y a quien iba a ver desde muy jovencito. Tal vez ambos tenemos en común la intención de levantar la mira, de no subestimar al público, de ir proponiendo cada vez cosas más complejas y que eso genere contagio, más audiencia y que se mueva mucho el músculo, el músculo de acá (dice señalándose la cabeza).
P: ¿El hecho de que este fenómeno los esté agarrando más aplomados les evita la presión de tener que correr tras el éxito?
RM: Estamos viviendo la mejor época de El Cuarteto y cuanto más se amplifica la propuesta, eso te exige mucho más tiempo de dedicación, de responsabilidad, de profesionalización de un montón de cuestiones, pero para nosotros no existe presión alguna. Y eso también se nota en que el grupo humano está bárbaro, porque nos conocemos todas las mañas y, por ejemplo, tenemos calculado científicamente cuál es el tiempo exacto para salir de gira, volver a Montevideo y volver a salir en lugar de hacer un tour continuado de dos meses de duración. Por eso no me asusta el futuro porque este es un presente que va a ser un pasado muy cercano.
P: ¿Ese aplomo alcanza a la relación del grupo con el público que lo sigue?
RM: Totalmente. Tenemos un contacto muy fluido fans que nos cuentan historias personales increíbles a partir de la música de El Cuarteto de Nos y eso se potenció a partir de que accedimos a hacer los famosos «meet and greats» antes de los conciertos que en principio era algo que no me convencía mucho pero es tanta la adrenalina y la potencia energética que se genera allí que ahora los pedimos nosotros. Es como que te activas y subís con una cuestión de descarga impresionante.
P: Sobre esa energía de los recitales ¿hacés algún entrenamiento especial para bancar semejante exigencia?
RM: A nivel vocal estoy desde la época de «Habla tu espejo» (álbum de 2014) trabajando con el coach vocal uruguayo Andrés Martorell, que es un crack. Con él más que nada practico lo que es resistencia y calentamiento de cuerdas vocales, algo que no es técnica ni proyección ni nada por el estilo y eso me llevó a otro mundo increíble que es poder soportar ocho shows en nueve días con viaje incluido y conferencias de prensa, algo que el Roberto veinteañero no hubiera resistido y por cantar un par de veces se quedaba ronco por gritar. Desde lo atlético, mi ejercicio son los shows: esos más de 100 minutos por noche arriba del escenario son como mi personal trainer.
Por Sergio Arboleya (Télam)